- Aunque Lugosi brilla en su papel, el hecho es que éste es muy secundario, aunque reciba tratamiento de protagonista. Ello se debe a que originalmente Lugosi debía interpretar el papel de Karloff, y Karloff el del profesor-mafioso. Pero Karloff lo hizo fatal en los ensayos y pidió el papel de Lugosi. Como que a Lugosi le seolía importar más más figurar en cartel que tener protagonismo, aceptó interpretar al mafioso rival.
- Existe la leyenda urbana, extendida por la publicidad de la película y por el cachondo de Boris Karloff, de que a Lugosi lo hipnotizaron para la escena de su muerte. Karloff decía que no podía ser que Lugosi estuviera tanto tiempo de espaldas a la cámara sin que hubiera algún truco por medio. Ovbiamente, es falso: Lugosi simplemente se lució en la escena.
- En su lucha por el respeto de los derechos sindicales de los trabajadores del cine, Karloff, en un acto que solo se permitía a grandes estrellas, exigió que la jornada diaria fuera de ocho horas para todo el equipo. Pese a que para un director esto supone ciertas limitaciones, Arthur Lubin acabó la película antes de lo previsto y además ahorró 5.000 $ de presupuesto. Sin duda Karloff y Lubin fueron un par de profesionales como la copa de un pino.
bigladiesman
- Aunque Lugosi brilla en su papel, el hecho es que éste es muy secundario, aunque reciba tratamiento de protagonista. Ello se debe a que originalmente Lugosi debía interpretar el papel de Karloff, y Karloff el del profesor-mafioso. Pero Karloff lo hizo fatal en los ensayos y pidió el papel de Lugosi. Como que a Lugosi le seolía importar más más figurar en cartel que tener protagonismo, aceptó interpretar al mafioso rival.
- Existe la leyenda urbana, extendida por la publicidad de la película y por el cachondo de Boris Karloff, de que a Lugosi lo hipnotizaron para la escena de su muerte. Karloff decía que no podía ser que Lugosi estuviera tanto tiempo de espaldas a la cámara sin que hubiera algún truco por medio. Ovbiamente, es falso: Lugosi simplemente se lució en la escena.
- En su lucha por el respeto de los derechos sindicales de los trabajadores del cine, Karloff, en un acto que solo se permitía a grandes estrellas, exigió que la jornada diaria fuera de ocho horas para todo el equipo. Pese a que para un director esto supone ciertas limitaciones, Arthur Lubin acabó la película antes de lo previsto y además ahorró 5.000 $ de presupuesto. Sin duda Karloff y Lubin fueron un par de profesionales como la copa de un pino.
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