El 71% de la población japonesa estaba a favor de la pena de muerte; un 16% a favor de su abolición, y el 13% restante NS/NC. Pero de esos 71%, ¿Cuántos habían visto una sala de ejecución con sus ojos? Nagisa Oshima nos introduce, narrándo él mismo, a hacer un tour en este lugar y ser partícipe del proceso de ejecución de un criminal. ¡¡Pasen y vean!!
Alocada e inclasificable película de la nueva ola de cine japonés que tantas perlas ha regalado y no precisamente por su sutileza. El ahorcamiento es una película que cuenta con una clara visión politizada sobre la sociedad japonesa y sus leyes.
La primera hora es un una velada de humor bizarro que deja unos diálogos y escenas para el recuerdo, donde los funcionarios ante su incapacidad de actuar cuando algo no sale como es previsto. Desde que comienza el film las situaciones de total incompetencia vendrá acompañado por esa sensación contraproducente en el que sientes unas ganas de reír sin parar pero por no llorar.
Lo mejor de todo es que este tono cómico va aumentando según se ven incapaces de conseguir su objetivo teniendo que actuar dejando unos momentos tan graciosos como surreslistas, y es que todo es un cachondeo el lío que montan para intentar conseguir que el condenado recupere la memoria.
El film que avanza muy rápido, quizá demasiado, va destapando no solo el pasado del condenado a muerte sino el perfil de los trabajadores y es cuando el film comienza a ponerse simbólico, donde para mí coge especialmente relevancia el oficial de educación con un claro perfil de inútil, racista y sexista que es claramente un reflejo de la sociedad japonesa y quizá esté rayándome más de la cuenta, pero creo que el que precisamente este engendro sea oficial de EDUCACIÓN es una pista de hacia dónde quiere apuntar (y disparar) el autor.
Como dije antes, el film avanza demasiado rápido y pasado el tiempo se hace pesado, a lo que hay que culpar la ambientación en un lugar cerrado y que se hace excesivamente lineal. Por suerte, tras la primera hora ya acabada hay un cambio de aires que no hace más que acrecentar esta rareza ya que las situaciones se vuelven extremadamente surrealistas e incluso hay un elemento fantasmal. Cosas de la nueva ola del cine japonés, hacían lo que les salía de las narices dejando filmes irrepetibles por su rareza y aporte artístico.
Sinceramente, desconecté un poco de los elementos puramente simbólicos como el espectro que nadie puede ver o ese final tan a la japonesa a pesar de que el contenido es indudablemente, apasionante, digna de estudio y reflexión en el que la visión política del autor sobre la pena de muerte se fusiona con el resto de reflexiones y/o críticas que abunda el film: la ya comentada incompetencia de los funcionarios, las leyes, pobreza, nacionalismo, religión,, el racismo social, y...¿quizá también en la reinserción de los criminales?
Lo dicho al principio, una locura, mucha mala baba y muchas rayadas es lo que contiene El ahorcamiento. Ver para creer.
elalfon
8
El 71% de la población japonesa estaba a favor de la pena de muerte; un 16% a favor de su abolición, y el 13% restante NS/NC. Pero de esos 71%, ¿Cuántos habían visto una sala de ejecución con sus ojos? Nagisa Oshima nos introduce, narrándo él mismo, a hacer un tour en este lugar y ser partícipe del proceso de ejecución de un criminal. ¡¡Pasen y vean!!
Alocada e inclasificable película de la nueva ola de cine japonés que tantas perlas ha regalado y no precisamente por su sutileza. El ahorcamiento es una película que cuenta con una clara visión politizada sobre la sociedad japonesa y sus leyes.
La primera hora es un una velada de humor bizarro que deja unos diálogos y escenas para el recuerdo, donde los funcionarios ante su incapacidad de actuar cuando algo no sale como es previsto. Desde que comienza el film las situaciones de total incompetencia vendrá acompañado por esa sensación contraproducente en el que sientes unas ganas de reír sin parar pero por no llorar.
Lo mejor de todo es que este tono cómico va aumentando según se ven incapaces de conseguir su objetivo teniendo que actuar dejando unos momentos tan graciosos como surreslistas, y es que todo es un cachondeo el lío que montan para intentar conseguir que el condenado recupere la memoria.
El film que avanza muy rápido, quizá demasiado, va destapando no solo el pasado del condenado a muerte sino el perfil de los trabajadores y es cuando el film comienza a ponerse simbólico, donde para mí coge especialmente relevancia el oficial de educación con un claro perfil de inútil, racista y sexista que es claramente un reflejo de la sociedad japonesa y quizá esté rayándome más de la cuenta, pero creo que el que precisamente este engendro sea oficial de EDUCACIÓN es una pista de hacia dónde quiere apuntar (y disparar) el autor.
Como dije antes, el film avanza demasiado rápido y pasado el tiempo se hace pesado, a lo que hay que culpar la ambientación en un lugar cerrado y que se hace excesivamente lineal. Por suerte, tras la primera hora ya acabada hay un cambio de aires que no hace más que acrecentar esta rareza ya que las situaciones se vuelven extremadamente surrealistas e incluso hay un elemento fantasmal. Cosas de la nueva ola del cine japonés, hacían lo que les salía de las narices dejando filmes irrepetibles por su rareza y aporte artístico.
Sinceramente, desconecté un poco de los elementos puramente simbólicos como el espectro que nadie puede ver o ese final tan a la japonesa a pesar de que el contenido es indudablemente, apasionante, digna de estudio y reflexión en el que la visión política del autor sobre la pena de muerte se fusiona con el resto de reflexiones y/o críticas que abunda el film: la ya comentada incompetencia de los funcionarios, las leyes, pobreza, nacionalismo, religión,, el racismo social, y...¿quizá también en la reinserción de los criminales?
Lo dicho al principio, una locura, mucha mala baba y muchas rayadas es lo que contiene El ahorcamiento. Ver para creer.
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