Ficha Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus Locos Seguidores

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Críticas de Los Caballeros de la Mesa Cuadrada y sus Locos Seguidores (1)


mahotsukai

  • 23 Apr 2018

8



Entretenida parodia de la leyenda artúrica, a cargo del legendario grupo humorístico británico, Monty Phyton.

Inglaterra, año 932 D.C. En su búsqueda del Santo Grial, el Rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Cuadrada deberán enfrentarse a una serie de vicisitudes y peligros como crueles enemigos, cruentas batallas y monstruosos seres fantásticos.

Luego del término de su serie de televisión “Monty Phyton’s Flying Circus” (1969-1974), el famoso sexteto de comediantes se embarcará en su segunda aventura cinematográfica, luego de la efectiva primera película de los Phyton, “And now for something completely different” (1971), en donde demostrarán nuevamente tener el ingenio y talento suficiente para compensar la evidente falta de presupuesto, para esta vez presentar una de sus mejores y más recordadas parodias, “Monty Phyton and the Holy Grail” (1975) que debe ser, junto a “Life of Brian” (1979), su mejor película.

De esta forma, luego de trabajar cuatro guiones antes del quinto definitivo, borradores que ubicaban la parodia una parte en la Inglaterra medieval y la otra en los tiempos modernos, finalmente el elenco se decide por contextualizar el grueso de la historia en el Medievo, con la idea de ofrecer un anticlímax a la sátira, al no poder Arturo y sus caballeros finalmente encontrar la legendaria copa de la Última Cena. Como sea, a los Phyton parecía no importarles tener muy poca - nula, en realidad- experiencia filmando películas, ya que “And now for something completely different” (1971) más bien era una recopilación de sketches de su programa “Monty Phyton’s Flying Circus.

Sin embargo, mientras se concretaban las ideas en el guión, los Phyton continuaban teniendo problemas para financiar su nuevo film, en especial cuando los estudios a quienes se les presentaba el film se negaban a financiar una idea tan surrealista y descabellada como ésa. Finalmente, el grupo cómico recurriría a la inversión independiente, logrando convencer a diez inversionistas particulares y recaudar £200 mil, en donde destacarían las grandes e icónicas bandas del rock británico, Pink Floyd, Led Zeppelin y Genesis.

“Monty Phyton and The Holy Grail” (1975) es, en la práctica, una ácida y surrealista crítica acerca de los estereotipos de la vida y la Inglaterra moderna, que los Phyton abordarán con su acostumbrada sátira de gags de diverso tipo, y que tendrá una temprana declaración de principios en el prólogo -después de las ridículas referencias a alces y los subtítulos en seudo-sueco- de esa inolvidable escena del Rey Arturo, que tratando de sumar caballeros a su causa, deberá a enfrentarse a un inusual y reivindicable grupo de campesinos que a pesar de estar metido literalmente en una fangoso presente, se dan maña para negar la autoridad real y pregonar el socialismo y democracia más puros.

Así, contrariado por la negativa de los campesinos de reconocer su autoridad real y la dificultad por sumar caballeros a su causa, Arturo y su lacayo, que hace los supuestos ruidos de la caballería que no tiene, usando dos cocos huecos, continuarán recorriendo Inglaterra en búsqueda de caballeros y más aún la del Santo Grial, enfrentando una serie de dificultades, vicisitudes y peligros diversos, que supondrán los mejores momentos del film y que vale la pena detallar.

Además del disfrutable debate sobre el poder y sus materializaciones entre Arturo y los campesinos que ya mencioné, habría que destacar el áspero y ridículo diálogo con los franceses que se han tomado los castillos ingleses y quienes los atacan lanzando vacas, chivos y otros animales desde catapultas y a quienes no pueden derrotar con la técnica del conejo de madera, una evidente copia del Caballo de Troya. Y por supuesto el enfrentamiento con el Caballero Negro, quien se bate a duelo con Arturo por el cruce del río y a quien el legendario rey mutila despiadada pero graciosamente hasta dejar sólo el tronco, ante los reclamos del caballero, que sigue alegando que puede vencerlo.

Otro de los segmentos más graciosos será el encuentro de Arturo y sus caballeros con los “feroces” caballeros que dicen “Ni” y que exigen un tributo de matorrales para dejar de atormentarlos con sus infames palabras “Ni”, pero que terminan derrotados por Arturo y los suyos al estos contraatacarlos con la pronunciación de la palabra “it” (eso). Un poco menos delirante es el “suplicio” del casto Sir Galahad que primero se niega a ser seducido por un monasterio de hermosas y virginales jóvenes, y que termina alegando a sus compañeros caballeros de no haberlo dejado “sufrir” los tormentos que de segura esas chicas le iban a aplicar.

Pero no cabe ninguna duda que la más famosa e irrisoria de esas escenas se vivirá en la cueva del conejo de Caerbannong, en donde la legendaria bestia suele morder y decapitar a los que se atrevan a meterse en su cueva, en donde se supone hay pistas para encontrar el Grial. Arturo y los caballeros sobrevivientes caballeros tendrán que recurrir a una reliquia sagrada para derrotar al “engendro” y salvarse de una cruel, sangrienta y segura muerte.

“Monty Phyton and The Holy Grail” (1975) se filmó en solo un mes, y se utilizaron los castillos escoceses de Doune, Glencoe y Stalker, el castillo galés de Kidwelly y el castillo inglés de Bodiam, en East Sussex, siendo la mayoría de las tomas obtenidas de Doune. La idea de los Phyton, principalmente del diseñador de producción Julian Doyle, era sacar el máximo provecho del bello y fastuoso paisaje británico, abundante en castillos, muchos de los cuales están a cargo de administración pública, y de hecho tenían contemplados más fortalezas en el rodaje, pero el Ministerio de Medio Ambiente de Escocia, junto con el Consejo de Mantenimiento Cultural de ese país, se negó a prestar los castillos por miedo a que recibieran daños.

De la misma forma, la falta de presupuesto se combatió con ingeniosas decisiones, como el ya icónico trabajo de animación papelográfica que caracterizaría para siempre a Monty Phyton, a partir de collage de imágenes, fotografías recordtadas, dibujos y diseños desarrollados por el propio Terry Gilliam, que montaba de forma artesanal, con resultados, a todas luces, sorprendentes, en una época en la que no existía el Photoshop u otros softwares de fotografía. Paradojalmente, así como desarrollaron una técnica de animación distintiva, también recurrieron a trucos muy burdos, pero efectivos, como el hecho de ocupar una fotografía estática del Parque Nacional Mount Buffalo, en Australia, y filmarla aplicándole el humo de una vela para dar la idea de un sendero al bosque misterioso y peligroso.

Dentro del locuaz reparto de “Monty Phyton and The Holy Grail”, bien vale destacar especialmente a Graham Chapman, quien encarna a un siempre elocuente y culto Arturo que no se empequeñece ante nada; John Cleese como el siempre inoportuno y exagerado Sir Lancelot que encabeza el grupo de caballeros; Terry Gilliam como Patsy, el siempre eficaz lacayo que hace que el monarca en ningún momento se sienta solo, a pesar de su reducido séquito; y Eric Idle, que interpreta al “valiente” Sir Robin. Terry Jones, quien además de interpretar a Bedevere, dirige el film junto a Gilliam, y Michael Palin como Galahad, completan el sexteto cómico, cada uno haciendo de las suyas, a base de sarcasmo y mucho humor negro y haciendo tres, cuatro y hasta cinco personajes secundarios y terciarios.

También podemos encontrar en el film a Sandy Johnson, director de la longeva serie Jonathan Creek (1997-2016), quien personificó al líder de los “peligrosos” caballeros que dicen “Ni”, y al propio diseñador de producción, Julian Doyle, como el sargento de Scotland Yard, que persigue a Arturo y los suyos.

La banda sonora estuvo a cargo del miembro de Monty Phyton, Neil Innes, a la que sumaron varias canciones autorizadas por DeWolfe Music Library, entre las que destacan “Homeward Bound” de Jack Trombey, tema “heroico” de Arturo y “Crossed Swords” de Dudley Matthew, canción que suena de fondo en el divertido duelo de espadas entre Arturo y el Caballero Negro.

En 2005, Eric Idle escribió y estrenó un musical tipo Broadway titulado “Spamalot”, que ganó un Premio Tony, pero que los enfrentaron con el productor del film, Mark Forstater, quien los demandó por las regalías del musical. Su derrota en los tribunales obligaría, para beneplácito de sus seguidores, que el elenco se reuniera y estrenará el espectáculo “Monty Phyton Live (mostly)” (2014), que se celebró en la O2 Arena de Londres.

En resumen, una inteligente, graciosa y despojada parodia medieval sobre el mito artúrico, que explora una ácida crítica a la Inglaterra de aquellos años (70s) sobre su sociedad de consumo y pérdida de poder imperialista, considerada con justicia como película de culto y referente del sexteto cómico.



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