Twisted Metal se trata de un gran juego de conducción en el que, en esta ocasión, la principal meta no sera ganar una carrera, sino destruir a todos los rivales.

Quizás, lo más destacable sea la estética sucia del juego, incluida la de la pantalla de selección de personajes, en la cual da gusto ir pasando el cursor en cada personaje para escuchar su sonido carracteristico.

Dichos personajes son, en su mayoría, una panda de cafres, con unos deseos fuera de lo habitual y muy variados, aunque hay dos que buscan lo mismo. Todos ellos, incluyendo sus vehículos, son bastante memorables, y algunos de ellos se echan de menos en sus secuelas, como Crimson. Hay que destacar sobre todos ellos al payaso Sweeth Tooth, que aunque no tiene casi nada que ver al payaso psicópata que conocemos actualmente, su risa tan carracterística nos acompañara hasta la muerte.

Por lo demás, aunque sea cutre en gráficos, hay que reconocer que es bastante divertido y que da gusto machacar a tus oponentes con los especiales mientras escuchas el sonido carracterístico de tu vehículo.

También se hecha de menos un final en formato vídeo, que fueron quitados a la hora de estrenar el juego, pero por suerte, estos se pueden ver en youtube y, a pesar de ser bastante cutres, hay que destacar su humor tan negro, y que varían mucho de los finales que se pueden ver al acabar el juego, hasta el punto de que la mayoría acaban mal.

Si estas cansado de jugar solo, siempre puedes invitar a un amigo para que se eche una partida contigo. El modo multijugador es bastante disfrutable, a pesar de que se encuentre en pantalla dividida.

Quizás no supere a la segunda entrega y los personajes con los que nos encontramos no son los que conocemos por los juegos modernos, la mayoría en cuanto a aspecto se refiere, pero vale la pena jugar para ver el nacimiento de una gran saga.

Un 8. Recomendable.

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