Ficha Violeta se Fue a los Cielos

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Críticas de Violeta se Fue a los Cielos (1)


mahotsukai

  • 29 Apr 2021

8



Interesante bioepic de la artista chilena reconocida a nivel mundial, Violeta Parra.

Violeta Parra (1917-1967) fue una poetisa, cantautora, tejedora, recopiladora y artista plástica, referente de la música popular chilena para todo el mundo. Hija de una familia tradicional del sur de Chile, vivió su infancia y adolescencia en distintas localidades de la actual Región de Ñuble iniciándose tempranamente en el canto y trabajando desde joven en restaurantes y festivales folclóricos. Posteriormente, ella y su familia jugarían un rol protagónico en el movimiento conocido como Nueva Canción Chilena generado en la década de los 50s, dentro del cual aportaría decididamente para estudiar y registrar la evolución y salvaguardar la rica tradición musical del folclor chileno. Su talento le permitió viajar y llevar sus actividades artísticas a Europa, donde hasta la fecha se le reconoce como una de las más grandes embajadoras artísticas de Latinoamerica. Su sensibilidad y la intensidad que derrochó en cada uno de los aspectos de su vida, además de los fracasos amorosos y las dificultades económicas, la llevaron al suicidio en 1967.

Tras el éxito de “La Buena Vida” (2008), ganadora del Premio Goya a la Mejor Película Extranjera de Habla Hispana, el director chileno Andrés Wood se embarcó en su próximo proyecto cinematográfico intentando dejar de lado su predilección por temáticas de ficción con las costumbres campesinas de inicios del siglo XX en “El Desquite” (1999) y los convulsos años de la Unión Popular y el Golpe de Estado en “Machuca” (2004) y explorando por primera vez el film biográfico con una de las figuras culturales más importantes del país y el continente latinoamericano, Violeta Parra. Dada la compleja personalidad y carrera artística de la folclorista chilena, además de considerar varias biografías y entrevistas a personas cercanas a Violeta, Wood tomaría como la base la novela homónima (2006) escrita por su hijo, el cantante y escritor Ángel Parra, quien resultó además ser un importante asesor para la redacción del guión finalmente elaborado por el propio director, Eliseo Altunaga (“Machuca”, 2004), Guillermo Calderón (“El Club”, 2015) y Rodrigo Bazaes (“La Buena Vida”, 2008).

Desde un punto de vista narrativo, “Violeta se fue a los cielos” (2012), Wood estructura el relato en forma de episodios que abarcan diferentes periodos de vida de la artista chilena otorgándole mayor importancia y protagonismo a la densidad del personaje por sobre un orden cronológico de los hitos de su vida y la concretación de una biografía detallada y lineal. En ese sentido, Wood sortea con eficiencia el continuo salto de épocas y momentos en la vida de Parra que no necesariamente resulta fiel a sus datos biográficos oficiales -que dicho sea de paso significó varias polémicas como la molestia de Isabel Parra, hija del primer matrimonio de Violeta con Luis Cereceda respecto a la representación de algunos episodios- para concentrarse en explorar y presentar literalmente un verdadero rompecabezas sobre la intensa y convulsa psicología de la personalidad de la cantautora nacional, lo que resulta realmente interesante.

Lo anterior nos lleva a advertir el film de Wood como una biografía atípica que, a pesar de cierta tendencia a la tragedia que podría haber precisamente por la naturaleza de los eventos de su vida, aborda la vida de Violeta como un retrato que refleja el carácter, los anhelos y las contradicciones de una artista atormentada y trágica, pero no necesariamente víctima de la vida y sus actos. De hecho, la película destaca cómo Violeta va conquistando uno a uno sus anhelos y objetivos demostrando, por un lado, su fuerte y resiliente carácter y determinación a partir de sus humildes orígenes hasta su reconocimiento internacional en Europa, su consolidación como cantora popular, el aplauso del público rural y urbano, el aprecio de su trabajo por la alta cultura parisina y el amor de un hombre más joven y, por otra, la contradicción de su personalidad, capaz de amar a su país por sobre cualquier cosa y mostrarse, a la vez, egoísta, tosca e incluso violenta con sus seres queridos.

Esto nos lleva a varios pasajes complejos y, en algunos casos, polémicos sobre su personalidad. Hacía yo mención de su inestable y tortuosa relación con Gilbert Favre cuyo amor u obsesión, según como se le vea, sería detonante de su radical y trágica decisión y que Wood refleja en diversos episodios, como la discusión de celos artísticos que sostienen en los exteriores del Louvre respecto a su rol en la exposición de las arpilleras y los celos de Violeta con la conquista boliviana del suizo, con la cual tendría dos hijos. También el film aborda en el segmento de la entrevista para la televisión argentina algunos cuestionamientos como su afiliación política, por ejemplo, en la inteligencia e irónica respuesta de Violeta sobre la roja sangre y el comunismo. Sin embargo, el mayor punto sensible es la representación del fallecimiento de su hija Rosa Clara, en la que Wood sugiere una supuesta indolencia tanto de la artista, que permanece en Europa, y de su pareja, Luis Arce, responsable directo de la tragedia.

De esta forma, Wood privilegia la intensa humanidad de la mujer, madre, amante y artista, de una forma similar a lo que Olivier Dahan hace en “La Vie en Rose” (2007) con la legendaria cantante francesa Edith Piaf. Retomando lo que decía en el párrafo anterior sobre la naturaleza de rompecabezas del relato, Wood no sólo proporcionará las piezas para que el público pueda ir armando un retrato más o menos general de su personalidad, sino que también sugiere o derechamente deja varias de estas piezas extraviadas y faltantes para que el espectador pueda solo completar dicho puzzle con la evocación que el propio nombre y obra de la artista produce por su cuenta, como aquellas hipnóticas escenas de Violeta cruzando praderas en su afán de recopilar y no dejar morir el folclore de su tierra. Sin embargo, en el afán de diversificar recursos, puede que el director de “Machuca” (2004) se vuelva algo repetitivo, por ejemplo, en las secuencias intimistas con Gilbert Favre y las de su padre sucumbiendo al alcohol y la violencia.

“Violeta se fue a los cielos” (2012) destaca, además, por su elaborado y eficiente concepto del simbolismo audiovisual. Entre estos elementos, están por supuesto sus recuerdos de niña, por ejemplo, comiendo y devorando maqui, manchándose las manos, la boca y la ropa, que da cuenta de su carácter rebelde y apasionado; o llamando la atención y prohibiendo a su padre que beba vino mientras ameniza el ambiente con la guitarra en un bar y restorán, su particular sentido de lo que es el vicio. Otras secuencias como aquella en la que estando embarazada y sola en el escenario agarra un bombo e interpreta “Arriba quemando el Sol” que representa su nacimiento como artista, sus discusiones con Gilbert en las calles de París y sus arrebatos y pataletas algunas de ellas con sentido y otras no que denotan su volátil carácter, la franqueza con que enfrenta sus entrevistas en televisión para hacer hincapié en su autenticidad, su participación en eventos políticos fuera de Chile en relación a sus ideales y, sobre todo, las secuencias en la carpa de La Reina vacía y llovida por dentro y por fuera como alusión de su tumba y la lucha del gavilán y la gallina, son interesantes metáforas de episodios de vida de una mujer esencialmente humana.

Sin embargo, un aspecto del simbolismo que incluso puede dar para un estudio idiosincrático es su actitud frente a su carrera artística y los alcances en torno a ella. “Violeta se fue a los cielos” (2012) muestra cómo la artista se instruye a sí misma en un arte que ella considera como único e inigualable, se convierte en un referente absoluto del folclore de su país, pero al mismo tiempo no encuentra ni el apoyo, ni el interés, ni a quienes (unos hipotéticos alumnos) legar dicha actividad artística. En ese sentido, la fuerza simbólica de Violeta Parra sola en su carpa de La Reina en sus últimos momentos antes de suicidarse, en medio de mesas y sillas levantadas, matorrales y tierra es reflejo de la problemática de un país en donde las tradiciones culturales y artísticas se van difuminando y desapareciendo por la indiferencia y la falta de respeto a los valores patrios y donde los talentos están destinados a desaparecer sin encontrar un recambio a quien pasar la posta.

Francisca Gavilán (“Monos con navaja”, 2000) interpreta a Violeta Parra y su elección no pudo haber sido más acertada. Manteniendo en general el parecido con la artista, Gavilán sufre una verdadera simbiosis con su personaje destacando su amplio registro para representar los diversos estados de ánimo de su personaje. Por otra parte, la actriz decidió tocar y cantar ella misma todas las interpretaciones de canciones de Violeta Parra en la película, con lo cual logró mayor autenticidad y emotividad en su interpretación. Gavilán ganó varios premios por su protagónico, entre ellos, el Premio Altazor a la Mejor Actriz de Cine, el Premio Pedro Sienna a la Mejor Interpretación Protagónica Femenina, el Colón de Plata a la Mejor Actriz de Cine del Festival Iberoamericano de Huelva, el Premio Mayahuel de Plata a la Mejor Actriz, el Premio Trofeo Spondylus a la Mejor Actriz de Cine y el Premio Palmarés a la Mejor Actriz.

El resto del reparto lo completaron Cristián Quevedo (“Mala Leche”, 2004) como Nicanor Parra Padre; Patricio Ossa y Jorge López como Ángel Parra niño y joven; Thomas Durand (“Juliette”, 2013) como Gilbert Favre; Robert Farías (“El Club”, 2015) como Luis Arce; Gabriela Aguilera como Hilda Parra, Marcial Tagle (“No”, 2012) como el alcalde Fernando Castillo Velasco y Luis Machín (“Dormir al Sol”, 2012) como el periodista argentino.

Además de la interpretación de la misma Francisca Gavilán en las canciones de Violeta Parra, la película también contó con canciones interpretados junto a su hermana Hilda y su sobrina Carmen Luisa. Los cortes más destacados son “Gavilán”, “El Palomo”, “Arriba quemando el Sol”, “Volver a los 17”, “Run run se fue pa´l norte”, “El Cardenal”, “Gracias a la Vida” y “La Jardinera”.
La película fue estrenada en Chile el 11 de agosto de 2011. Ganó el Gran Premio Internacional del Jurado del Sundance Film Festival (2012), el Premio al Mejor Director y Mejor Actriz en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (2011), ya mencionado y el Premio Glauber Rocha en el Festival Internacional de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba. Fue nominada a la Mejor Película Iberoamericana en los Goya y los Ariel y fue Representante de Chile en la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera.

En resumen, una lograda e interesante bioepic sobre una de las artistas latinoamericanas más importantes de la historia, que privilegia los aspectos más densos de su personalidad así como sus contradicciones y pasiones, lo que permita valorarla desde su senbilidad artística.



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