Teruo Ishii volvió a tratar el tema de la prostitución en esta cuarta entrega de la serie ¨Chitai¨, que cuenta con dos de los mismos protagonistas de ¨Yellow Line¨.
Teruo Yoshida es un torpón ¨sarariman¨ llamado Hiroshi que ignora que su novia, Reiko (Mako Sanjō) combina el trabajo de oficina con el de prostituta de lujo. Yoko Mihara es una simpatiquilla carterista, Mayumi, en busca de emociones fuertes. Juntos se meten en el submundo de la prostitución para resolver un caso de asesinato que podéis ver en la sinópsis de esta ficha.
En el guion del mismo Ishii se tratan de manera pretendidamente semidocumental - especialmente marcado por el uso de la técnica de la cámara temblorosa - las miserias del Japón de la época, esta vez de nuevo en blanco y negro y mostrando las ahora conocidas internacionalmente noches en el barrio de Shibuya, con escenas nocturnas llenas de neones, tiendas de todo tipo y edificios modernos, junto a callejones sórdidos y atestados de establecimientos donde se hacen cosas como una especie de peepshow extremo. El sentido del humor característico de Ishii Yoshida (que en sus apariciones en la serie es bastante cenizo y chasquea los dedos fastidiado) y Mihara (que hace muecas y da respuestas agudas) aligera la sordidez general. Como pequeño aspecto negativo, al final hay todo un deus ex machina de esos.¡Pero descarao, eh, oiga usted!
Técnicamente, además de la fotografía y la ambientación ya nombradas, destaca una muy agradable banda sonora jazz-pop ejecutada por lo que parece un quinteto de guitarra eléctrica, contrabajo, batería, piano y vibráfono, a cargo del compositor Seiji Hiraoka, al parecer bastante popular en Japón en esos tiempos.
No se puede negar que Ishii era el Tennō del Explotation, pero gran parte de sus películitas resultan ser bastante agradecidas de ver. Esta es un buen caso: bronca, acelerada e innegablemente entretenida.
bigladiesman
8
Teruo Ishii volvió a tratar el tema de la prostitución en esta cuarta entrega de la serie ¨Chitai¨, que cuenta con dos de los mismos protagonistas de ¨Yellow Line¨.
Teruo Yoshida es un torpón ¨sarariman¨ llamado Hiroshi que ignora que su novia, Reiko (Mako Sanjō) combina el trabajo de oficina con el de prostituta de lujo. Yoko Mihara es una simpatiquilla carterista, Mayumi, en busca de emociones fuertes. Juntos se meten en el submundo de la prostitución para resolver un caso de asesinato que podéis ver en la sinópsis de esta ficha.
En el guion del mismo Ishii se tratan de manera pretendidamente semidocumental - especialmente marcado por el uso de la técnica de la cámara temblorosa - las miserias del Japón de la época, esta vez de nuevo en blanco y negro y mostrando las ahora conocidas internacionalmente noches en el barrio de Shibuya, con escenas nocturnas llenas de neones, tiendas de todo tipo y edificios modernos, junto a callejones sórdidos y atestados de establecimientos donde se hacen cosas como una especie de peepshow extremo. El sentido del humor característico de Ishii Yoshida (que en sus apariciones en la serie es bastante cenizo y chasquea los dedos fastidiado) y Mihara (que hace muecas y da respuestas agudas) aligera la sordidez general. Como pequeño aspecto negativo, al final hay todo un deus ex machina de esos.¡Pero descarao, eh, oiga usted!
Técnicamente, además de la fotografía y la ambientación ya nombradas, destaca una muy agradable banda sonora jazz-pop ejecutada por lo que parece un quinteto de guitarra eléctrica, contrabajo, batería, piano y vibráfono, a cargo del compositor Seiji Hiraoka, al parecer bastante popular en Japón en esos tiempos.
No se puede negar que Ishii era el Tennō del Explotation, pero gran parte de sus películitas resultan ser bastante agradecidas de ver. Esta es un buen caso: bronca, acelerada e innegablemente entretenida.
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