Ficha El Irlandés

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Críticas de El Irlandés (1)


mahotsukai

  • 28 Feb 2020

9



Notable épica gansteril del legendario director Martin Scorsese, que reúne a un trío de lujo en Robert DeNiro, Al Pacino y Joe Pesci.

Frank Sheeran es un irlandés veterano de guerra que vive en los Estados Unidos de los 60s y 70s, se dedica al transporte de comestibles y que terminará por ingresar al círculo de la mafia ítaloamericana como sicario y mano derecha de un importante capo gansteril.

La génesis de “The Irishman¨ (2019) se remontan a inicios de los 80s cuando Robert DeNiro y Martin Scorsese, una de las duplas más exitosas y aclamadas de la historia del cine, analizaban la posibilidad de concretar un remake de “The Bad and the Beautiful” (1952) y su secuela “Two Weeks in Another Town” (1962) de Vincente Minnelli, con un asesino a sueldo veterano como protagonista. El proyecto no prosperó en aquel momento y sería recién a mediados de la década de los 2000s cuando DeNiro leyó “I Heard You Paint Houses” (2004) de Charles Brandt, después de otras colaboraciones entre el actor y el director en las vitoreadas “King of the Comedy” (1983), “Goodfellas” (1990), “Cape Fear” (1991) y “Casino” (1995), que finalmente el proyecto comenzaría a aterrizarse en 2007 con el desarrollo del guión por parte de Steven Zaillian, ganador del Oscar a mejor guión original con “The Schindler’s List” (1993).

Mientras Zaillian reescribía y reescribía el guión, un inconforme y atribulado Scorsese que se sentía en un periodo de limbo creativo, producía y dirigía tres películas más “Hugo” (2011), “The Wolf of Wall Street” (2013) y “Silence” (2016) y recién encontraría el momento definitivo tras abandonar la producción de lo que iba a ser la también aclamada “Joker” (2019) de Todd Phillips. Finalmente, Zaillian satisfizo los requerimientos del director de “Taxi Driver” (1976) y estructuró un bestial guión que abordaba la relación de Sheeran no sólo con Russell Bufalino y su familia, sino con el teamster Jimmy Hoffa en un interesantísimo contexto político, social y económico de los Estados Unidos en los 60s, incluso con referencias a intrigas y conspiraciones políticas como el asesinato del Presidente John F. Kennedy y la desaparición del propio Hoffa, de acuerdo a la novela de Brandt, que se tradujo finalmente en la película más larga de Scorsese, con más de 210 minutos.

El propio Brandt, de hecho, aportó con una versión editada de su propia novela a partir del borrador de Zaillian, y es por eso que la película en su prólogo se titula “I Heard You Paint Houses” como una referencia al proceso de adaptación cinematográfica y sólo “The Irishman” en los créditos finales. Por otro lado, es innegable la influencia de Brandt en el guión a pesar de la autoría certificada de Zaillian, en especial porque el guión dedica bastante tiempo en establecer detalladamente la figura de Jimmy Hoffa. Como sea, lo que también es un hecho es la intención de Scorsese, de la manera más que contundente, de cerrar una trilogía apócrifa con los clásicos “Goodfellas” (1990) y “Casino” (1995) con las cuales regala un retrato de distintos niveles de los alcances del poder de la mafia, las complejas y sólidas redes criminales entre ésta y el poder político, además de proponer una verdadera clase de historia estadounidense.

De hecho, en la filmografía gansteril de Scorsese, podemos dar cuenta de los diversos enfoques que el director italoamericano hace del mundo profesional del hampa, incluso desde “Mean Street” (1973) en donde aborda la temática desde los niveles más bajos, los peones y sicarios de más poca monta que trabajan para los grandes capos de la mafia. En “Goodfellas” (1990) lo hace explorando la insertación del estilo de vida gansteril en un joven desde temprana edad. En “Casino” (1995), en tanto, lo hará a partir de la relación del crimen organizado con el entretenimiento y las artes. Finalmente, en “The Irishman” (2019) lo hará de una forma apoteósica y ciertamente comprehensiva, relacionando las complejas redes de la mafia con sindicatos y entes gubernamentales, incluidos el Senado y la Presidencia de la República. Lo que nunca, en cualquier caso, cambiará es la forma fascinante con que el director de “The Last Temptation of Christ” (1988) cuenta historias criminales, en este caso la de Frank Sheeran, con una honestidad y naturalidad que sólo le conozco, además, a Francis Ford Coppola.

La construcción de los personajes de “The Irishman” (2019), aunque se toma su tiempo, resulta interesante y cautivadora. Permite una contextualización precisa y una radiografía psicológica rica en detalles que puede resultar demasiado lenta y compleja para el espectador común. Es cierto que por momentos parece ralentizar el ritmo del film, pero es en la práctica un rasgo distintivo del cine de Scorsese y se asimila cuando el espectador ya ha visionado gran parte de su filmografía. La decisión de abordar la historia desde la senectud de los protagonistas y basar su relato esencialmente desde la retrospectiva constituye, sin duda, un riesgo sobre todo por la longitud del metraje y la cantidad de información que el director entrega al espectador, pero finalmente se traduce en un viaje a lo profundo de las redes criminales del país norteamericano que intenta sacar de la bruma de la duda varios de los hechos criminales más interesantes del siglo XX.

El ritmo de “The Irishman” (2019), en cualquier caso, necesariamente termina por ser más pausado y reflexivo, contiene menos referencias violentas que “Goodfellas” (1990) y “Casino” (1995), primero, porque se narra de esta forma retrospectiva con personajes decadentes y prácticamente muertos y, segundo, porque completa las apreciaciones etarias de lo que es el relato criminal para Scorsese. La madurez del director se transfiere así a un relato de similares rasgos y se detiene, entonces, más en los alcances de la reflexión de la vida criminal en momentos crepusculares que en la adrenalina de trabajar, vivir y beneficiarse activamente de este mundo subterráneo. Esta apreciación que Scorsese termina por ofrecer no habría sido posible de concretar sino era reuniendo a DeNiro, Pacino y Pesci en el mismo reparto, probablemente la generación de actores definitiva del cine negro de los 80s y 90s, un verdadero deleite para quienes somos amantes del cine gansteril y policíaco.

El retrato que el guión hace de Frank Sheeran, Russel Bufalino y Jimmy Hoffa es, esencialmente, realista y este aspecto puede resultar un tanto extraño para los seguidores del cine de Scorsese, acostumbrados a la ficción más novelesca del cine gansteril. No hay extrañeza en ello, dado que se trata ciertamente de un trabajo de no ficción, pero refuerza este aspecto porque, como ya dije, pretende hacerse cargo de ciertos acontecimientos históricos de Estados Unidos de legendario polémica e incertidumbre. Sheeran, como protagonista y narrador omnipresente, se alza como un personaje que hay que reconocer no busca jamás encontrar empatía en el público, es extremadamente cínico en sus actos y reflexiones, incluso en los momentos en que debe decidir de parte de quien está su lealtad, ni hablar del epílogo y sus percepciones finales respecto a sus hijos. En lo que constituye el placer de ver a DeNiro en lo suyo -lejos de las comedias vacías y autoparodias- su personaje se mueve principalmente por una cuestión de aprovechamiento de oportunidades y parece no encontrar en sus horas finales siquiera algún dejo de autocuestionamiento.

Joe Pesci, que por cierto abandonó su retiro ante la insistencia de Scorsese de tenerlo en el reparto, demuestra una vez más su brillantez actoral al interpretar magistralmente a Russell Bufalino, jefe de la mafia de Pennsylvania. Conocido por su gran y discreto manejo del crimen organizado bajo la fachada de un negocio de cortinas, es el gran mentor y guía de Sheeran y hombre clave en su ascenso continuo en el mundo del hampa. Es también el personaje que define cada movimiento del irlandés según su propia conveniencia, utilizándolo como comodín para hacer y deshacer alianzas, fortalecer y debilitar rivales, como es el caso del presidente del sindicato de camiones Jimmy Hoffa. Pesci tiene, además, el mérito de construir el retrato definitivo de lo que es la mente maestra detrás de los actos, inteligente, maquiavélico y calculador, elementos claves para ganar y sobrevivir en en mundo del crimen organizado.

Por su parte, Al Pacino se luce interpretando a un histriónico Jimmy Hoffa. El líder sindical de los camioneros de Estados Unidos es uno de los personajes más fascinantes de la historia de su país, no sólo por su enigmática desaparición en 1975, sino por el activo rol que jugó en la política social americana durante los 60s y 70s, periodo en el que se convirtió en una poderosa figura política. Sus lazos con el crimen organizado se remontaron a sus primeros años como camionero y se consolidaron durante su advenimiento como teamster. En “The Irishman” (2019) se aborda esencialmente este periodo y su condena por manipulación de jurado, intento de soborno y fraude por 13 años, y su liberación tras cumplir sólo 5 años tras un acuerdo de indulto del cuestionado Presidente Richard Nixon. Pacino da vida a un hombre poderoso, empático y testarudo como pocos, que regala los mejores momentos del film en su interacción con el personaje de DeNiro.

De esta forma, la historia criminal de Sheeran se va entretejiendo junto a sabrosos incidentes políticos de la historia estadounidense a través de tensos enfrentamientos entre los miembros de los diferentes clanes de la mafia italoamericana, que incluye diálogos perspicaces y cargados de humor negro y violencia oculta. Por ejemplo, podemos enterarnos del destino de varios de los personajes secundarios mafiosos a través de un rótulo referencial que señala cuándo y en qué circunstancia falleció, y enterarnos de parte del argot gansteril, como la frase “pintar casas” (que le da título a la novela) y “ejercer la carpintería” que significan ejecutar personas por encargo y enterrarlas, respectivamente. Así, Scorsese toma de la mano al espectador y le pasea por variados acontecimientos sociopolíticos interesantes como la invasión yanki a Bahía Cochinos en Cuba, el oscuro advenimiento al poder de John y Robert Kennedy a la Presidencia y a la Fiscalía respectivamente, el magnicido del primero en Dallas y el escándalo Watergate que le costó la Presidencia a Richard Nixon.

Scorsese decidió no correr riesgos para la interpretación de los personajes y en lugar de escoger actores más jóvenes para las secuencias retrospectivas, optó por recurrir a la tecnología digital para rejuvenecer computacionalmente a DeNiro, Pacino y Pesci. Si bien de buenas a primeras parece un tanto artificial, conforme el espléndido trabajo de fotografía del mexicano Rodrigo Prieto (“Biutiful”, 2010; “The Wolf of Wall Street”, 2013) se ensambla al trabajo de ILM, el resultado digital resulta satisfactorio sobre todo considerando la edad del trío protagónico, Pacino 79, DeNiro y Pesci 76. Para ello, Scorsese trabajó con tres cámaras simultáneas para el trabajo de rejuvenecimiento digital, evitando filmar con marcadores de captura facial que restan credibilidad al efecto en la mayoría de los casos. Debido a que la mayoría de las secuencias eran retrospectivas al relato principal, se realizaron 1.750 tomas para dos horas y media de filmación.

De hecho, el diseño de producción de “The Irishman” (2019) fue sencillamente bestial. Incluyó prácticamente 110 días de rodaje, 117 locaciones, 320 escenas y un reparto de 160 actores y 6.500 extras. Rodrigo Prieto realizó la fotografía principal en la Orchard de Manhattan, Nueva York y las secciones de Mineola y Williston Park de Long Island. El trabajo de vestuario encabezado por la triple ganadora del Oscar Sandy Powell (“Shakespeare in love”, 1998; “The Aviator”, 2004), por su parte, también fue descomunal debido a la cantidad de prendas que se debieron confeccionar, de acuerdo a la época y a la jerarquía gansteril.

Además de los legendarios Roberto DeNiro, Al Pacino y Joe Pesci, el film contó en el reparto con Harvey Keitel (“Reservoir Dogs”, 1992; “Pulp Fiction”, 1994) como Angelo Bruno, jefe de la mafia de Filadelfia; Stephen Graham (“Snatch”, 2000; “Gangs of New York”, 2002) como Anthony “Tony Pro” Provenzano; Ray Romano (“The Middle”, 2011) como Bill Bufalino; Bobby Cannavale (“The Other Guys”, 2010) como Felix DiTullio; Anna Paquin (“The Piano”, 1993) como Peggy Sheeran; Katherine Narducci (“A Bronx Tale”, 1993) como Carrie Bufalino; Domenick Lombardozzi (“A Bronx Tale”, 1993) como Anthony “Fat Tony” Salerno, entre otros.

El músico canadiense Robbie Robertson y el supervisor musical Randall Poster fueron los encargados de recopilar el soundtrack, que incluyó clásicos como “Tuxedo Junction” de Glenn Miller & His Orchestra, “El Negro Zumbón” de Flo Sandon’s, “A white sport coat” de Marty Robbins&Ray Conniff, entre otros. Robertson aportó con “Theme for The Irishman”, corte que destaca por un tono casi satírico y una notoria presencia de bajos y chelos.

Una de las cuestiones que más polémica armó fue la participación de Netflix en la distribución de la película, al igual como había ocurrido con “Roma” (2018) de Alfonso Cuarón. El film fue transmitido por Netflix el 27 de noviembre, dos meses después de su estreno en el Festival de Cine de Nueva York y en el Festival de Cine de Londres. Como era de esperarse, las distribuidoras de películas de salas alzaron la voz por la inclusión de Netflix en la distribución por streaming y amenazaron con reducir la proyección en cines si Netflix no respetaba al menos el periodo básico de proyección en salas. El resultado, sin embargo, fue que sólo en su primera semana en la plataforma de streaming la película fue vista por 17,1 millones de espectadores, lo que encrudeció el conflicto entre las distribuidoras.

A pesar de ser aclamada por la crítica, “The Irishman” (2019) fue la gran perdedora de los Oscar, Globos de Oro y BAFTA. Si bien recibió 192 nominaciones, 10, 5 y 10 de las tres grandes instancias de premiación, no se quedó con ninguna estatuilla. Los 49 reconocimientos que recibió, no obstante, no dejan de ser importantes, como al mejor reparto en los Critics’ Choice Award, a la mejor película, guión adaptado y el NBR Icon Award (Scorsese, DeNiro, Pacino), mejor película y mejor actor secundario (Pesci) en los NY Film Critics Circle Awards y Philadelphia Film Critics Circle Awards, mejor edición (Schoonmaker) en los Chicago Filn Critics Circle Awards y Boston Society of Film Critics Awards, entre otros.

En resumen, una epopeya cinematográfica sobre el crimen organizado en los Estados Unidos de Postguerra que a a pesar de su tendencia al detallismo y la densidad narrativa, es absolutamente disfrutable, con un trío protagónico maravilloso y la sensación de ser, en definitiva, el esperado testamento fílmico de su realizador.



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