Entretenida peli de suspense protagonizada por una preciosa Doris Day, que da vida a Julie, una azafata que se ve amenazada por un marido celoso que intenta matarla, los celos de este llegan a límites insospechados, además ella cree que pudo matar a su primer marido.

Podría pasar por una peli del señor Hitchcook, pero no, y falta tampoco le hace.

Entretiene desde el principio hasta el final, un final por cierto demasiado surrealista para mí, pero esto es el cine...

Ideal para fans del suspense, la acción y la investigación policial.

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¡Corre Doris, corre por tu vida!

1956 sería el año en que Doris Day, famosa por sus comedias románticas, estrenaría sus dos incursiones en las aguas turbias del thriller: El hombre que sabía demasiado, de Hitchcock y El diabólico señor Benton, de Andrew L. Stone. Con el tempo, ambas películas tendrían suertes disímiles, la primera se convertiría en un clásico y la segunda caería casi en el olvido.

Lo cierto es que la película de Andrew L. Stone, merece ser reivindicada, pues tiene momentos realmente impactantes y sobrecogedores. Tenemos a Doris Day, como una simpática y dulce mujer que es atormentada por su marido, un Louis Jourdan que realiza un muy buen trabajo como un tipo psicópata posesivo y celoso; una policía que se demuestra ineficaz a la hora de proteger a una mujer en riesgo de ser asesinada por su propio esposo (bueno, las cosas no han cambiado mucho); una potente escena inicial con un auto desbocado corriendo a toda velocidad por una sinuosa carretera, y un final, sorpresivo y audaz, con todas esas peripecias que se desarrollan en el avión, con una Doris Day más encantadora y aterrorizada que nunca.

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