El prolífico héroe de acción venido a menos John Agar y el distinguido John Carradine (qué voz tenía el tío. En esta peli se ve muy a las claras, aunque salga poco) son los intérpretes más destacados de este producto de la serie B más sandunguera de la época que combina invasiones selenitas, invisibilidad y zombies radiactivos (bastante logrados para la época, por cierto). ¡Menudo cóctel, hamijos!

Aunque no pasa de ser una variante más de la temática de “La invasión de los ladrones de cuerpos” con elementos de otras películas (es decir: originalidad cero) con actuaciones bastante flojas, es una peli pasable, para pasar el rato tan ricamente. El omnisciente narrador puede confundir porque se cuela en muchas escenas de golpe y porrazo y parece que la chica de la peli hable con su voz, pero resulta bizarramente divertido. El final a lo Rambo cincuentero hace mucho, también.

A nivel técnico, solo destacaría el maquillaje, unos – por decir algo que no suene ligeramente peyorativo - discretos FX (aunque los he visto muy peores), un atrezzo barato y bastante camp (luego, mola que te cagas. Quiero una escopeta de sonidos de cartón-piedra como las de los buenos) y el abusivo uso de imágenes de archivo, algunas, de la vida real (parecen un informativo de Pedro Piqueras), aunque ya las hayamos visto en otras pelis y, precisamente, otras escenas, sobre todo de FX, tomadas de otras producciones de serie B del abundante catálogo de la United Artists.

No es nada especial, pero es entretenida, ágil y tiene encanto.

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