No soy fan del western, nunca me ha interesado, pero tras verme por segunda Sin Perdón no puedo hacer otra cosa que no sea ponerme a los pies de Clint Eastwood y besárselos como si no existiera el mañana por dejar este clásico, no solo del western sino del cine.
Quizá una de las razones por las que nunca me ha entusiasmado este género es por sus múltiples tópicos que siempre he visto que se cumplen en todas las películas de este género. Pues bien, Eastwood que se encargó años atrás de interpretar a uno de esos pistoleros tópicos (Pero sin ser nada malo) coge, y escribe un guión donde no solo se aleja de todos esos tópicos que siempre han estado en las películas del oeste, sino que cuando se cumplen ocurren para darle un punto y final a la película soberbia.
¿Cuál es ese tópico? Bueno, en los western que he visto los protagonistas siempre son personajes que no son capaces de solar una frase sin ser geniales, con una puntería que da miedo y una sangre fría para acabar con cualquier vida que ose obstaculizarle el camino. Sin embargo aquí Eastwood está viejo y se le ha pasado el arroz, ni siquiera es capaz de subirse al caballo sin dificultades.
Pero la verdadera genialidad de este film radica en como se dibuja la personalidad de cada personaje. Todos, absolutamente todos tienen una personalidad que se va viendo según avanza el film y van evolucionando según avanza esa filosofía del film sobre la vida y sobre todo, a las historias y leyendas del pasado de figuras humanas. Ya se sabe que las batallas la cuentan quienes las ganan, pues ahí está la clave para entender gran parte de esta disección milimetrada de las figuras magnas.
Todos los personajes están espectaculares, y quiero destacar a Gene Hackman que interpreta de maravilla un personaje que hace el papel de antagonista, pero a diferencia de lo que suelen ser los antagonistas en estas historias, este sheriff siempre tiene un motivo por el cual se va moviendo, lo cual no deja de ser un personajes de lo más cabrón que es lo que provoca el punto de partida de esta historia. Ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos.
Sobre el final, si que tengo que admitir que me parece bastante inverosímil ese tiroteo PERO, hay ciertos detalles en el film que hace que incluso los fallos de los pistoleros tengan una razón de ser. Pero lo fundamental de ello es el cambio de Eastwood, y es que merece la pena no por los tiros sino por esa mala historia que se gasta, da verdadero miedo lo cabrón que se vuelve.
Por lo demás, se puede caracterizar tanto en ambiente como en guión y acontecimientos como sobrecogedor, frío y carismático, poco hay que decir que no se sepa.
Y vuelvo a repetir lo que he dicho al principio, no he visto demasiado western como para afirmar que este es uno de los mejores (Si no el mejor), pero por lo menos a mi gusto personal pocos habrán que consigan superar esta película, pues su humanidad me invade, me atrapa.
elalfon
9
No soy fan del western, nunca me ha interesado, pero tras verme por segunda Sin Perdón no puedo hacer otra cosa que no sea ponerme a los pies de Clint Eastwood y besárselos como si no existiera el mañana por dejar este clásico, no solo del western sino del cine.
Quizá una de las razones por las que nunca me ha entusiasmado este género es por sus múltiples tópicos que siempre he visto que se cumplen en todas las películas de este género. Pues bien, Eastwood que se encargó años atrás de interpretar a uno de esos pistoleros tópicos (Pero sin ser nada malo) coge, y escribe un guión donde no solo se aleja de todos esos tópicos que siempre han estado en las películas del oeste, sino que cuando se cumplen ocurren para darle un punto y final a la película soberbia.
¿Cuál es ese tópico? Bueno, en los western que he visto los protagonistas siempre son personajes que no son capaces de solar una frase sin ser geniales, con una puntería que da miedo y una sangre fría para acabar con cualquier vida que ose obstaculizarle el camino. Sin embargo aquí Eastwood está viejo y se le ha pasado el arroz, ni siquiera es capaz de subirse al caballo sin dificultades.
Pero la verdadera genialidad de este film radica en como se dibuja la personalidad de cada personaje. Todos, absolutamente todos tienen una personalidad que se va viendo según avanza el film y van evolucionando según avanza esa filosofía del film sobre la vida y sobre todo, a las historias y leyendas del pasado de figuras humanas. Ya se sabe que las batallas la cuentan quienes las ganan, pues ahí está la clave para entender gran parte de esta disección milimetrada de las figuras magnas.
Todos los personajes están espectaculares, y quiero destacar a Gene Hackman que interpreta de maravilla un personaje que hace el papel de antagonista, pero a diferencia de lo que suelen ser los antagonistas en estas historias, este sheriff siempre tiene un motivo por el cual se va moviendo, lo cual no deja de ser un personajes de lo más cabrón que es lo que provoca el punto de partida de esta historia. Ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos.
Sobre el final, si que tengo que admitir que me parece bastante inverosímil ese tiroteo PERO, hay ciertos detalles en el film que hace que incluso los fallos de los pistoleros tengan una razón de ser. Pero lo fundamental de ello es el cambio de Eastwood, y es que merece la pena no por los tiros sino por esa mala historia que se gasta, da verdadero miedo lo cabrón que se vuelve.
Por lo demás, se puede caracterizar tanto en ambiente como en guión y acontecimientos como sobrecogedor, frío y carismático, poco hay que decir que no se sepa.
Y vuelvo a repetir lo que he dicho al principio, no he visto demasiado western como para afirmar que este es uno de los mejores (Si no el mejor), pero por lo menos a mi gusto personal pocos habrán que consigan superar esta película, pues su humanidad me invade, me atrapa.
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