Ha sido un brindis al sol [naciente] por mi parte, pues a pesar de ser un fan del manga y el anime y todo lo relacionado con el cine fantástico japonés, el tokusatsu ( y sus subgéneros como el yokai, el super sentai y el kaiju eiga) no entiendo de japonés más que algunas frases sueltas y eso que tengo una amplia bibliografía sobre el idioma, pero sin poder estudiarlo, pues, eso que no entiendo ni papa, por lo que para entender de qué iba me he tenido que fiar de una amplia sinopsis contenida en una web americana. Así pues, solo puedo comentar lo que veo y leo, sin profundizar en nada. Fin del prólogo.
CRÍTICA
Durante los seis meses que pasaron entre el rodaje de las dos primeras partes de Godzilla, el productor Tomoyuki Tanaka, el director Eichiro Honda, el responsable de FX Eiji Tsurubaya, el guionista Shigeru Kayama y una buena parte del reparto de “Japón bajo el terror del monstruo” no se mantuvieron ociosos. Al contrario: enseguida buscaron una fórmula similar que pudiera, de nuevo, darles un taquillazo. Y se decidieron a hacer una especie de remake de King Kong pero con yetis vengativos “en la parte negativa” (junto a los malvados furtivos de toda la vida).
Como el primer Godzilla, esta película es seria y con un pathos pronunciadísimo. Está contada en flashback, y aunque la acción en general es un tanto lenta, las transiciones son muy hábiles.
Su factura técnica es impecable, sin ser tan espectacular como Godzilla: rodada en bellos parajes naturales (los Alpes Japoneses, en la isla de Honshu, aunque creo que supone que la peli está ambientada en Hokkaido), los disfraces de yeti (o mejor dicho, “yuki otoko” son un gran trabajo de Tsurubaya: las máscaras tienen piezas móviles que dotan los rostros de estos legendarios primos hermanos de la especie humana de cierto grado de expresividad. Se les pilla cariño a los yuki otoko esos…
Como puntos negativos debe contarse que – como he dicho antes – es un tanto lenta y que, se diga la frase maldita o no - el retrato que se hace de los Ainu es… Bueno… Imaginad “2000 Maníacos” sin los toques paródicos de ésta. Una representación tan odiosa como estereotipada de los habitantes originales del Japón antes de las invasiones coreanas. Como si fueran indios malvados y contestones de una peli de John Wayne, vaya (eso sí, las caracterizaciones deformes son magníficas, peeeeeero…).
No tendría que hacerlo, pero voy a puntuar lo que podría haber sido otro gran producto tokusatsu de la Toho de no haber sido por la insensibilidad de un guión demasiado propio de su época. Esperemos que el futuro brinde al público masivo la oportunidad de ver esta película y no que la disfruten solo unos cientos de fans de la Toho.
bigladiesman
7
PRÓLOGO A LA CRÍTICA
Ha sido un brindis al sol [naciente] por mi parte, pues a pesar de ser un fan del manga y el anime y todo lo relacionado con el cine fantástico japonés, el tokusatsu ( y sus subgéneros como el yokai, el super sentai y el kaiju eiga) no entiendo de japonés más que algunas frases sueltas y eso que tengo una amplia bibliografía sobre el idioma, pero sin poder estudiarlo, pues, eso que no entiendo ni papa, por lo que para entender de qué iba me he tenido que fiar de una amplia sinopsis contenida en una web americana. Así pues, solo puedo comentar lo que veo y leo, sin profundizar en nada. Fin del prólogo.
CRÍTICA
Durante los seis meses que pasaron entre el rodaje de las dos primeras partes de Godzilla, el productor Tomoyuki Tanaka, el director Eichiro Honda, el responsable de FX Eiji Tsurubaya, el guionista Shigeru Kayama y una buena parte del reparto de “Japón bajo el terror del monstruo” no se mantuvieron ociosos. Al contrario: enseguida buscaron una fórmula similar que pudiera, de nuevo, darles un taquillazo. Y se decidieron a hacer una especie de remake de King Kong pero con yetis vengativos “en la parte negativa” (junto a los malvados furtivos de toda la vida).
Como el primer Godzilla, esta película es seria y con un pathos pronunciadísimo. Está contada en flashback, y aunque la acción en general es un tanto lenta, las transiciones son muy hábiles.
Su factura técnica es impecable, sin ser tan espectacular como Godzilla: rodada en bellos parajes naturales (los Alpes Japoneses, en la isla de Honshu, aunque creo que supone que la peli está ambientada en Hokkaido), los disfraces de yeti (o mejor dicho, “yuki otoko” son un gran trabajo de Tsurubaya: las máscaras tienen piezas móviles que dotan los rostros de estos legendarios primos hermanos de la especie humana de cierto grado de expresividad. Se les pilla cariño a los yuki otoko esos…
Como puntos negativos debe contarse que – como he dicho antes – es un tanto lenta y que, se diga la frase maldita o no - el retrato que se hace de los Ainu es… Bueno… Imaginad “2000 Maníacos” sin los toques paródicos de ésta. Una representación tan odiosa como estereotipada de los habitantes originales del Japón antes de las invasiones coreanas. Como si fueran indios malvados y contestones de una peli de John Wayne, vaya (eso sí, las caracterizaciones deformes son magníficas, peeeeeero…).
No tendría que hacerlo, pero voy a puntuar lo que podría haber sido otro gran producto tokusatsu de la Toho de no haber sido por la insensibilidad de un guión demasiado propio de su época. Esperemos que el futuro brinde al público masivo la oportunidad de ver esta película y no que la disfruten solo unos cientos de fans de la Toho.
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