Ficha El Hombre de la Máscara de Hierro

6.84 - Total: 102

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de El Hombre de la Máscara de Hierro (1)


mahotsukai

  • 1 Feb 2018

7



Correcto drama seudohistórico dirigido por Randall Wallace (“We were soldiers”, 2002) protagonizado por Leonardo DiCaprio, Gabriel Byrne, Gerard Depardieu, John Malkovich y Jeremy Irons.

París, 1662. La capital francesa está sumida en un caos producto del hambre, mientras el arrogante rey Luis XIV vive en un opulento palacio alejado de la cruda realidad de su pueblo. Luego de una serie de actos cuestionables, un grupo de tres mosqueteros retirados de la vida militar, decide retomar las espadas para derrocar al monarca, liberando para ello a un extraño y desconocido reo de singular parecido al Rey Sol.

Reuniendo un reparto estelar, el guionista Randall Wallace (nominado al Óscar y al Globo de Oro al mejor guión con “Braveheart”, 1995, de Mel Gibson) debutó en 1998 con este film que trata de la legendaria historia del “Hombre de la Máscara de Hierro”, un supuesto hermano gemelo del rey Luis XIV, quien habría sido encarcelado de por vida por el monarca para acabar así con sus aspiraciones al trono. Siguiendo con los principios de la leyenda, la historia está ambientada hacia 1662 y se desarrolla después del retiro de los 3 míticos mosqueteros, Aramis, Porthos y Athos, con D’Artgnan aún dirigiendo a la guardia personal del rey de Francia.

Al igual que el aclamado guión de “Braveheart” (1995), el cual en honor a la verdad tiene varias licencias históricas pero una solidez argumentativa que hace olvidar este hecho, el guión de “The Man in the Iron Mask” (1998), obra del propio director, recurre nuevamente, aunque con menor éxito, al romanticismo épico de una historia de amor e idealismo, en donde el concepto de justicia y poder constituirá el eje central de una trama que tiene la magia de verse envuelta en las nieblas de la leyenda pero también de supuestas referencias históricas.

Para ello, Wallace basará el contexto argumentativo e histórico a partir de la novela “El Vizconde de Bragelonne” (1847) de Alexandre Dumas y “The Man in the Iron Mask” (1988) de Naunerle Farr, y varias teorías que se zanjan respecto respecto a la identidad del “Hombre de la Máscara de Hierro”: un hermano legítimo o un hermanastro real, el dramaturgo Moliere, el ministro de Finanzas Fouquet o incluso el mismo D’Artagnan son candidatos, según los historiadores, a ser este misterioso prisionero, por diversas razones: por estafa, por espionaje, por fraude, por aspiración real, durante 1669-1670 en la Bastilla. Sea como sea, el guión de esta película opta por una que a todas luces resulta interesante e intrigante y que tiene que ver con la consanguiniedad del desconocido con la familia y la guardia real.

Ahora bien, en este intento, hay que decirlo, Wallace se le pasa un tanto la mano al retratar a un rey que con toda seguridad fue petulante y cruel, en contraste con una improbable némesis, su hermano gemelo, totalmente ingenuo y bondadoso a pesar del cruel castigo que le ha tocado sufrir por varios años. En sí, lo que se advierte es un tratamiento demasiado tendencioso hacia la figura negativa del rey de Francia, con ese contraste tan exagerado en aras de hacer que el espectador rechace al villano desde el principio y acoja a la víctima.

Por otra parte, cuesta imaginar en todo caso que Francia vea en un aspirante a rey que no mataría ni una mosca una opción de gobernanza, cuando sabemos de sobra que la historia de la monarquía europea está llena de monarcas crueles, despiadados, indiferentes y hasta ineptos como gobernantes. Claramente, son muy pocos los ejemplos de existencia de reyes bondadosos a lo largo de la historia, y los que lograron alzarse en el trono duraron muy poco en el gobierno y con vida, claro. De cualquier forma, la intención de que el espectador tome partido por el desvalido, lleva al guionista y director a aferrarse a esta propuesta de forma un tanto exagerada. Más aún, proponer al líder mosquetero como padre del rey de Francia y su hermano cautivo suena descabellado y de hecho lo es, por lo que el guión es absolutamente idealista, aparte de fantasioso.

Lo que no tiene nada de fantasioso es el escandaloso hedonismo con que los monarcas europeos (y en realidad, todos los gobernantes de todos los tiempos) vivían, ajenos, probablemente conscientes, de la miseria de sus pueblos, donde el hambre, la peste y la injusticia social –cómo no- surgen como invitados perpetuos de la convivencia entre los hombres de ese tiempo, y no lejos de la actualidad. La película, en ese sentido, no pierde oportunidad para graficar ese contraste de lo que pasaba en Versalles como lo que pasaba en las fétidas calles de París, o el horror de la guerra, con el caprichoso Luis XIV enviando a la muerte a cientos de hombres como deporte.

“The Man in the Iron Mask” (1998) cuenta con la gran fotografía de Peter Suschitzky (“The Rocky Horror Picture Show”, 1975; “Mars Attacks!”, 1996) y unas locaciones desbordantes como los magníficos y reales castillos franceses de Fontainebleu, Vaux-Le Vicomte y Manoir du Logis, donde la belleza arquitectónica de los edificios y la belleza natural de sus entornos congenian como escenarios perfectos para el amor, la intriga y la lucha por el orden y el poder. Los decorados interiores también están bien conseguidos y reflejan la fastuosidad con que vivían los reyes en esos tiempos. Destacar el vestuario que, con más de 1.400 trajes puede saturar por momentos, responde a la exposición del barroco en su máximo esplendor.

El compositor británico Nick Glennie-Smith (“The Rock”, 1996) es el responsable de poner la música dramática y emotiva, dependiendo de la escena, como en la que Phillippe se resigna a continuar su vida en prisión; los momentos de guerra en las que Raoul, el pretendiente de Christine, va a morir literalmente a la guerra por orden del rey; las payasadas de Porthos; o la emotiva escena final en la que los 3 mosqueteros cargan en defensa de su verdadero rey, Phillippe, desafiando las balas y espadas de la guardia real por orden de Luis. Momentos musicales que reflejan diversos estados de ánimo: soledad, risa, temor y coraje.

Finalmente, tenemos lo más interesante del film, que son las actuaciones. Wallace se dio el lujo de armar un elenco estelar, como ya dije, comenzando con los experimentados Gabriel Byrne (“Excalibur”, 1981; “Gothic”, 1986) como el fiel, silencioso y taciturno D’Artagnan; Jeremy Irons (“La Misión”, 1986; La Casa de los Espíritus”, 1993) como el religioso y crítico Aramis, principal opositor de los 3 mosqueteros al tirano Luis XIV; John Malkovich (“Con-air”, 1997; “¿Quieres ser John Malkovich?”, 1999) como el sensato y dolido Athos, cuyo hijo Raoul es enviado a la muerte deliberadamente por el rey; y Gérard Depardieu (“Cyrano de Bergerac”, 1990; “1492, Conquest of the Paradise”, 1992), en un papel hecho a su medida, como el glotón y mujeriego Porthos. Juntos, los 4, son lo mejor del film, congeniando como mosqueteros y sirviendo de base sólida en cuanto a interpretación para un Leonardo Di Caprio que cumple, sin deslumbrar, aunque se le reconoce haber hecho un doble papel correctamente, como Luis y Phillippe. En el reparto femenino, bien vale citar a Anne Parillaud (“Nikita”, 1990) como la Reina Madre Anne y Judith Godreche (“Tango”, 1993) como Christine.

En resumen, una película entretenida y disfrutable, con muchas licencias históricas, un buen ritmo, aunque cae mucho en ese afán de separar claramente los bandos y los colores, buenos y malos. Aún así, constituye un buen ejemplo del subgénero de espadachines. La evalúo con un 7.5.



Me gusta (0) Reportar

Ver todas las crítica

Tendencia de puntuaciones

0
1%
1
0%
2
0%
3
0%
4
1%
5
6%
6
26%
7
26%
8
16%
9
7%
10
8%