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Es la mejor de la saga después de la primera, a ratos incluso la supera. No se libra nunca de ese aire a producto prefabricado y sin alma, donde cada fantasmada parece empeñada en superar a la anterior, pero al menos en esta cuarta entrega se nota un cierto tono autoparódico que es de agradecer. Los actores cumplen, el argumento se sigue con interés, con cierto gustillo al cine de espionaje de los setenta y ochenta, y es que tenemos a los americanos, los rusos, una amenaza nuclear de fondo y hasta un protagonista que se verá forzado a demostrar su inocencia. El gran acierto de Bird en esta entrega ha sido el de suprimir las partes románticas de la trama dotando a la película de mucha más acción, vértigo y espectacularidad, gracias a una lucha constante contra el reloj. La recomiendo por que he pasado un rato agradable y en ningún momento he tenido la sensación de que me estuvieran tomando el pelo.

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