Primera de las pelis del Dr. Mabuse hechas para ampliar el cánon creado por Fritz Lang, más centradas en la acción, la aventura y la ciencia-ficción que otros krimis y realizadas con más recursos (es una coproducción germano-italiana). Lang, con su extravagante, entretenida y esta vez totalmente escapista - recordemos que las dos anteriores, hechas en pleno auge expresionista, contenían una aguda crítica social - ¨Los mil ojos del Dr. Mabuse¨, había creado ¨de facto¨ el subgénero krimi, y la mayoría de pelis basadas en novelas de Edgar Wallace partían en gran parte de lo hecho por Lang. Así pues, la papeleta de hacer una secuela con los mismos personajes e intérpretes se presentaba harto difícil.
El estelar trío protagonista está formado por Gerd Fröbe, reprendiendo su personaje del bonachón pero desafortunado Comisario Lohmann, que solo quería ir a pescar truchas y, de nuevo, pescó Mabuses. A su lado, el malogrado cachas (uno de los pocos de este tipos que era actor antes que deportista) Lex Barker, que llevaba tiempo triunfando en Italia y Alemania, como un liante agente doble que trabaja paralelamente para el FBI y la Mafia. Muy competente. También tenemos a la bellísima actriz israelí Daliah Lavi haciendo pareja con Barker y al eficiente secundario Wolfgang Preiss reprendiendo a su vez su papel como Dr. Mabuse, que esta vez viene con un ejército de zombis.
Como buen krimi, tiene un guion delirantemente enrevesado y hecho solo con el ánimo de confundir, incorporando bastante humor para aligerar las cosas. En líneas generales, este krimi es más violento y - reiterando lo dicho al inicio - con más acción que cualquiera de los basados en obras de Wallace hasta la fecha. Por lo que respecta al aspecto técnico, la estética pop y la banda sonora jazz (donde destaca el uso una guitarra o bajo eléctrico) típicas están presentes.
No está nada mal. Es verdad que no es tan buena, intensa o excitante (el clímax era excelente, y, además la manera en que Lang combinó el noir americano al que tanto contribuyó con una marcada estética europeizante creó escuela en varios países) como su predecesora, pero es una digna y divertida secuela.
bigladiesman
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Primera de las pelis del Dr. Mabuse hechas para ampliar el cánon creado por Fritz Lang, más centradas en la acción, la aventura y la ciencia-ficción que otros krimis y realizadas con más recursos (es una coproducción germano-italiana). Lang, con su extravagante, entretenida y esta vez totalmente escapista - recordemos que las dos anteriores, hechas en pleno auge expresionista, contenían una aguda crítica social - ¨Los mil ojos del Dr. Mabuse¨, había creado ¨de facto¨ el subgénero krimi, y la mayoría de pelis basadas en novelas de Edgar Wallace partían en gran parte de lo hecho por Lang. Así pues, la papeleta de hacer una secuela con los mismos personajes e intérpretes se presentaba harto difícil.
El estelar trío protagonista está formado por Gerd Fröbe, reprendiendo su personaje del bonachón pero desafortunado Comisario Lohmann, que solo quería ir a pescar truchas y, de nuevo, pescó Mabuses. A su lado, el malogrado cachas (uno de los pocos de este tipos que era actor antes que deportista) Lex Barker, que llevaba tiempo triunfando en Italia y Alemania, como un liante agente doble que trabaja paralelamente para el FBI y la Mafia. Muy competente. También tenemos a la bellísima actriz israelí Daliah Lavi haciendo pareja con Barker y al eficiente secundario Wolfgang Preiss reprendiendo a su vez su papel como Dr. Mabuse, que esta vez viene con un ejército de zombis.
Como buen krimi, tiene un guion delirantemente enrevesado y hecho solo con el ánimo de confundir, incorporando bastante humor para aligerar las cosas. En líneas generales, este krimi es más violento y - reiterando lo dicho al inicio - con más acción que cualquiera de los basados en obras de Wallace hasta la fecha. Por lo que respecta al aspecto técnico, la estética pop y la banda sonora jazz (donde destaca el uso una guitarra o bajo eléctrico) típicas están presentes.
No está nada mal. Es verdad que no es tan buena, intensa o excitante (el clímax era excelente, y, además la manera en que Lang combinó el noir americano al que tanto contribuyó con una marcada estética europeizante creó escuela en varios países) como su predecesora, pero es una digna y divertida secuela.
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