Ficha Robin Hood, Príncipe de los Ladrones

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Críticas de Robin Hood, Príncipe de los Ladrones (1)


mahotsukai

  • 2 Oct 2019

8



Entretenido film de aventuras basado en el legendario personaje medieval Robin Hood, dirigido por Kevin Reynolds y protagonizada por Kevin Costner, Morgan Freeman y Alan Rickman.

Robin de Locksley es un noble inglés que logra escapar de su cautiverio en Jerusalén, durante la tercera cruzada. De regreso en Inglaterra, junto al musulman Azeem, descubre que su padre fue condenado y ejecutado por brujería por el déspota George de Nottingham, sheriff del condado, quien además declara a Robin como proscrito de la justicia, obligándolo a huir al Bosque de Sherwood. Alzándose como líder de un grupo de ladrones que habitan el bosque, Robin luchará por recuperar el honor de su familia y acabar con Nottingham.

Al igual que el Rey Arturo y otros personajes medievales legendarios, la figura de Robin Hood contínua a la fecha deambulando en la bruma de la realidad y la ficción. La mayoría de los historiadores coinciden en hablar de más de un forajido con el apodo de “Robin Hood”, aunque existe evidencia de un tal Robert Hood en un documento legal de 1226, al que califican de forajido y que coincidiría con el contexto que la gran mayoría de las historias de Robin citan, a fines del reinado de Ricardo Corazón de León (1157-1199) e inicios del de su heredero, el inepto Juan Sin Tierra (1199-1216). Como sea, no hay consenso al respecto ya que hay algunas crónicas que hablan de las andanzas de Hood hacia 1322 y 1324, lo que lo ubicaría en un período bastante posterior, sin embargo, sí de que se trataría de un héroe popular creado por las clases bajas, como en otros cantares de gesta o narraciones populares en donde los pobres, desposeídos y perseguidos por la ley, se salen con la suya y burlan la justicia de los poderosos, aquella que sólo éstos últimos pueden comprar.

Arquetípico héroe y forajido del folclore inglés medieval por excelencia, Robin Hood coqueteó con el cine desde sus inicios, con la primera adaptación muda “Robin Hood” (1922) de Allan Dwan y protagonizada por Douglas Fairbanks y la clásica versión “The Adventures of Robin Hood” (1938) de Michael Curtiz y William Keighley, protagonizada por el icónico Errol Flynn. Posteriormente, se rodarían las discretas “The Adventures of Robin Hood and His Merrie Men” (1952) de Ken Annakin, “The Men of Sherwood Forest” (1954) de Val Guest, la romántica “Robin and Marion” (1976) de Richard Lester, con Sean Connery y Audrey Hepburn. Sin embargo, sería en los 90s cuando algunos directores decidieran “resucitar” el cine de capa y espada, por lo que Robin Hood volvería al celuloide con dos adaptaciones en 1991: la modesta adaptación “Robin Hood” de John Irvin y la superproducción que nos atañe en esta crítica.

Habiendo coincidido en “Fandango” (1985), producida por Steven Spielberg, Reynolds y Costner vuelven a unir esfuerzos, pero esta vez con éste último convertido en superestrella de Hollywood, tras ser multipremiado en “Danza con Lobos” (1990). Este punto no deja de ser interesante, considerando que la crítica no escatimó en poner un cortaguas entre el film y Costner, siendo éste último muy criticado por usar este film como una mera vitrina de lucimiento personal. Lo anterior es evidente, sin embargo, la película como narración cumple con creces en cuanto a ritmo y exposición narrativa, a pesar de tener algunas incoherencias de este tipo.

Una de las razones por las que tal vez el guión de Pen Densham y John Watson funciona en líneas generales es porque ambos son quienes se encargaron de la producción del film, junto a Richard Barton Lewis, de manera que el espíritu aventurero que el film respira de principio a fin, a pesar de la inclusión de elementos cómicos y románticos, termina por imponerse en la eterna y siempre efectiva –en términos del cine de aventuras- exposición de héroes y villanos.

En ese sentido, a pesar de que incluirá algunos elementos fantásticos, el guión intenta recrear un histórico Robin Hood, con un prólogo que lo sitúa en una mazmorra sarracena, a punto de ser mutilado por los dementes captores. La idea de tener un compañero musulman, poco probable, al fin de cuentas, le permite al personaje de Hood mostrarse, según veremos luego cuando Marion le recrimine su inmadurez y ego, mostrar una faceta emocional progresiva, como es el hecho de haber enfrentado la muerte cara a cara, muy lejos de casa. De la misma forma, permite introducir algunos valores como el compañerismo, la lealtad y la tolerancia racial, elementos que sabemos eran muy poco valorados y respetados en una época en que la barberie y la dominación eran pan de cada día.

Otro elemento interesante del guión es el tratamiento de las razones por las que Robin de Locksley decide unirse y liderar al grupo de proscritos que se refugian en el Bosque de Sherwood. En esta ocasión, lo que moverá a Robin no será sólo un intento por recuperar un estatus noble o un atisbo de justicia y ética de liberar a los pobres del yugo del Sheriff, sino un afán de venganza cuidadosamente velado bajo una veta narrativa romántica, cuando Locksley agregue a la lista de cuentas que necesita ajustar con Nottingham –que no es breve, ya que asesinó y vejó a su padre, confiscó sus tierras y títulos, lo declaró proscrito, asaltó la pequeña aldea de los ladrones en el interior de Sherwood- que éste secuestre a la mujer que ama, la obligue a a casarse e intente violarla. Si Robin de Locksley no tiene suficientes motivos para acabar con el Sheriff, entonces, de qué estamos hablando.

Uno de los elementos que se le puede criticar al guión, y dependerá siempre de cómo lo vea el espectador, es la sensación de que el personaje del Sheriff de Nottingham parezca más interesante y carismático que el del propio Robin Hood. Puede que ello se deba a que la cultura popular se haya encargado de exponer de forma más recurrente al héroe y por lo tanto no se necesite ahondar más en su personalidad, sin embargo, lo que sí se debe destacar es George de Nottingham alcanza niveles de villano entrañable, en gran medida gracias al genio interpretativo de Alan Rickman, en una mezcla de déspota y niñote, que resulta imposible no empatizar con el público, curiosamente.

El trabajo técnico del film, entiéndase la dirección de arte de Fred Carter y los decorados de Peter Young resultan efectivos a la hora de recrear la vida medieval en castillos y en el Bosque de Sherwood. En el caso de las fortalezas medievales, se filmó en las murallas y las torres de Carcassone, en Aude, Francia, considerado el gran grande complejo medieval que sigue en pie hasta la fecha, y que representa Nottingham y su castillo. Para el castillo de Lord Locksley, se escogió el ruinoso Castillo de Wardour, Wiltshire, Inglaterra, mientras que para la casa de Marian, se eligió el Priorato de Hulne, Northumberland, Inglaterra.

En el caso de las escenas en exteriores naturales y del Bosque de Sherwood, se filmó en los hayedos de Burnham, Buckinghamshire, en donde se filmaron las escenas de la aldea improvisada de los proscritos. El enfrentamiento entre Robin y el Pequeño Juan fue rodado en Aysgarth Falls, Yorkshire, y el lugar en que Marion ve a Robin bañándose en Hardraw Force, Northern Yorkshire. Otros escenarios naturales destacables son los Acantilados de Creta, Six Sisters, Sussex, en la escena en la que Robin regresa a Inglaterra desde Tierra Santa, y el Muro de Adriano, en donde se filmó el primer enfrentamiento de Robin con los acólitos de Nottingham.

Como ya mencioné, Reynolds logró reunir un sólido reparto para el film, acertando principalmente en el reparto secundario, con variopintos personajes. Kevin Costner aprueba como Robin Hood, pero en ningún caso se convirtió en el actor ícono del personaje, ni tampoco destila demasiado carisma, a lo que se sumó que la crítica le cuestionara su acento inglés. Morgan Freeman (“Driving Miss Daisy”, 1989; “Seven”, 1995; “Million Dollar Baby”, 2005) es el Moro Azeem, un personaje simpatico y que le otorga al film la cuota de seriedad y sabiduría, a pesar de ser poco probable en términos históricos. Alan Rickman (Saga “Duro de Matar”, 1989; “Harry Potter”, 2001-2011) es George, el Sheriff de Nottingham, el carismático villano que deambula entre su espíritu tirano y una maldad con esencia pueril y antojadiza, siendo lejos lo mejor en cuanto a actuaciones. Y Mary Elizabeth Mastrantonio (“Scarface”, 1983; “The Color of Money”, 1986; “The Abyss”, 1989) es Marion Dubbois, cuestionada por sus pocos atributos físicos para encarnar a la bella mujer que le quita el sueño a Robin Hood, tampoco regala una actuación destacable que acallara las críticas.

Por su parte, un joven pero ya conocido Christian Slater (“El nombre de la Rosa”, 1986; “Entrevista con el Vampiro”, 1994, “Nymphomaniac”, 2013) es Will Scarlet, quien se presenta como uno de los antagonistas directos de Robin hasta que devela que es su hermano bastardo; la experimentada actriz británica Geraldine McEwan (“Henry V”, 1989; “Vanity Fair”, 2004) es Mortianna, la bruja que crió al Sheriff de Nottingham y su aliada diabólica; Michael Wincott (“1492, La Conquista del Paraíso”, 1992; “El Cuervo”, 1994; “Deadman”, 1995) es el cruel Guy de Gisbourne, primo y asesino de Nottingham; Nick Brimble (“Frankenstein Unbound”, 1990; A Knight’s tale”, 2001) es el simpático y leal amigo de Robin, el Pequeño Juan; Brian Blessed (“Henry V”, 1989; “Hamlet”, 1996) es Lord Locksley, el padre de Robin, enjuiciado falsamente como adorador del diablo y ejecutado; Mike McShane (”Richie Rich”, 1994) es el divertido Fraile Tuck, que termina siendo el párroco de los proscritos; Harold Innocent (“Brazil”, 1985; “Buster”, 1988) es el corrupto obispo de Hereford; y Walter Sparrow (“El jardín secreto”, 1993), como el leal mayordomo de los Locksley.

Michael Kamen (“Arma Mortal”, 1987; “Las Aventuras del Barón Münchhausen”, 1988; “Duro de Matar”, 1989) fue el encargado de componer la banda sonora del film, en donde destaca irremediablemente la melodía “(Everything I do) I do it for you”, que el guitarrista canadiense Bryan Adams adaptó en formato popular, y que le significó ocupar el primer lugar del Billboard británico por un año y 4 meses, siendo además un éxito en todo el mundo. Nominada al Óscar a la Mejor Canción Original, perdería el premio ante “La Bella y la Bestia” de Alan Menken y Howard Ashman.

En resumen, una película entretenida y familiar, un ejemplo sólido de buen cine de aventuras, que cumple con creces en ofrecer una historia dinámica pero que pudo haber aventurado más en el rol de los villanos.

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