Robert Montgomery era un fan de la obra de teatro original, y cuando supo que la productora donde estaba contratado, MGM, iba a hacer una adaptación, persiguió por tierra mar y aire a Louis B. Mayer para que le diera el papel.
Al final, considerando que la película iba a fracasar, los ejecutivos de MGM, Mayer el primero, le dieron el papel a cambio de que él pagara parte del presupuesto (Montgomery era multimillonario de nacimiento), con la seguridad de que la película fracasaría, y que con esta humillación Montgomery caería en sus manos y se convertiría en una marioneta del estudio, metiéndolo en las pelis que ellos quisieran.
Aunque la película a penas recuperó la inversión inicial (se la consideraba demasiado experimental), los premios que recibió constataron que Montgomery no sería la marioneta que buscaban.
La propia Metro hizo un conato de boicotear la première de la película en el mismísimo Graumans: en desacuerdo con el hecho de que Robert Montgomery fuera el prota, los ejecutivos hicieron incluir antes de la película un aviso donde declinaban toda responsabilidad sobre el ¨contenido espúreo¨ de la misma.
Al final fue recibida con un considerable entusiasmo por parte de público y crítica.
May Whitty, Kathleen Harrison, Merle Tuttenham (las dos criadas) y Matthew Boulton (el inspector de policía) ya participaron en los respectivos papeles durante las primeras funciones de la obra original de Emlyn Williams, en el West End londinense. En el caso de Whitty y Boulton también lo representaron en Broadway.
Curiosidades: 6
bigladiesman
Que un gatete negro se pasee frecuentemente por el set cuando Montgomery está presente es un detalle que pretende señalar que Danny no lleva nada de bueno en la cabeza.
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