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Seagal en Japón. Al menos esta no es tan horrible como las que venía haciendo por esta época, pero eso tampoco la hace buena ni salvable.
De nuevo haciendo de agente de la CIA o ex agente, ni me acuerdo ya, intentando salvar al gobernador de Tokyo y acabando con una red de tráfico de drogas. Todo esto rodado en gran parte en japonés, mostrando las costumbres y medianamente bien realizada para ser carnaza de videoclub.
El problema es que la trama claramente no da para más, es bastante plomiza de ver, la acción es más bien poca y todo ya suena a más repetido que la sopa, además de un gore absurdo en el que canta bastante el tomate y la delirante y patética relación de nuestro protagonista con la chica de turno, en sus agarres de meñiques. Otra prescindible, sólo para incondicionales de Seagal y las japonesadas.

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