¿Que dos padres sean enjuiciados por asistir involuntariamente al suicidio de su hijo, es nada más que coincidencias del destino o algo más? Eso es lo que esta película quiere hacernos ver. Diez personas, diez historias todas ellas conectadas, coincidencia o algo más, es lo que hay que descubrir. Gran trabajo de dirección y actuación, pero lo que más recalco de esta película es su soundtrack (Aimee Mann), que la eleva a una mezcla de sensaciones.
Sobrecogedora. Devoré sus 3 horas como un episodio de 20 mins y al día siguiente la volví a ver. Anderson ya daba muestras suficientes de su talento en sus dos anteriores películas pero aquí se destapó como la mayor esperanza del cine norteamericano. Entre las 10 mejores películas de los 90 para mi gusto. No soy muy amigo de este tipo de cine con multitud de personajes entrecruzándose. Evidentemente Altman y Anderson han sacado un gran partido a esta fórmula, pero en determinadas películas me ha parecido una forma un tanto ramplona de camuflar la ausencia de una historia. No es el caso, desde luego. Personajes solitarios, alienados, constreñidos por lo que ya Wilder en El Apartamento vislumbraba hace 40 años. Evidentemente aquí la estética es otra, es más oscura y sucia, más cruda e igualmente patética. La película es excesiva, tanto en el fondo como en la realización, y esto a algunos les podrá molestar. A mí no, cuando estás ante una obra de esta magnitud los defectos dejan de tener importancia. Con una película que te llega a lo más hondo de una forma tan sincera no creo que tenga importancia si Anderson ha querido abarcar demasiado, si el exceso raya lo soportable, si el final seudo positivo es lo que tocaba o si es un film desparejo. Todo eso es discutible, no cabe duda, pero en este caso me da igual, me sigue fascinando independientemente de sus fallos. Fallos que si molestan o se advierten con facilidad es por lo tremendamente personal que es la película.
De esas películas que debes ver un montón de veces y despues otro montón más. Me gustó mucho. Sentí toda esa lluvia de situaciones conectadas maravillosamente. Era increíble pensar que aún alguien como uno podría haber estado allí. Habla de la vida tal como es, una desgracia en gran parte incomprensible y digna de lamentaciones, pero que en el fondo está suscrita a un plan maestro donde eventualmente todo tendrá sentido, todo será como debe ser, todo puede suceder. La vida es dura, pero también es hermosa, es frágil y dulce. Para entender todos los ángulos de la película hay que estrujarla hasta matarla, sacarle todo el néctar y difrutarlo, sentirlo, sufrirlo, gozarlo, porque en el fondo la vida es así, tan hermosa, tan llena de coincidencias y azares no tan azarosos; la vida en verdad es un orden que tiende al caos, que se nutre de él. Esta película te muestra la vida como es real y fantástica, poderosa y extraña, sorprendente e irreal, maravillosa y adictiva.
thirstyforblood
10
¿Que dos padres sean enjuiciados por asistir involuntariamente al suicidio de su hijo, es nada más que coincidencias del destino o algo más? Eso es lo que esta película quiere hacernos ver. Diez personas, diez historias todas ellas conectadas, coincidencia o algo más, es lo que hay que descubrir. Gran trabajo de dirección y actuación, pero lo que más recalco de esta película es su soundtrack (Aimee Mann), que la eleva a una mezcla de sensaciones.
Sobrecogedora. Devoré sus 3 horas como un episodio de 20 mins y al día siguiente la volví a ver. Anderson ya daba muestras suficientes de su talento en sus dos anteriores películas pero aquí se destapó como la mayor esperanza del cine norteamericano. Entre las 10 mejores películas de los 90 para mi gusto. No soy muy amigo de este tipo de cine con multitud de personajes entrecruzándose. Evidentemente Altman y Anderson han sacado un gran partido a esta fórmula, pero en determinadas películas me ha parecido una forma un tanto ramplona de camuflar la ausencia de una historia. No es el caso, desde luego. Personajes solitarios, alienados, constreñidos por lo que ya Wilder en El Apartamento vislumbraba hace 40 años. Evidentemente aquí la estética es otra, es más oscura y sucia, más cruda e igualmente patética. La película es excesiva, tanto en el fondo como en la realización, y esto a algunos les podrá molestar. A mí no, cuando estás ante una obra de esta magnitud los defectos dejan de tener importancia. Con una película que te llega a lo más hondo de una forma tan sincera no creo que tenga importancia si Anderson ha querido abarcar demasiado, si el exceso raya lo soportable, si el final seudo positivo es lo que tocaba o si es un film desparejo. Todo eso es discutible, no cabe duda, pero en este caso me da igual, me sigue fascinando independientemente de sus fallos. Fallos que si molestan o se advierten con facilidad es por lo tremendamente personal que es la película.
De esas películas que debes ver un montón de veces y despues otro montón más. Me gustó mucho. Sentí toda esa lluvia de situaciones conectadas maravillosamente. Era increíble pensar que aún alguien como uno podría haber estado allí. Habla de la vida tal como es, una desgracia en gran parte incomprensible y digna de lamentaciones, pero que en el fondo está suscrita a un plan maestro donde eventualmente todo tendrá sentido, todo será como debe ser, todo puede suceder. La vida es dura, pero también es hermosa, es frágil y dulce. Para entender todos los ángulos de la película hay que estrujarla hasta matarla, sacarle todo el néctar y difrutarlo, sentirlo, sufrirlo, gozarlo, porque en el fondo la vida es así, tan hermosa, tan llena de coincidencias y azares no tan azarosos; la vida en verdad es un orden que tiende al caos, que se nutre de él. Esta película te muestra la vida como es real y fantástica, poderosa y extraña, sorprendente e irreal, maravillosa y adictiva.
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