Esta es la primera película de Shannon Tweed que vi en mi vida. La alquilé en el videoclub de mi barrio, básicamente por su icónica e irresistible portada. Y me llevé una agradable sorpresa.

De los muchos thrillers eróticos de serie B, editados directamente a video, que Andrew Stevens y Shannon Tweed hicieron juntos en los 90, este es uno de los mejores y de los más recordados. Tweed interpreta a Patricia, la sumisa esposa de un marido ambicioso que la obliga a tener relaciones sexuales con un cliente para que él pueda conseguir un ascenso. Cuando las cosas no salen como estaban planeadas, el marido se suicida y Patricia parece enloquecer y decide tomar venganza contra la familia Weston a quienes culpa de la tragedia.

La idea de una mujer psicópata que se infiltra en una familia para destruirla, motivada por el odio, los celos o la venganza, no es nada nuevo en el género del thriller erótico, pero Tweed parece disfrutar de su papel y las escenas en las que seduce a los miembros de la familia, en especial al adolescente Robey, son sexys y creíbles.

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