Psicotrónico y estrafalario clásico del cine de horror del sudeste asiático, considerada película de culto entre los amantes del cine más bizarro y cutre.

Catherine Keane es una antropóloga estadounidense que solicita a un amigo suyo, Mahendra, ayuda para investigar el tema de su próximo libro sobre la magia negra indonesia, or Leák. Mahendra logrará contactarla con una espeluznante bruja local, que aceptará enseñarle los secretos de su magia, sin embargo, la diabólica mujer busca en realidad la oportunidad para utilizar a la mujer en sus macabros planes.

“Leák” (1981), o como se le conoce mundialmente “Mystics in Bali”, constituye sin duda alguna de las experiencias más surrealistas y bizarras que un espectador occidental puede tener. Basada en la novela “Leák Ngakak” de Putra Mada, el film toma uno de los elementos mitológicos más impresionantes y siniestros de la mitología Balinesa, el Léyak, un engendro demoníaco con forma de cabeza humana alada, de la cual cuelgan entrañas, generalmente corazón, pulmones, hígado, estómago e intestinos, que suele asolar y atacar mujeres embarazadas, a las cuales succiona la sangre del feto que tienen en su interior. En cierta medida, se le puede considerar un fantasma vampiro, ya que se trata de un Penanggalan.

De acuerdo a la leyenda, los Léyak son seres humanos que practican la magia negra y el canibalismo, siendo su líder la bruja Rangda, quien juega un importante rol en rituales públicos. Su efigie es muy común en templos mortuorios y durante las festividades religiosas, suele participar de una procesión. Se les puede encontrar en cementerios, alimentándose de cadáveres. Además, tienen el poder de convertirse en animales como cerdos y serpientes. También se dice que tienen una larguísima lengua y largos colmillos con los cuales suelen devorar y succionar la sangre de sus víctimas. Según las creencias locales, cuando se sospecha la presencia de un Léyak, los curanderos suelen aconsejar a las víctimas que dejen que los espíritus protectores se hagan cargo, ya que la venganza del engendro puede resultar peor aún.

Una figura decididamente macabra, que el director H. Tjut Djalil lleva a la gran pantalla de forma efectiva para su época y presupuesto, siendo el film considerado una de las cuatro películas más importantes del horror indonesio por aquellos años, junto a “Pengabdi Stean” (1980), “Sundelbolong” (1981), ambas de Sisworo Gautama Putra, y “Ratu ilmu hitam” (1981) de Liliek Sudjio. Sin embargo, “Mystics in Bali” (1981) resaltará principalmente por homenajear a los grandes clásicos del horror brujeril hongkongnés como “降頭” (1975, Jiang tou) mejor conocida como “Black Magic” así como su secuela “勾魂降頭” (1976, Gou hun jiang tou), ambas de los Hermanos Shaw, y “摧花毒降頭” (1975, Cui hua du jiang tou) de Chin-ku Lu, en Hongkong, principalmente. Así, en un mercado fuertemente manipulado por China y Hongkong, el robustecerá el género junto a otros interesantes films como “蠱” (Gu, 1981) de Kuei Chih-hung; “摩登天師” (1982, Mo deng tian shi) de John Woo, sí, el director triunfador de Hollywood años más tarde; “種鬼” (1983, Zhong Gui) de Richard Yeung Kuen; y “魔” (1983, Mo) de los Hermanos Shaw, alguna de éstas coqueteando con la comedia de terror, que no es el caso de “Mystic in Bali” (1981).

El guión escrito por Jimmy Atmaja, a partir de la novela de Mada, evidentemente desecha toda lógica y coherencia narrativa, no sólo por la temática de horror y fantasía que conlleva la trama, si no por una serie de lapsus que el espectador debe pasar por alto para disfrutar del film. Así es, porque lo mágico de “Mystics in Bali” (1981) está principalmente en el rico imaginario de la tradición de engendros de Indonesia, que resulta tan surrealista e increíble para el espectador occidental, que es imposible que parezca aburrida y predecible. Ciertamente, la película derrocha encanto con una serie de incontables y creativas escenas de horror y fantasía, cada cual más increíble que la anterior, a pesar de la precariedad de los efectos especiales y la cutrez de su realización.

Ahora bien, ello no implica que la película tenga escenas realmente ridículas y risibles, como la caracterización de la bruja Leák. Su apariencia tiene un marcado carácter occidentalista, a saber, la típica mujer de pelo blanco pajoso, arrugada y hasta desfigurada, con una larguísimas uñas y una risa diabólica de la cuál abusará durante todo el metraje. De la misma forma, la escena en la que bruja le “graba” un tatuaje a Catherine en el muslo derecho (un dibujo sacado de un kindergarden) con la lengua resulta de las más psicotrónicas y absurdas, sobre todo considerando que no se podría hablar y tatuar con la lengua simultáneamente.

Otras escenas realmente delirantes y dignas de visionarse son aquellas en las que Catherine y la misma bruja se convierten en cerdas y serpientes, y el enfrentamiento final de la bruja con los tíos de Mahendra, el amigo y novio de Catherine, que incluye una surrealista batalla de poderes místicos, con rayos, árboles arrancados y usados como arma, desprendimiento de piedras, levitaciones y vuelos de todo tipo. Honestamente, no hay espacio para el aburrimiento con todo este espectáculo de delirio narrativo y visual, por lo que en ningún caso hablamos de una abominación.

Uno de los grandes aciertos, y por lo cual la película es bastante conocida entre los amantes de lo bizarro, es su increíble representación del Léyak, que tiene tres apariciones en el film: la primera cuando ataca a una mujer que está a punto de dar a luz; una segunda oportunidad en que vuelve a salir a alimentarse de sangre; y finalmente, la tercera aparición en la que no puede volver con el resto del cuerpo, porque los aldeanos han colocado un talismán (una hoja de papel, por cierto) en la puerta de la casa donde está el cuerpo, lo que se lo impide. Y cuando señalo “increíble” lo digo porque para cualquier equipo de efectos especiales es un desafío representar semejante engendro, y más con presupuestos paupérrimos, y donde el encargado El Badrun recurrió a dos técnicas, la primera de superpsición para sacar la cabeza y las entrañas del cuerpo, y la segunda cuando la cabeza vuela por los exteriores de la aldea.

Otro punto a destacar es el vestuario y el maquillaje, que en líneas generales cumple. Cabe destacar el inicio del film en donde se presentan vistosas y colordias máscaras ceremoniales de demonios en fondos de color negro, como si de cabezas flotantes se tratara. El trabajo de Harry S. Hadhy en maquillaje tiene algunos altibajos, comenzando por la buena caracterización de algunas de las apariciones de la bruja, quien a todo esto aparece con diferentes rostros, y la desigual caracterización de la bruja y Catherine convirtiéndose en serpientes, que comienza con un pobre maquillaje facial y termina de buena forma con una imagen serpentoide.

La película tiene actuaciones malas como es de esperar, pero en ningún caso podría decirse insoportables. Encabezan el reparto, Ilona Agathe Bastian, como Catherine Kean, la antropóloga; Sofía W.D. (“Ratu ilmu hitam”, AKA “La Reina de la Magia Negra”, 1981) quien intepreta a la bruja anciana, además de Debbie Cinthya Dewi en su versión rejuvenecida; y Yos Santo (“Golok Setan”, AKA “La Espada del Diablo”, 1984) como Mahendra.

La música estuvo a cargo de Gatot Sudarto (“Ratu ilmu hitam”, AKA “La Reina de la Magia Negra”, 1981; “Golok Setan”, AKA “La Espada del Diablo”, 1984), destacado y prolífico compositor de grandes “clásicos” casposos de esas latitudes, que privilegia sonidos minimalistas que rememoran la importancia de la magia y el horror del film.

En resumen, una película disfrutable e interesante y bastante lograda dentro de su evidente carencia de presupuesto y buen gusto, con un surrealismo y creatividad que bien el espectador agradecerá.

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¡¡Hay que verla para creerla!!

Una joya freak en la que todos sus aspectos son malos, pero tan malos, que se transforma en una delicia bizarra altamente disfrutable.

La cabeza voladora que vuela con tripas y todo pegada a ella, los diálogos que parecen escritos por un niño, las actuaciones paupérrimas que no tienen ninguna expresividad que se conecte con lo que está aconteciendo, los maquillajes hechos de plastilina, las increibles transformaciones de humano a cerdo o a serpiente, y los visual FXs que harian temblar a ¨industrial Light and Magic¨....

Todo confluye en un preparado inconexo, estúpido, malo a rabiar... que sólo podrá arrancarte risas por montones.

Para describirla sólo extraeré una frase de ella: ¨Todo esto es demasiado Mambo Jambo para mi¨...

IMPERDIBLE BIZARRERIA!!!

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