Críticas de La noche que América se estremeció (1)
bigladiesman
5 Apr 2012
8
Otra de esas películas (en realidad un mediometraje) que sin tratar directamente temas fantásticos constituye una imprescindible adición a esta base de datos, ya que trata de un acontecimiento que revolucionó el mundo de la ci-fi y del mass media a la vez: es una reconstrucción televisiva (episodio del programa “Studio One”) de la infame noche de Halloween de 1938 en que Orson Welles hizo su extraordinaria y particular versión radiofónica de “La guerra de los mundos” de H.G. Wells, tan convincente que muchísimas personas, en una América sumida aún en la Gran Depresión (que enfilaba su recta final) creyeron lo que oían, lanzando a Welles en su carrera hacia el Olimpo de Hollywood y el de la Cultura en general (y creando – como bien se señala en la misma película - un preludio ficticio a lo que sería terrible realidad unos meses después: el estallido de la II Guerra Mundial).
Además, aparecen montones de futuras estrellas haciendo pequeños papeles. ¿O acaso no os suenan nombres como los de James Coburn, Warren Beatty, Ed Asner, Warren Oates , John Astin o Vincent Gardenia?
En una brillante idea, el protagonista no es un actor, sino uno de los más prestigiosos periodistas de EE.UU.: Edward R. Murrow haciendo de él mismo, lo que le da empaque al asunto (esta idea fue puesta en práctica con éxito en muchas otras películas y series, como por ejemplo “V”). Él narra la acción, queriéndonos dar la sensación de que estamos viendo un documental dramatizado más que una versión ficticia de un hecho real. Los personajes (y co-protagonistas) que representan a Orson Welles se convierten en dos, uno el narrador, otro el director (Welles narró y dirigió el programa). Están interpretados por Alexander Scourby (una de las grandes voces de Hollywood) y un cierto Robert Blackburn, que no tuvo una carrera nada destacada.
El desarrollo es rápido, es divertido intentar reconocer a las jóvenes futuras estrellas entre el reparto, y a pesar de lo tópico de muchas situaciones, éstas están bien resueltas: personalmente destaco las escenas en la CBS, que muestran muy a las claras cómo se trabajaba en la radio, y los divertidos parroquianos de un bar que se piensan que no es una invasión marciana, sino que han llegado los nazis a invadir EE.UU. y se van para el “lugar de los hechos” de lo más felices, a satisfacer su morbo (barman incluido).
Ameno y breve, este telefilme me ha dejado un gran sabor de boca. He aquí una razón por la que el cine temía a la televisión y tuvo que acabar aliándose con ella: con las mismas cuatro perras, el cine producía basura y la tele buen material.
bigladiesman
8
Otra de esas películas (en realidad un mediometraje) que sin tratar directamente temas fantásticos constituye una imprescindible adición a esta base de datos, ya que trata de un acontecimiento que revolucionó el mundo de la ci-fi y del mass media a la vez: es una reconstrucción televisiva (episodio del programa “Studio One”) de la infame noche de Halloween de 1938 en que Orson Welles hizo su extraordinaria y particular versión radiofónica de “La guerra de los mundos” de H.G. Wells, tan convincente que muchísimas personas, en una América sumida aún en la Gran Depresión (que enfilaba su recta final) creyeron lo que oían, lanzando a Welles en su carrera hacia el Olimpo de Hollywood y el de la Cultura en general (y creando – como bien se señala en la misma película - un preludio ficticio a lo que sería terrible realidad unos meses después: el estallido de la II Guerra Mundial).
Además, aparecen montones de futuras estrellas haciendo pequeños papeles. ¿O acaso no os suenan nombres como los de James Coburn, Warren Beatty, Ed Asner, Warren Oates , John Astin o Vincent Gardenia?
En una brillante idea, el protagonista no es un actor, sino uno de los más prestigiosos periodistas de EE.UU.: Edward R. Murrow haciendo de él mismo, lo que le da empaque al asunto (esta idea fue puesta en práctica con éxito en muchas otras películas y series, como por ejemplo “V”). Él narra la acción, queriéndonos dar la sensación de que estamos viendo un documental dramatizado más que una versión ficticia de un hecho real. Los personajes (y co-protagonistas) que representan a Orson Welles se convierten en dos, uno el narrador, otro el director (Welles narró y dirigió el programa). Están interpretados por Alexander Scourby (una de las grandes voces de Hollywood) y un cierto Robert Blackburn, que no tuvo una carrera nada destacada.
El desarrollo es rápido, es divertido intentar reconocer a las jóvenes futuras estrellas entre el reparto, y a pesar de lo tópico de muchas situaciones, éstas están bien resueltas: personalmente destaco las escenas en la CBS, que muestran muy a las claras cómo se trabajaba en la radio, y los divertidos parroquianos de un bar que se piensan que no es una invasión marciana, sino que han llegado los nazis a invadir EE.UU. y se van para el “lugar de los hechos” de lo más felices, a satisfacer su morbo (barman incluido).
Ameno y breve, este telefilme me ha dejado un gran sabor de boca. He aquí una razón por la que el cine temía a la televisión y tuvo que acabar aliándose con ella: con las mismas cuatro perras, el cine producía basura y la tele buen material.
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