Continuación directa de la primera parte y, al menos para mí, superior a esta.
Ze do Caixao sigue haciendo de las suyas, intentando “encontrar la inmortalidad por medio de la descendencia de la sangre“, vamos, que lo que quiere es tener un hijo. Y para ello, pasa por secuestros, torturas, asesinatos y maldades varias, pero esta vez, con el “ojo echado“ por parte de las gentes del pueblo, que están hartos de tantas cosas chungas que pasan en la zona, y que claramente apuntan hacia él, aunque siempre tenga una buena excusa.
Hay que destacar la parte del infierno, o la forma de verlo que tiene nuestro protagonista, es una escena tremenda y de lo más tétrico que he visto nunca en una película (barata, pero muy currada).
En general, una peli decente, de pura serie b de su época que entra muy bien.

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Puede parecer una gilipollez. Pero este personaje me recordaba a Tony Montana (Al Pacino, en ¨El precio de el poder¨). Un tipo al que todo el mundo teme. Es capaz de tumbar a una mole de mas de 100 kilos de musculo, solo utilizando un garrote. Ama a los niños ( a Tony Montana le pasaba lo mismo). Su unica obsesion es perpetuar su especie, ya que el se considera un verdadero mesias. Los casi 10 minutos que nos endosan de como seria el infierno (a color y todo) es quizas de lo mejor del film. Realmente este Ze de Caixao tiene carisma. Lo que no me termino de convencer fue justo el final, que no dire nada sobre el, pues sino crearia un spoiler de cojones. Bastante buena, como su antecesora

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Una puta joya. El Mojica es un crack pero a veces nos trae unos putos bodrios que ni Jess Frank con una sobredosis de ketamina. Me encanta la escena a color del infierno y el desarrollo de la trama, ya de hecho tomada en la guapisima ¨Encarnacion del diablo¨: buscar al hijo perfecto. Serpientes y arañas reales, un gore genial para la epoca y uno de los personajes mas carismaticos en la historia del cine de terror.

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Tres años después de la aparición del personaje de Zé do Caixao en “A meia noite levarei sua alma”, José Mojica Marins rodó esta segunda parte, que empieza justo donde acabó la anterior, Ze de Caixao sigue vivo y está vez quiere conseguir su objetivo como sea, continuar su estirpe para conseguir la inmortalidad, un hijo engendrado dentro de una mujer perfecta, tan perfecta como él, que no crea en Dios, ni en el Diablo, que no tenga miedo a nada, ni a la propia muerte, ¿conseguirá su propósito?



A los que les gustó la primera parte, esta segunda no les va a defraudar en absoluto, es más violenta si cabe que su antecesora y técnicamente está algo mejor resuelta, su duración es también más larga y tiene más escenarios. Así, esta segunda parte podríamos decir que es superior en muchos aspectos, el problema es que como ya conoces a Ze, no te sorprende tanto como “A meia noite levarei sua alma”.



En esta película se nos presenta a otro personaje, Bruno, que la verdad no se de donde sale ya que en la primera parte no aparecía, un siervo jorobado que le ayuda en todos sus malvados propósitos. Este personaje realmente no tiene mucho sentido, ¿para qué necesita Zé un ayudante si el solo puede conseguir todo lo que quiere?. Aun así Bruno tiene sus cosas interesantes y da cierto repelús verlo, y, aunque su maquillaje resulte algo rudimentario resulta creíble en blanco y negro.



Si en la primera parte se nos mostraba la maldad interior de este hombre, aquí todavía se nos muestra más hasta donde puede llegar su crueldad. Para conseguir a la mujer que necesita, secuestra a un grupo de chicas, que el de antemano ha comprobado que sean ateas. A estas chicas las somete a una prueba, les pone un montón de arañas en la habitación donde duermen, a las que se asustan por ello las lleva a un foso lleno de serpientes para que mueran, a otra se la entrega a su criado para que haga lo que quiera con ella, el jorobado la mata sin querer y Zé le destroza la cara con ácido.




Una cosa interesante del personaje de Zé do Caixao es el amor que siente por los niños. Para él los niños cuando crecen se convierten en ignorantes y estúpidos. Un ser descarnado como él se enternece al ver una criatura. En una escena salva la vida de un niño que está a punto de ser atropellado por una moto. En un momento de la película, Ze do Caixao se da cuenta de que una de las chicas que ha matado estaba embarazada, al hombre le da un ataque de histeria y casi asesina a la mujer que ha elegido para concebir su hijo; se ha dado cuenta de que ha matado por primera vez a un niño, aunque este todavía no había nacido.



Hay una secuencia de esta película que me impresionó mucho, se trata de un momento en que Zé parece tener una pesadilla en la que está en el infierno, donde le esperan todas sus víctimas para torturar su alma. Esa escena está rodada en color, a diferencia del resto de la película que está rodada en un oscuro blanco y negro. Esa secuencia es tremendamente violenta y delirante, cuando la ves entras en una especie de estado hipnótico, con esos alaridos de fondo y esa risa del diablo, una gozada.




En esta película, el director José Mojica Marins, tuvo serios problemas con la censura y se vio obligado a cambiar el final, Ze do Caixao cae en un pantano y antes de ahogarse pide un crucifijo al cura y dice que cree en Dios. Indudablemente Ze nunca hubiese dicho eso, ni aunque su vida dependiera de ello, una vez conocemos a su personaje sabemos que es imposible que crea en nada, ni aunque Dios y el demonio (si existieran) se le aparecieran delante cogidos de la mano.



En conclusión, otra de esas películas indispensables para entender la evolución del cine de terror, un filme macabro, violento, y polémico que si en su época hubiese sido estrenado en salas comerciales de otros países distintos al de su origen, hubiese influenciado a toda una generación de cineastas; esa influencia tuvo que esperar unos años, ya que ahora se ha convertido en un clásico de culto enormemente imitado.

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