Una más de esas películas italianas para las cuales el argumento es una ligera excusa para mostrarnos una galería de horrores de pura serie B y bizarrismo teñido de un cierto fetichismo por la violencia (lo que se consideraba “violencia” en ese tiempo, claro: actualmente es muy poquita cosa).
Los intérpretes son poco conocidos y los personajes, bastante tópicos: la heroína y sus dantescas visiones, los tres héroes (el papá de la heroína, un serio brahmán y un cómico periodista), unos villanos (Hugo, un desfigurado pervertido exasperadamente risueño y cobardón y la condesa Elizabeth, una indeseable que bebe los vientos por el brahmán), y el tipo que debería dar risa (un poli bastante desastre).
La película en si es un batiburrillo inconexo (parece que la prota está obsesionada con que es la reencarnación de una antigua propietaria del castillo condal, donde se cometen asesinatos y hay un importante tesoro) y casi ininteligible en su cutrez que sin embargo no llega a aburrir. Eso sí, los chistes son malos a rabiar. Las escenas violentas, que son lo que el público busca, son cutres pero imaginativas para su tiempo, al estilo de un viejo serial.
Notable música de estilo free jazz con agresivos golpes de guitarra eléctrica, un organillo e instrumentos de viento que acompañan las escenas de terror y comedia. Por desgracia, en las escenas de terror se cuela alguna pieza que parece hecha para una escena graciosa. En cuanto al resto (fotografía, maquillaje), es bastante cutrillo.
Una pel·lícula malilla que al menos logra entrener sin pensar, pero no es un producto que recomendaría,
bigladiesman
5
Una más de esas películas italianas para las cuales el argumento es una ligera excusa para mostrarnos una galería de horrores de pura serie B y bizarrismo teñido de un cierto fetichismo por la violencia (lo que se consideraba “violencia” en ese tiempo, claro: actualmente es muy poquita cosa).
Los intérpretes son poco conocidos y los personajes, bastante tópicos: la heroína y sus dantescas visiones, los tres héroes (el papá de la heroína, un serio brahmán y un cómico periodista), unos villanos (Hugo, un desfigurado pervertido exasperadamente risueño y cobardón y la condesa Elizabeth, una indeseable que bebe los vientos por el brahmán), y el tipo que debería dar risa (un poli bastante desastre).
La película en si es un batiburrillo inconexo (parece que la prota está obsesionada con que es la reencarnación de una antigua propietaria del castillo condal, donde se cometen asesinatos y hay un importante tesoro) y casi ininteligible en su cutrez que sin embargo no llega a aburrir. Eso sí, los chistes son malos a rabiar. Las escenas violentas, que son lo que el público busca, son cutres pero imaginativas para su tiempo, al estilo de un viejo serial.
Notable música de estilo free jazz con agresivos golpes de guitarra eléctrica, un organillo e instrumentos de viento que acompañan las escenas de terror y comedia. Por desgracia, en las escenas de terror se cuela alguna pieza que parece hecha para una escena graciosa. En cuanto al resto (fotografía, maquillaje), es bastante cutrillo.
Una pel·lícula malilla que al menos logra entrener sin pensar, pero no es un producto que recomendaría,
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