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En los años ochenta, Peter Walkins vendía naranjas de cosecha propia de puerta en puerta, pero se vió forzado a cerrar el negocio.
Tras solucionar una pelea con un asesinato, cambia su mano por un garfio y se dedica a masacrar a sus antiguos clientes de diferentes formas, siempre con las naranjas como arma de apoyo, para luego desaparecer por completo.

En el presente, el banquero Gerald en trámites de divorcio con su codiciosa esposa Deborah, invita a un viaje al campo a sus mejores y veteranos amigos, todos ellos solteros y eternos adolescentes.
El fin de semana se ve algo empañado cuando Gerald y compañía descubren que Deborah y su nuevo amante están acampando cerca, y se les ocurre diferentes bromas pesadas.
El problema es que la leyenda urbana Peter Walkins, ¨el hombre naranja¨, todavía está presente y vuelve de su retiro para matar gente.

Película que mezcla bizarramente el slasher con la comedia, con escenas repletas de desprecio o bullying al ¨Hombre Naranja¨, chistes y bromas sobre o con orina, onanismo y humor corrosivo y negro abundante.
El guión une todo con buen ánimo, impulsado por los personajes. Por eso es bueno que estos personajes sean veteranos, dejando de lado el fin de semana de chicas y chicos mil veces visto.
El reparto competente y el esfuerzo de dirección compensan una película bastante decente.
Una comedia negra con abuso de gore malo, pero que puede decirse que es una película de clase B, de las que se disfrutan.

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