Comedia de enredo con toques de terror que destaca por la presencia del que era considerado uno de los mejores humoristas de Europa, Jan Werich, en el doble papel protagonsta y como autor del guión.
Werich interpreta a los típicos doppelgangers que se cambian los papeles (el Emperador Rodolfo II y el panadero Matej), lo que no es nada original si no
fuera porque se suma al lío el mítico Golem, al que el Emparador, que es más tonto que Pichote, busca con denuedo para que le sirva.
Para ello cuenta con una corte de frikis con un astrólogo miope, alquimistas estafadores con la manía de entrar en los sitios lanzando bombas de humo, y
creando homúnculas falsas, un militar psicótico y borracho, un chambelán que intenta imponer un poco de seriedad en esa casa de locos... En fin, un manicomio con aires de casa real.
Werich va hipersobreactuado cuando hace de emperador y ofrece una versión más sobria, pero no menos divertida, como panadero, mostrando sus buenas maneras como actor cómico (que a la larga le hicieron perder el papel de su vida) en diferentes situaciones
El aspecto técnico está muy cuidado: bonita ambientación en interiores, elegante vestuario y fotografía en color (combinación de Agfacolor y Eastmancolor), que
demuestran que en esa época Europa seguía en la vanguardia del cine fantástico (pero los grandes estudios de EE.UU. ya se iban espabilando. En un par de años ya
estarían por encima). Hay pocos FX, y nos dan una de cal y una de arena: buenas tomas dobles de Werich en combinación con un Golem bien diseñado y francamente
intimidador, pero que no hace otra cosa que echar humo por los ojos y moverse menos que Don Pimpón en una cama de velcro (es solo una escultura que supongo que mueven unos mozos escondidos. Se mueve como el típico Cobi de feria de hace 20 años).
La película adolece de falta de ritmo, reduciéndose casi enteramente a una sucestión tras otra de gags que si bien son divertidos, no cuentan con el ritmo
desenfrenado de las screwball comedies americanas o el cinismo exquisito de la escuela Ealing. Es una comedia pausada, dividida en dos actos, para paladares
pacientes, llena de humor alocado (buenísimo el gag de la pipa: ¨COF! COF! Esto no tendrá éxito en el Viejo Mundo¨) pero pausado.Hay ncluso la típica ¨escena
del espejo¨, que ya es hasta un cliché en si misma. Pero con todo su mayor defecto es que en algunos momentos, me recuerda sospechosamente a ¨El gran dictador¨. No digo que sea un plagio porque no lo es, pero la inspiración se hace más que evidente en algunas escenas.
De todas maneras es una película agradable que a pesar de ser muy larga y estar dividida en 2 partes, logra hacer pasar ratos muy entretenidos.
bigladiesman
7
Comedia de enredo con toques de terror que destaca por la presencia del que era considerado uno de los mejores humoristas de Europa, Jan Werich, en el doble papel protagonsta y como autor del guión.
Werich interpreta a los típicos doppelgangers que se cambian los papeles (el Emperador Rodolfo II y el panadero Matej), lo que no es nada original si no
fuera porque se suma al lío el mítico Golem, al que el Emparador, que es más tonto que Pichote, busca con denuedo para que le sirva.
Para ello cuenta con una corte de frikis con un astrólogo miope, alquimistas estafadores con la manía de entrar en los sitios lanzando bombas de humo, y
creando homúnculas falsas, un militar psicótico y borracho, un chambelán que intenta imponer un poco de seriedad en esa casa de locos... En fin, un manicomio con aires de casa real.
Werich va hipersobreactuado cuando hace de emperador y ofrece una versión más sobria, pero no menos divertida, como panadero, mostrando sus buenas maneras como actor cómico (que a la larga le hicieron perder el papel de su vida) en diferentes situaciones
El aspecto técnico está muy cuidado: bonita ambientación en interiores, elegante vestuario y fotografía en color (combinación de Agfacolor y Eastmancolor), que
demuestran que en esa época Europa seguía en la vanguardia del cine fantástico (pero los grandes estudios de EE.UU. ya se iban espabilando. En un par de años ya
estarían por encima). Hay pocos FX, y nos dan una de cal y una de arena: buenas tomas dobles de Werich en combinación con un Golem bien diseñado y francamente
intimidador, pero que no hace otra cosa que echar humo por los ojos y moverse menos que Don Pimpón en una cama de velcro (es solo una escultura que supongo que mueven unos mozos escondidos. Se mueve como el típico Cobi de feria de hace 20 años).
La película adolece de falta de ritmo, reduciéndose casi enteramente a una sucestión tras otra de gags que si bien son divertidos, no cuentan con el ritmo
desenfrenado de las screwball comedies americanas o el cinismo exquisito de la escuela Ealing. Es una comedia pausada, dividida en dos actos, para paladares
pacientes, llena de humor alocado (buenísimo el gag de la pipa: ¨COF! COF! Esto no tendrá éxito en el Viejo Mundo¨) pero pausado.Hay ncluso la típica ¨escena
del espejo¨, que ya es hasta un cliché en si misma. Pero con todo su mayor defecto es que en algunos momentos, me recuerda sospechosamente a ¨El gran dictador¨. No digo que sea un plagio porque no lo es, pero la inspiración se hace más que evidente en algunas escenas.
De todas maneras es una película agradable que a pesar de ser muy larga y estar dividida en 2 partes, logra hacer pasar ratos muy entretenidos.
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