Comedia histórica producida en México y dirigida por Roberto Gavaldón y con varios guionistas de México, Chile y Argentina.
Es una historia de viaje temporal donde Marco Antonio (Luis Sandrini), el aprendiz de un espiritista, es enviado por error a la antigua Roma, donde solo su nombre se confunde con el del César romano y no tarda en pelear en la arena (con león incluído), comandar ejércitos y lo más importante, relacionarse con la legendaria egipcia Cleopatra.
Es una comedia donde Luis Sandrini, uno de los actores cómicos (y porque no dramáticos) de la edad dorada del cine argentino, se luce como siempre en sus diálogos, pero esta vez abunda un excedente de diálogos y latiguillos muy recargados y desactualizados.
Pero siempre Sandrini tiene su forma de decir latiguillos que quedan impecables: ¨Yo no tengo la culpa. Si los espíritus no quieren venir, no los voy a traer del cogote¨.
Cleopatra es interpretada por la cubana-mexicana María Antonieta Pons, también destacada en el cine, pero en la época del cine de oro mexicano.
La película tiene escenografías impresionantes, especialmente las de la antigua Roma, pero sin quedar atrás la de la época contemporánea donde se desarrolla la historia, como el salón esotérico de muy buena ambientación y atmósfera.
También se nota el gran presupuesto y una puesta en escena teatral, impactante en las escenas romanas con vestuario convincente y armamento de utilería desproporcionado, pero acorde a la búsqueda de la parodia y el humor.
Los efectos especiales son aceptables para esa época, especialmente en los momentos sobrenaturales: ¨Despréndete de la materia. Desdóblate¨, mientras el personaje Marco Antonio anbandona su cuerpo físico y su cuerpo incorpóreo se eleva, pero regresa a recoger los billetes de la chaqueta, aduciendo que ¨los espíritus son los espíritus, pero la lana (dinero) es la lana¨, en otra de las escenas rescatables de una película discreta, pero que no alcanza para ser de las selectas en la filmografía del gran actor Luis Sandrini.
Gerpro
5
Comedia histórica producida en México y dirigida por Roberto Gavaldón y con varios guionistas de México, Chile y Argentina.
Es una historia de viaje temporal donde Marco Antonio (Luis Sandrini), el aprendiz de un espiritista, es enviado por error a la antigua Roma, donde solo su nombre se confunde con el del César romano y no tarda en pelear en la arena (con león incluído), comandar ejércitos y lo más importante, relacionarse con la legendaria egipcia Cleopatra.
Es una comedia donde Luis Sandrini, uno de los actores cómicos (y porque no dramáticos) de la edad dorada del cine argentino, se luce como siempre en sus diálogos, pero esta vez abunda un excedente de diálogos y latiguillos muy recargados y desactualizados.
Pero siempre Sandrini tiene su forma de decir latiguillos que quedan impecables: ¨Yo no tengo la culpa. Si los espíritus no quieren venir, no los voy a traer del cogote¨.
Cleopatra es interpretada por la cubana-mexicana María Antonieta Pons, también destacada en el cine, pero en la época del cine de oro mexicano.
La película tiene escenografías impresionantes, especialmente las de la antigua Roma, pero sin quedar atrás la de la época contemporánea donde se desarrolla la historia, como el salón esotérico de muy buena ambientación y atmósfera.
También se nota el gran presupuesto y una puesta en escena teatral, impactante en las escenas romanas con vestuario convincente y armamento de utilería desproporcionado, pero acorde a la búsqueda de la parodia y el humor.
Los efectos especiales son aceptables para esa época, especialmente en los momentos sobrenaturales: ¨Despréndete de la materia. Desdóblate¨, mientras el personaje Marco Antonio anbandona su cuerpo físico y su cuerpo incorpóreo se eleva, pero regresa a recoger los billetes de la chaqueta, aduciendo que ¨los espíritus son los espíritus, pero la lana (dinero) es la lana¨, en otra de las escenas rescatables de una película discreta, pero que no alcanza para ser de las selectas en la filmografía del gran actor Luis Sandrini.
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