Una película poco conocida en Occidente pero que se considera básica e imprescindible para entender la evolución del anime japonés hacia la industria mastodóntica que es en nuestros días.
Fue la producción que puso al departamento de animación de Toei en la posición de privilegio que aún mantiene hoy día en la industria, en especial en televisión: de hecho, el director de esta peli, Yugo Serikawa, dirigió posteriormente la mítica - más que el manga original de Go Nagai - versión anime de Mazinger Z.
Es una adaptación bastante fiel del mito del dios Susano-o - dios de la tormenta, hermano de Amaterasu, diosa del Sol, y Tsukiyomi dios de la luna – y su enfrentamiento con un dragón de ocho cabezas. Se nos presenta al dios como un niño superfuerte y cabezota pero extremadamente valiente que busca a su fallecida madre con la ayuda de un conejete parlante, un campesino fortote, y un pequeño socorro adicional de sus hermanos mayores.
La animación, de claro estilo disneyano, es de altísima calidad, muy suave, con una paleta de colores que alterna lo sobrio y lo casi psicodélico, fondos casi abstractos y con ángulos y trucos que hoy los otakus de la vida damos por hechos, pero que fueron innovadores en la época, influenciando a gente como Hayao Miyazaki o, sobretodo, el ruso-americano Gennady Tartakovsky, que sacó de esta película su método diseño de personajes, simple y limitado, pero a la vez atractivo y dinámicos. El ritmo es tremendo, con acción que ni por un minuto cede y con esos chistes aleatorios de de tanto en cuando soltaban las películas de la época (quizá influenciado por el peculiar meta-sentido del humor de Osamu Tezuka, que, dicho sea de paso NO participa en este film). La música del épico Akira Ifukube es excelente.
Una piedra de toque del mundo anime, que no debería escapar al ojo de ningún aficionado al cine de animación.
Críticas: 2
Miguel Arkangel
7
Esta es una de las películas fundamentales de mi infancia y sinceramente creo que es uno de los más grandes clásicos del cine de animación japonés, un film de culto que ningún otaku debería dejar de ver.
El pequeño Susano recorre los caminos en busca de su madre muerta, acompañado de un conejo parlanchín, y en su caminar auxilia a campesinos pobres y corre todo tipo de aventuras hasta la escena final, inolvidable para quienes la vimos de niño, en que enfrenta al Dragón de ocho cabezas.
Con una ambientación y colores por momentos clásicamente sobria y por momentos sicodélica por igual, fue el film que abrió el camino al éxito a la productora Toei.
Film cautivador y mítico, que es pieza fundamental para entender al anime japonés y del que tengo muy buenos recuerdos.
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