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Le pierde la excesiva pomposidad amorosa de Vlad respecto a Theresa, pero la peli está bien. Lo que ocurre es que estamos ante una peli un tanto extraña. En primer lugar, aquí, Drácula no sale por ningún lado. Olvidaros de este personaje porque no tiene ninguna trascendencia en el film. El prota es un atractivo joven, Vlad, que estando Theresa en una gala de arte en Nueva york, se encuentra con él y enseguida pues cae el típico flechazo. Ya pasados el cuarto de hora, estamos en Rumanía. Concretamente; en una iglesia o monasterio, supuestamente abandonado, de medio siglo de antigüedad, donde a partir de ese momento todo tendrá que ver, en mayor o menor medida, con ese lugar. Más de la mitad del film transcurre 500 años atrás en el tiempo. Tenemos al típico vampiro bueno y al malo. Su segunda mitad es cien veces mejor que su primera, por lo que hay que tener un poco de paciencia. En ésta, destaca mucho en ambientación, Bso y demás. No es ninguna maravilla, pero me esperaba un bodrio.. y ni mucho menos...

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