Ficha Diagnóstico: Asesinato


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Críticas de Diagnóstico: Asesinato (2)




Mad Warrior

  • 14 Apr 2023

5



Llega atravesando el puente de Boston, cual apisonadora. Figura imponente, esbelta y casi amenazante.
Peter Carey se introduce con vehemencia en el tan particular mundo de la medicina justo cuando un crimen sacude las vidas de quienes están a su alrededor.

Esta premisa suena realmente extraña para encontrarse en la filmografía de Blake Edwards, y es que, estando él tras la cámara y el escenario ambientado entre camillas y salas de operaciones y de cirugía tal vez podríamos esperar algo como ¨Los Locos del Bisturí¨, pero nada más lejos de la realidad. ¨The Carey Treatment¨ forma parte de sus años de mala suerte, cuando el éxito en taquilla le dio de lado repentinamente y los estudios de Hollywood se aprovechaban maltratándole con todo el descaro. Terrible decisión la de aceptar el guión que le ofreció James Aubrey, nuevo presidente de MGM.
Éste, escrito y reescrito, toma de inspiración ¨A Case of Need, la única novela de Michael Crichton concebida, mientras aún estudiaba medicina, con el alias ¨Jeffery Hudson¨, y que terminaría siendo galardonada a finales de los 60; pero la inspiración se sale por la tangente con las modificaciones de ese trío de guionistas ocultos bajo otro nombre falso (J.P. Bonner) y las abusivas exigencias de los productores, que pusieron contra las cuerdas al de Oklahoma y a menudo con intolerables amenazas. Este entorno de agobio y tensión no favoreció en absoluto el rodaje...

Ya sólo el inicio indica que las cosas no son como debieran ser. El protagonista del libro, John Berry, es un tipo inteligente hecho a imagen y semejanza de Crichton, sagaz y resuelto; aquí es James Coburn quien encarna al protagonista de la película, Peter Carey, y su aparición bajo las gafas Rayban y su ropa informal, desafiando además a un guardia urbano, nos sugiere mucho más a un anti-héroe de la escuela de Bronson, Hackman o Eastwood. Todo un ¨maverick¨ que poco o nada encaja en la lógica de un hospital, pero allí va a meterse; los posteriores cortes en la sala de montaje terminan de redondear el confuso devenir de los acontecimientos.
Carey, patólogo, se codea, gana amistades y un romance con el hermoso físico de Jennifer ONeill y del todo innecesario para la historia, pero jamás le vemos ejerciendo su profesión. Parece un periodista infiltrado torpemente. Sin embargo las primeras señales de la intriga nos revelan a un Edwards con infalible dominio sobre el suspense, que tan bien y mejor demostró años atrás en ¨Chantaje contra una Mujer¨, esta vez menos ¨noir¨ y más crudo y directo, al estilo de un Yates o un Winner cualquiera. El fallecimiento de la hija del dueño del hospital (Karen), donde el anterior ha entrado a trabajar, por culpa de un supuesto aborto ilegal desata los infiernos.

Aquí se saborean los tonos ácidos y críticos del libro. Esa Boston tan moralista, politizada, bajo el influjo de una ley severa y relajada para otro tipo de conductas, sobre todo si son ejercidas por aquellos que pertenecen a las clases medias-altas. Los marcados por preferencias liberales o por su propia raza no tienen posibilidades aquí; un entorno social que, de haber sido observado por alguien como Lumet, gozaría de más ricos detalles (igual que en la versión literaria). Los personajes contribuyen a esta desconexión y desestabilización, sobre todo el protagonista.
Tras ser acusado su compañero Tao (Lee en la novela) de practicar el aborto, aún ilegal, él se dispone a averiguar la verdad. Se dispone a hacerlo con los humos de un detective de novela negra de Hammett o un Harry Callahan disfrazado de médico; cuando Carey agarra a la compañera de universidad de Karen (Jennifer, la propia hija del cineasta), la monta en su coche y obliga a confesar su verdadera relación con ella, aterrorizándola a base de carreras y saltos mortales, la credibilidad se va en uno de esos derrapes y de repente cunde la inverosimilitud. ¨Es un malnacido¨, espeta la chica. Y tiene razón.

Berry afrontaba los problemas con la lucidez propia de un detective, y además tenía junto a él a un abogado, Wilson, que colaboraba en el caso; a Carey le vienen las oportunidades y las enfrenta solo, desquiciada y violentamente. Se presentan en forma de encuentros e interrogatorios muy resueltos con mano dura, contra secundarios que aparecen y desaparecen sin dejar rastro, o que creemos pueden tener más relevancia pero se limitan a adornar un escenario concreto o a servir de carnaza para el héroe. El fotógrafo entrometido, el tío de Karen, incluso el padre de Karen, supuesto chantajista, todos metidos en el embrollo y ninguno con un papel definido.
Pero para papeles incomprensibles el de ONeill, una actriz bellísima, con talento y en su mejor momento...malgastada por los cambios de guión y cuyas escenas quizás fueron cortadas durante la edición según órdenes de Aubrey y el productor William Belasco, quedando un florero con una historia trágica detrás pero que realmente no sirve de apoyo al protagonista (hasta Jacqueline Bissett en ¨Bullitt¨ tuvo una mejor aparición). Termina de redondear este caos narrativo el ex-novio de Karen, un traficante de drogas psicótico (Michael Blodgett), y cómo toma las riendas del suspense ya cuando el fuelle de la trama no da para más.

Lo hace elevando a las alturas lo que creíamos inverosímil, llevando esa investigación de novela ¨hard-boiled¨ a terrenos más propios de un ¨giallo¨ de la época, por la manera extremadamente alocada que tienen los hechos de resolverse, ¡y con abundancia de crímenes y sangre!
Es la gota que colma el vaso de esta historia entre batas médicas, tensión y salas de operaciones, y también de la vida del propio Edwards, quien decide huir con su familia del acoso infame de los productores; ha sido muy duro para él completar esta etapa tan convulsa de su obra...pero ya llegarán mejores tiempos.



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the boss

  • 12 Feb 2009

4


buen film de suspense medico basado en libro del desaparecido michael crithton con el siempre eficaz actor james coburn inolvidable persigiendo a kristoferson en pat garrett y billy el niño1973 de sam pechinpack



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