No todos los héroes comienzan su periplo sabiendo esto de antemano, algunos han de dirigir sus pasos con cuidado y construir poco a poco el camino para llegar a la gloria, han de enfrentarse a sus miedos más profundos y llevar al límite sus fuerzas.
Al igual que debe hacer el joven Ikki Kurogane...
Una de las innumerables series de animación que llegaron desde tierras niponas hace poco tiempo sobre mundos mágicos, caballeros con poderes sobrehumanos y grandes batallas destinada al público joven; de ¨Rakudai Kishi no Cavalry¨, de la cual se retransmitió una temporada con promesa de continuación, ya casi nadie se acuerda hoy día...curioso, porque sólo hace dos años de su parón. Pero en su origen fue muy distinto; Riku Misora comenzó la que sería su creación más recordada en su acostumbrado formato, la novela ligera, y desde su publicación en 2.013 ha llegado a vender millones de copias.
Y más aún al aparecer sólo un año después su adaptación a manga a través de Square Enix; la historia se prepara para su versión animada con el objetivo comercial de dar publicidad a las novelas, y se lo encargan principalmente a Shin Onuma, habituado a las series llenas de comedia, acción y fantasía cuyos argumentos giran alrededor de centros escolares y jóvenes en busca de un sentido existencial (lo que dejó claro al ocuparse de ¨C3¨, ¨Ef¨ o ¨Sayonara, Zetsubo-sensei¨). Brilla por su ausencia la originalidad que plantea la presente; esta vez los acontecimientos se desarrollan en otro instituto dedicado a formar guerreros con extraordinarios poderes (si bien jamás vemos a un profesor impartiendo clases).
Que el inicio proponga a Stella, una extranjera recién llegada de un reino imaginario como protagonista, es un pequeño engaño ya que Ikki no tarda en acaparar toda nuestra atención; pero requiere el esfuerzo del espectador debido al tono ¨light¨ que nos brinda Onuma, mucho más cerca de las comedias de enredos ¨shojo¨ (en especial por la forma tan detestable en que la princesa es descrita, clásico estereotipo ¨tsundere¨). En los primeros episodios esto se acrecienta con la llegada de la hermana menor de Ikki, tocada por un deseo incestuoso hacia él (¡!) y todo apunta a que ¨Rakudai...¨ podría perfilarse como otra imitación barata de la influyente ¨High School DxD¨ (y van ya...).
Esto es una verdad a medias de no ser porque el material de Misora que maneja Onuma empieza a revelar un sentimiento de nobleza, profundidad y drama mucho mayor que el de la celebérrima saga de Ichiei Ishibumi; también sorprende con algo tan inesperado como anunciar el romance de la pareja protagonista al principio y no al final, como suele ocurrir (un romance, como vemos, muy del gusto del ¨shojo¨). La serie, a través de Ikki, explora temas tan espinosos como el fracaso individual, la crueldad paternofilial (una vez más, que no nos había quedado claro...), el racismo entre clases, la superación y sobre todo el poder de la amistad y del amor frente a las adversidades y los aviesos giros del destino.
Poco a poco nos inmiscuiremos en la tragedia del héroe, apartado con violencia de su linaje familiar por simple repudio paterno y forzado a encontrar su camino como guerrero desde la más absoluta soledad, siendo su hermana Shizuku testigo de estos hechos; considerado el peor estudiante del centro, no tarda en hacer gala de sus habilidades y tremendo valor en combate (tarda tres episodios en ser venerado como un dios por todos los alumnos, cambio que podrían haber tratado mejor...), cuya significativa técnica es asimilar las debilidades y fortalezas de los demás para reforzar las suyas.
A pesar de pivotar alrededor suya y de Stella numerosos personajes secundarios extravagantes y surrealistas, la gran subtrama que se abre (a mitad de serie) es la de Ayase, otra gran sufridora del despiadado destino y las fuerzas que casi acaban con el linaje de su familia, cuyo peso le asfixia como persona y guerrera; será la culpable de llevar ¨Rakudai...¨ a terrenos mucho más oscuros y dramáticos, tónica que se prolonga con cada episodio mientras Onuma y su equipo nos ofrecen divertidas situaciones de enredo y combinan con eficacia el 2-D y el 3-D en escenas de acción y combate intensas y a menudo extremadamente violentas.
Lo mejor se lo irá reservando la trama para los últimos capítulos, que resuelve el ciclo de Ikki retornando a los brazos inexistentes de un padre despreciable y diabólico; casi emulando el giro vital de ¨Neon Genesis Evangelion¨, en ¨Rakudai...¨ también se apuesta por la introspección emocional y la fuerte tensión psicológica, plasmando esto el director en un brillante cambio de estética y estilo visual evidente, subrayando las partes más tenebrosas de la historia para crear una experiencia agobiante y amarga donde todo rastro de la comedia inicial es eliminado sin miramientos.
Por desgracia en Nexus y Silver Link, que comparten producción, sólo adaptan los tres primeros volúmenes de la novela de Misora, así que los muchos cabos que faltarían por atar se quedan en suspenso, con la incertidumbre de si algún día se podrá brindar una conclusión a todo ello. A su diseño y colorido imaginario, a veces no poco estrafalario, se le añade un buen ritmo que distribuye con velocidad sus doce episodios y una poderosa banda sonora, pero es el peso del drama, acrecentado en su recta final, y por supuesto su protagonista masculino, lo que da a ¨Rakudai...¨ un atractivo, sensibilidad y carisma a considerar.
Pues no pocas similitudes surgen entre éste y ¨Freezing¨, la seminal ¨High School DxD¨ o los estrenados aquel mismo 2.015 ¨Shinmai Mao no Testament¨ y ¨Tai-mado Gakuen 35.º Shiken Shotai¨, pero al final posee la fuerza necesaria para sobrevivir y merecer atención por encima de esos otros títulos que influenciaron su premisa, personajes y escenario.
El estudio, por desgracia, no aprovechó sus cualidades y la posibilidad de una 2.ª temporada ya se ha desvanecido...
Mad Warrior
7
No todos los héroes comienzan su periplo sabiendo esto de antemano, algunos han de dirigir sus pasos con cuidado y construir poco a poco el camino para llegar a la gloria, han de enfrentarse a sus miedos más profundos y llevar al límite sus fuerzas.
Al igual que debe hacer el joven Ikki Kurogane...
Una de las innumerables series de animación que llegaron desde tierras niponas hace poco tiempo sobre mundos mágicos, caballeros con poderes sobrehumanos y grandes batallas destinada al público joven; de ¨Rakudai Kishi no Cavalry¨, de la cual se retransmitió una temporada con promesa de continuación, ya casi nadie se acuerda hoy día...curioso, porque sólo hace dos años de su parón. Pero en su origen fue muy distinto; Riku Misora comenzó la que sería su creación más recordada en su acostumbrado formato, la novela ligera, y desde su publicación en 2.013 ha llegado a vender millones de copias.
Y más aún al aparecer sólo un año después su adaptación a manga a través de Square Enix; la historia se prepara para su versión animada con el objetivo comercial de dar publicidad a las novelas, y se lo encargan principalmente a Shin Onuma, habituado a las series llenas de comedia, acción y fantasía cuyos argumentos giran alrededor de centros escolares y jóvenes en busca de un sentido existencial (lo que dejó claro al ocuparse de ¨C3¨, ¨Ef¨ o ¨Sayonara, Zetsubo-sensei¨). Brilla por su ausencia la originalidad que plantea la presente; esta vez los acontecimientos se desarrollan en otro instituto dedicado a formar guerreros con extraordinarios poderes (si bien jamás vemos a un profesor impartiendo clases).
Que el inicio proponga a Stella, una extranjera recién llegada de un reino imaginario como protagonista, es un pequeño engaño ya que Ikki no tarda en acaparar toda nuestra atención; pero requiere el esfuerzo del espectador debido al tono ¨light¨ que nos brinda Onuma, mucho más cerca de las comedias de enredos ¨shojo¨ (en especial por la forma tan detestable en que la princesa es descrita, clásico estereotipo ¨tsundere¨). En los primeros episodios esto se acrecienta con la llegada de la hermana menor de Ikki, tocada por un deseo incestuoso hacia él (¡!) y todo apunta a que ¨Rakudai...¨ podría perfilarse como otra imitación barata de la influyente ¨High School DxD¨ (y van ya...).
Esto es una verdad a medias de no ser porque el material de Misora que maneja Onuma empieza a revelar un sentimiento de nobleza, profundidad y drama mucho mayor que el de la celebérrima saga de Ichiei Ishibumi; también sorprende con algo tan inesperado como anunciar el romance de la pareja protagonista al principio y no al final, como suele ocurrir (un romance, como vemos, muy del gusto del ¨shojo¨). La serie, a través de Ikki, explora temas tan espinosos como el fracaso individual, la crueldad paternofilial (una vez más, que no nos había quedado claro...), el racismo entre clases, la superación y sobre todo el poder de la amistad y del amor frente a las adversidades y los aviesos giros del destino.
Poco a poco nos inmiscuiremos en la tragedia del héroe, apartado con violencia de su linaje familiar por simple repudio paterno y forzado a encontrar su camino como guerrero desde la más absoluta soledad, siendo su hermana Shizuku testigo de estos hechos; considerado el peor estudiante del centro, no tarda en hacer gala de sus habilidades y tremendo valor en combate (tarda tres episodios en ser venerado como un dios por todos los alumnos, cambio que podrían haber tratado mejor...), cuya significativa técnica es asimilar las debilidades y fortalezas de los demás para reforzar las suyas.
A pesar de pivotar alrededor suya y de Stella numerosos personajes secundarios extravagantes y surrealistas, la gran subtrama que se abre (a mitad de serie) es la de Ayase, otra gran sufridora del despiadado destino y las fuerzas que casi acaban con el linaje de su familia, cuyo peso le asfixia como persona y guerrera; será la culpable de llevar ¨Rakudai...¨ a terrenos mucho más oscuros y dramáticos, tónica que se prolonga con cada episodio mientras Onuma y su equipo nos ofrecen divertidas situaciones de enredo y combinan con eficacia el 2-D y el 3-D en escenas de acción y combate intensas y a menudo extremadamente violentas.
Lo mejor se lo irá reservando la trama para los últimos capítulos, que resuelve el ciclo de Ikki retornando a los brazos inexistentes de un padre despreciable y diabólico; casi emulando el giro vital de ¨Neon Genesis Evangelion¨, en ¨Rakudai...¨ también se apuesta por la introspección emocional y la fuerte tensión psicológica, plasmando esto el director en un brillante cambio de estética y estilo visual evidente, subrayando las partes más tenebrosas de la historia para crear una experiencia agobiante y amarga donde todo rastro de la comedia inicial es eliminado sin miramientos.
Por desgracia en Nexus y Silver Link, que comparten producción, sólo adaptan los tres primeros volúmenes de la novela de Misora, así que los muchos cabos que faltarían por atar se quedan en suspenso, con la incertidumbre de si algún día se podrá brindar una conclusión a todo ello. A su diseño y colorido imaginario, a veces no poco estrafalario, se le añade un buen ritmo que distribuye con velocidad sus doce episodios y una poderosa banda sonora, pero es el peso del drama, acrecentado en su recta final, y por supuesto su protagonista masculino, lo que da a ¨Rakudai...¨ un atractivo, sensibilidad y carisma a considerar.
Pues no pocas similitudes surgen entre éste y ¨Freezing¨, la seminal ¨High School DxD¨ o los estrenados aquel mismo 2.015 ¨Shinmai Mao no Testament¨ y ¨Tai-mado Gakuen 35.º Shiken Shotai¨, pero al final posee la fuerza necesaria para sobrevivir y merecer atención por encima de esos otros títulos que influenciaron su premisa, personajes y escenario.
El estudio, por desgracia, no aprovechó sus cualidades y la posibilidad de una 2.ª temporada ya se ha desvanecido...
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