Sinopsis:
¿Te sentiste solo alguna vez? El miedo. Algo tan inherente al ser humano que se manifiesta ya en su propia infancia. Como los 2 niños de "La Noche del Cazador" (Charles Laughton, 1955) ante la inquietante presencia del falso predicador en cuyos nudillos de ambas manos tiene escritas por separado las palabras "amor" y "odio". Un binomio que flota en la atmósfera de ALMAmATER, en esa suerte de itinerario + interior que recorre una niña sin ser consciente de hacerlo, aunque esos sentimientos que afloran en ella la lleven a tratar de visualizarlos, de expresarlos como mejor sabe hacer. Un grito mudo que parece resultar imperceptible ante los demás pero que ella va materializando a través del gesto, del dibujo, la mirada, como cuando contempla esa gota en la secuencia tarkovskiana del vaso. La niña se revela contra el mundo tratándose de fabricar otro, a su medida, ante el temor de verse desplazada de su minúsculo microcosmos que para ella es el centro del universo, el que le da seguridad y el que ve amenazado.
Pero tampoco hay intención de dar una explicación, aunque el film esté basado en una historia real y muestre unos hechos desde la perspectiva del documental. El ser humano es un ente complejo en el que no entra el mundo de la lógica. Por ello, la cámara tan solo se limita a captar lo que sucede en esa atmósfera impregnada de emociones, observando a su protagonista, pero también los objetos, sus objetos, reflejos físicos de su existencia, como dejó patente John Huston en "Dublineses" (1987), cuando la anciana entona una canción y muestra, mientras ella canta, los enseres que han formado parte de su vida, el único testimonio visible que define su biografía. Estas ideas y otras muchas más flotan en las imágenes de "ALMAmATER", pero son cuestiones que se han dejado abiertas, para que cada uno saque sus propias conclusiones.