Ficha El Mariscal Del Infierno

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Críticas de El Mariscal Del Infierno (12)




mahotsukai

  • 11 Apr 2023

7



Correcto drama histórico enmarcado en el Fantaterror Español, dirigido por León Klimovsky y protagonizado por Paul Naschy.

Francia, 1435. Guilles de Lancré, antiguo mariscal y heroico caudillo y guerrero, ha perdido el favor del rey y poco a poco su patrimonio. Manipulado por su maquiavélico lugarteniente Sillé y su bella amante Georgelle, dedicará sus últimos esfuerzos en encontrar la piedra filosofal mediante la práctica de la alquimia y el ocultismo.

Los años 1973 y 1974 demostrarían ser dos de los más prolíficos y de variedad cinemática en la carrera de Jacinto Molina, alias Paul Naschy, en los cuales exploraría como de costumbre temáticas asociadas al cine fantástico de muertos vivientes como “La Rebelión de las Muertas” (1973) de León Klimovsky y “La Orgía de los Muertos” (1973) de José Luis Merino; momias y maldiciones como “La Venganza de la Momia” (1973) de Carlos Aured; licantropía como “El Retorno de Walpurgis” (1973) de Carlos Aured; y el vampirismo “El Gran Amor del Conde Drácula” (1974) de Javier Aguirre, pero también el thriller “El Jorobado de la Morgue” (1973) de Javier Aguirre y el giallo como “El Asesino está entre los Trece” (1973) de Javier Aguirre, “Los Ojos Azules de la Muñeca Rota” (1973) de Carlos Aured y “Una Libélula para Cada Muerto” (1974) de León Klimovsky, entre otras. Del primer grupo, por cierto, y no se me olvida por supuesto, corresponderá el clásico de culto “El Espanto surge de la Tumba” (1973) de Carlos Aured en la cual Naschy presentaría la primera de sus tres versiones de un noble diabólico francés inspirado en el legendario Mariscal de Francia y supuesto asesino en serie, Gilles de Rais (1405-1440), donde aparecería como el noble brujo satanista Alaric de Marnac, con una segunda aparición en “Latidos de Pánico” (1983) dirigida por el propio Naschy.

Aunque estaba satisfecho con los resultados de “El Espanto surge de la Tumba” (1973), Naschy deseaba realizar una película más cercana al drama histórico detrás de la brutal historia de Gilles de Rais (1405-1440), el noble que alguna vez había llegado a la cúspide del reconocimiento militar y aristocrático al convertirse en Mariscal de Francia con tan sólo 25 años, fiel campeón del por entonces delfín Carlos VII de Francia y amigo y confidente de Juana de Arco (1412-1431) durante la campaña contra los ingleses. De Rais terminaría profundamente decepcionado de la traición del propio reino de Francia a la Doncella de Orleans, renunciando al ejército y entregado a una vida degenerada, según las crónicas, que lo llevarían a la máxima degradación como la pedofilia, la necrofilia, el canibalismo, los rituales satánicos y la alquimia. Naschy había leído esta historia en “Là-bas” (“Allá Lejos”, 1891) del francés Joris-Karl Huysmans y había desarrollado el guión de “El Espanto surge de la Tumba” (1973) desde la supremacía del fantástico, el terror sobrenatural específicamente, de indesmentible boom en España y en Europa en la década de los 70, pero volvería a leer la novela para desarrollar esta vez la tragedia de De Rais desde una perspectiva más biográfica e histórica, con fuertes elementos dramáticos.

Buscando financiamiento, Naschy y su productor de cabecera José Antonio Pérez Giner, artífice de “El Espanto surge de la Tumba” (1973) se asociaron con el argentino Néstor Gaffet (“Cuarenta grados a la Sombra”, 1966), y su productora Orbe Producciones. Sin embargo, Gaffet protestaría por el violento guión de Naschy quien incluiría una serie de secuencias escabrosas bastante fieles a lo que las crónicas medievales señalaban de Gilles de Rais, de las cuales podemos observar algunas reminiscencias en el film, como ya veremos. Los productores argentinos solicitarían menos elementos de gore y violencia, una vaguísima referencia a los espantosos crímenes que se le adjudicaron al Mariscal de Francia que en este film se llama Gilles de Lancré y la inclusión de componentes de aventuras, concretamente de capa y espada en el antagonista, otro amigo y compañero militar Gastón de Malebranche. Klimovsky, director argentino, amigo y colaborador de años de Naschy, intercedería, no sin protestar, para aceptar las condiciones de los productores para que el guión fuese poco a poco suavizándose y prescindiendo de tales elementos violentos para sortear la censura. Irónicamente, la película igual sería censurada en Argentina.

“El Mariscal del Infierno” (1974) inicia con unas escenas que para cualquiera pudieran parecer genéricas, pero que en mi opinión son bastante elocuentes y dan cuenta de la naturaleza inicial del proyecto de Naschy. Si bien en “El Espanto surge de la Tumba” (1973) hay varios elementos que nos remiten al histórico Gilles de Rais a pesar de su contexto histórico, ya en los créditos iniciales Klimovsky introduce unos manuscritos y miniaturas medievales que muestran la ejecución de Juana de Arco en la hoguera, a pesar de que no se conectará esta referencia explícitamente en la trama. El guión eso sí se hace cargo de otros elementos históricos, como la mención de la caída en desgracia de De Lancré ante el rey y la progresiva pérdida de su patrimonio aristocrático, su obsesión con la alquimia y la búsqueda de la piedra filosofal que transmutar metales en oro, cuestiones que parecen indesmentibles. Luego, pasa al campo de la (seudo) historia y los rumores como los supuestos secuestros de jóvenes vírgenes que encargó para sacrificarlas al demonio por recomendación de su alquimista Simón de Braqueville, para el éxito de su empresa alquímica, secuencias en este caso poco explícitas y con menos carga erótica de las que habíamos visto y veremos luego en otras películas de Naschy como “Inquisición” (1976), por ejemplo.

La construcción de Gilles de Lancré, huelga decirlo, en mi opinión es bastante más trabajada que la de Alaric de Marnac y, por supuesto, ello responde a que la construcción del protagonista de “El Espanto surge de la Tumba” (1973) claramente es sobrenatural y más diabólica por su relación con la brujería, el satanismo y necromancia. Gilles de Lancré, por su parte, es retratado desde una perspectiva más humana y dramática, por un sobrio Paul Naschy, con todo lo que eso conlleva. Por ejemplo, se hace hincapié en su espíritu heroico y nobleza; su amena relación con Gastón de Malebranche, otrora compañero de armas, a quien recibe con gran felicidad, la cual degenerara cuando este último no apruebe las actividades criminales del barón; las dos o tres secuencias en las que un atormentado Gilles de Lancré habla de los fantasmas de los niños y jóvenes a quienes ha asesinado para sus fines alquímicos; y, finalmente, la autoconciencia de que ha sido engañado y manipulado ingenuamente por su amante Georgelle, su lugarteniente Sillé y el alquimista Simón de Braqueville, para dejarlo literalmente en la ruina.
Con todo, en “El Mariscal del Infierno” (1974) no tendremos la captura, juicio y ejecución del Barón de Rais, ricamente detallados por las actas de su juicio de 1440 que aún se conservan y que los historiadores revisionistas recientemente sostienen son probablemente falsas y difamatorias en su contenido. Este Gilles de Lancré, a pesar de caer en cuenta de sus crímenes y sentirse atormentado por ellos, dará la lucha contra su antiguo amigo y compañero Gastón de Malebranche, quien funciona como una mezcla del galo Bertran de Born (1140-1215) e inglés Robin Hood (1290-1330), héroes populares y seudohistóricos. No obstante, queda claro que la molesta personalidad del héroe Gastón de Malebranche que rememora al Robin Hood de Errol Flynn en el clásico “The Adventures of Robin Hood” (1938) de Michael Curtiz y William Keighley, le resta algunos méritos narrativos a la película no en su concepción de película de terror, que claramente no corresponde, sino en su naturaleza dramática y perversa. Es una lástima porque teniendo todos los elementos para ello, las excesivas piruetas en las coreografías de lucha que Klimosky, además de la sonrisa permanentemente burlesca del argentino Guillermo Bredeston (“El Monte de las Brujas”, 1972), la acercan más al cine de aventuras, en concreto de capa y espada.

“El Mariscal del Infierno” (1974) se las arregla para contener escenas violentas y colar una que otra secuencia gore, aunque no en el nivel de “El Espanto surge de la Tumba” (1973). Abundarán las secuencias de violencia poco explícitas como la muerte de los padres que se niegan a entregarles sus hijas vírgenes a Sillé y sus secuaces o los mismos sacrificios de las doncellas, cuyos degollamientos se filman desde perspectivas lejanas. Incluso hay una decapitación que se realiza con un actor tapando la ejecución, cuya cabeza parlante luego revelará blasfemos secretos a De Lancré. En cuanto a las explícitas o con tintes de gore, las más interesantes están en la cámara de tortura como la corona ardiente que De Lancré pone sobre la cabeza del barón de Malebranche, tío de Gastón y la pérdida del ojo izquierdo de De Lancré en el torneo de justas, inspirado en el trágico destino del rey Henry II de Francia (1519-1559), quien perdería la vida luego de que su propio capitán de la guardia real Gabriel I Conde de Montgomery, le hiriera accidentalmente de muerte durante las celebraciones de la boda de su hija Isabel con Felipe II de España.

Decía yo anteriormente que “El Mariscal del Infierno” (1974) es bastante menos gore, pero también bastante menos erótica que el promedio de las películas de Naschy. Hay una o dos escenas de desnudo femenino que corresponde a las del sacrificio al diablo y con personajes femeninos secundarios. La película carece, y no lo menciono por los sólo desnudos, sino por su importancia narrativa, de caracteres femeninos destacables. El personaje de la amante de De Lancré, Georgelle, encarnada por la bella modelo, vedette y actriz argentina Norma Sebré (“Yo maté a Facundo”, 1975) lamentablemente no tiene mucho desarrollo, lo que es una lástima porque como villana no nos explican cuáles son sus motivaciones ni a quien realmente sirve. Por otra parte, tampoco Sebré tiene el encanto erótico, y esto no tiene que ver con quitarse la ropa en las secuencias, de las musas europeas que solían aparecer en los filmes de Naschy. Graciela Nilson, prima de Gastón e interés amoroso del héroe, tampoco asume un papel destacable, siendo en la práctica un personaje de relleno. Por último, el argentino Mariano Vidal Molina (“El Retorno de Walpurgis”, 1973) se queda un tanto corto en perversidad e inteligencia maquiavélica como el segundo al mando, sobre todo si tenemos en cuenta que parece manipular a su señor.

En la crítica de “El Espanto surge de la Tumba” (1973) mencioné un par de incoherencias narrativas propias de los guiones de Naschy y del Fantaterror, que en ningún caso la desmerecen. Sin embargo, al ser más histórica y más biográfica “El Mariscal del Infierno” (1974) se esperaba que tuviera menos de estas falencias narrativas, sin embargo, también cae en algunas secuencias ilógicas, que pueden deberse a problemas de escritura, pero también a cuestiones de censura. Eso explicaría la mencionada secuencia inicial referente a la Doncella de Orleans que los historiadores señalan incluso fue su amor platónico y obsesión y sus recuerdos tormentosos o pesadillas con niños y adolescentes a quienes se supone masacró por cuestiones alquímicas, que el guión no explica ni desarrolla en lo absoluto. Después de todo, Gilles de Rais inspiraría con su espeluznante historia a crear uno de los personajes de cuentos medievales más crueles y sanguinarios, “La Barbe Blue”, adaptado por Charles Perrault en 1695.

Además de los mencionados Paul Naschy, Norma Sebré, Guillermo Bredeston, Mariano Vidal Molina y Graciela Nilson, encontramos en el reparto a Eduardo Calvo (“El Asesino está entre los Trece” (1973) como el alquimista Simón de Braqueville, al mexicano Fernando Rubio (“Las Correrías del Vizconde Arnau”, 1974) como Estebano, amigo de Gastón, al italiano Luis Induni (“Dr. Jekyll y el Hombre Lobo”, 1972) como Paul, entre otros.
“El Mariscal del Infierno” (1974) se filmó entre mayo y junio de ese año en Aldea del Fresno, Pelayos de la Presa y Talamanca del Jarama en Madrid, Belmonte en Cuenca y Seseña en Toledo, siempre en Castilla-La Mancha. Se estrenó el 24 de octubre de 1974 en Madrid. En Argentina se le conoció como “Los Poseídos de Satán” (1974) y se prohibió su exhibición por su violencia y erotismo. En Estados Unidos se estrenó con el título de “The Devil’s Possessed” (1974). Al parecer hubo una ¨versión internacional¨ algo más sexy de la película en algún momento, pero aparentemente ya no existe.

La banda sonora de Carlos Viziello (“Mi Primer Pecado”, 1977) es bastante similar a la propuesta por Carmelo A. Bernaola en “El Espanto surge de la Tumba” (1973), con gran protagonismo del mellotrón, pero con la incorporación de arpas y laudes también.

En resumen, aunque menos célebre que “El Espanto surge de la Tumba” (1973), “El Mariscal del Infierno” (1974) tiene el mérito de abordar desde una perspectiva más histórica y biográfica los turbulentos últimos años de vida de Gilles de Rais. No cabe duda que la censura fue clave para que la dupla Klimovsky-Naschy entregaran una película bastante más interesante.



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Miguel Arkangel

  • 8 Jul 2019

7


Paul Naschy (Jacinto Molina) escribe el guión de este film, dirigido por León Klimovsky, basándose libremente en la historia real de Gilles de Rais, un tipo que era muchísimo más malvado, pervertido y psicópata que Gilles de Lancré, el personaje encarnado por Naschy.

Naschy pudo realizar una depravada historia de sexo, crimen y perversión, la sórdida historia de Gilles de Rais daba para eso y más, pero prefiere una pintoresca y entretenida trama de espada y aventura, como los filmes clásicos de Errol Flynn, con espadachines saltarines batiéndose en tabernas y castillos en ruinas, con campesinos a lo Robin Hood, luchando por liberar la comarca del malvado tirano.

Se cuenta que la productora argentina Orbe Producciones influyó para que Naschy y el director Leon Klimovsky redujeran al mínimo la dosis de terror y aumentaran los elementos de aventuras y espada, edulcorando, quizás demasiado, la trama. Lo cierto es que resultó un film disfrutable, aunque nos quedará siempre la duda de cómo hubiera quedado una biopic de Gilles de Rais si Naschy y Klimovsky hubieran tenido luz verde para mostrárnoslo en todo su horror.



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Gilles De Rais

  • 3 Jul 2018

4


Acabo de terminar de verla, y esta película, aunque omite por completo al personaje y sus andanzas (y es que lo contrario a ello le hubiese llevado directo a la censura) está basada en el personaje de Gilles de Rais. Por poner un ejemplo claro de esto: En el minuto 64, el personaje que interpreta Paul Naschy, empieza a oír, dentro de su cabeza, sollozos y lamentos de niños a los que, supuestamente él, ha torturado y matado.. Centrándonos en la peli; creo que no está mal, pero no me ha gustado. Sí lo hizo durante poco más de media hora, pero al final terminé algo hastiado de este film de aventuras del medievo. Eso sí; a Paul Naschy le sobra porte para el papel de villano que interpreta. Correcta ambientación de su época. Infinidad de duelos de esgrima. Un par de invocaciones a Satanás. Y veo, y con razón, que no está muy bien valorada...



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zamenhof

  • 15 Jul 2013

5


Típica historia de Paul Naschy en la que caballeros, barones y demás delincuentes luchan entre ellos mientras la gran figura de actor busca sus objetivos satánicos para sus grandes fines.
Mucho menos erótica que otras de sus historias el film se centra más en la acción con las espadas y las flechas sin dejar de aparecer los momentos de tortura habituales.
No está ni entre los mejores ni los peores films de Naschy, se queda en un término medio cumpliendo lo que buscaba, con su representación de la época y sin una gran cantidad de escenas estúpidas que tanto le ayudaron a rellenar otras tramas del actor.
Correcto Naschy, siempre repleto de caras bonitas, esta vez sin llegar al exceso.



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coffinjoebasc

  • 7 May 2011

9


Buenísima, no me lo esperaba, acutaciones casi perfectas, las luchas con espadas muy bien logradas. También tiene algunos efectos buenecillos sangrientos. La recomiendo.



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sutter kane

  • 26 Sep 2010

6


Aqui Alaric de Marnac és Gilles de Lancré,un alias para situar al personaje en un contexto más de cine histórico y de aventuras,que cercano al terror de ¨El espanto surge de la tumba¨.Por mi ningún problema,ya que tambien disfruto igual con el cambio.El film tiene el tema de la alquimia y la piedra filosofal de por medio,aunque ese aspecto no se explota demasiado,y podía haber dado más de sí.Yo no la he visto tan lenta como otras de Naschy,és más,a mi la mezcla de terror-aventuras-duelos a espada y justas medievales me ha sentado de maravilla,resultándome entretenida,que además dirige Klimowsky correctamente,aunque algo más contenido que en otras.A ver no és ¨El Cid¨ en cuanto a medios y espectacularidad,pero se deja ver sin problemas.Alaric en su versión más histórica,aunque sin los zombies y el gore,de ¨el espanto surge de la tumba¨.



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cromcruach

  • 14 Dec 2009

6


Una película de aventuras entretenida, se nota la influencia del cine de Errol Flynn en las escenas de acción.



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Zu

  • 6 Oct 2007

4


Naschy y klimovsky en horas bajas. Más que una película de terror parece de mosqueteros, en fin flojilla.



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Lamberto

  • 14 Jul 2007

2


Al principio puede resultar interesante, pero luego uno se da cuenta de que el guion esta estropeado y por lo tanto no hay nada de interes. La historia se atasca y queda sobre lo mismo. No recomendable.



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TANO

  • 25 Jun 2007

4


Buf, una película que deja bastante que desear. Empieza con una idea interesante, pero la historia no avanza, no avanza, no avanza, hasta que llega un momento que pierdes el interés. Yo tuve que ver repetidas un par de escenas porque a la primera me había despistado y no me había dado cuenta de lo que había pasado, en fin... Y de sobrenatural y de terror nada, parece que sí pero ahí se queda. Suspensa.



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mallorquí

  • 10 Jun 2007

--


También malograda la rubia angelical Inma de Santis



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sucettepuke

  • 19 Apr 2007

3


Guión mediocre para este biopic escrito por Jacinto Molina sobre la figura de Gilles de Rais. De esta cinta de espada y brujería, donde abunda más la acción que el terror, destaca la presencia de la bellísima aunque malograda Sandra Mozarowsky.



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Críticas: 12


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