Conocido por su papel secundario en My Fair Lady, tanto en la escena como en la peli de 1965 (por la que fue nominado a un Oscar), el cantante y cómico Stanley Halloway nos muestra su variedad de registros haciendo de un actor borracho que interpreta a Satanás... Que es llamado por el mismo Diablo (interpretado también por Halloway, solo que con la voz doblada) para que vaya colocando por el mundo un televisor maldito (su altavoz tiene forma de tridente, para que no dudemos de su procedencia) gracias a sus dotes para la actuación y el disfraz en esta poco conocida comedia de la Ealing basada en una obra de teatro.
La tele maldita empieza en manos del Sr. Pedelty, que se convierte en el rey del barrio con sus fiestas de tele, pero empiezan a llegarle facturas de todos lados y su hija tiene que vender la tele a los vecinos de arriba, los recién casados Smith, que solo son el segundo eslabón de la cadena, mientras Pedelty se convierte en todo un marginado (materialismo as usual) que tiene que ir a ver su antigua tele a casa de los Smith… Y el enredo sigue y sigue para solaz esparcimiento del respetable.
El resto del reparto, como toda producción Ealing, está formado por actores si no famosos, bastante reconocidos en las Islas, entre los que destaca Joseph Tomelty (Sr. Pedelty), que tenía 43 años entonces, pero que está impecablemente caracterizado haciendo del ancianito que recibe la tele poseída por primera vez. Su actuación es a nivel de gestos y voces implacablemente cómica. El resto de secundarios esencialmente desfilan por la pantalla flipados con la pantalla dentro de la pantalla (si es que me explico de un claro subido, ¿a que sí?). Hay un momento con ecos del Camarote de los Marx, que siempre divierte. También aparece el incombustible Ernest “Dr. Pretorius” Thesiger, que para los abandomovieros clásicos ya es como un amigo de toda la vida como el Sr. MacDonald, un farmacéutico demasiado ortodoxo con lo que respecta a su religión, con cómicas consecuencias (las caras que pone Thesiger son tan divertidas como siempre).Desgraciadamente, su personaje fallece pronto de viejo.
Tan descacharrante y satírica como The Twonky pero hecha con más medios, nos deja clarito el aún vigente mensaje de que “la tele es un invento del diablo” (y una pequeña sorpresa final). Y ahora, con vuestro permiso, tengo el irresistible impulso de verme enterito un informativo del Piqueras. Nos leemos!
bigladiesman
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Conocido por su papel secundario en My Fair Lady, tanto en la escena como en la peli de 1965 (por la que fue nominado a un Oscar), el cantante y cómico Stanley Halloway nos muestra su variedad de registros haciendo de un actor borracho que interpreta a Satanás... Que es llamado por el mismo Diablo (interpretado también por Halloway, solo que con la voz doblada) para que vaya colocando por el mundo un televisor maldito (su altavoz tiene forma de tridente, para que no dudemos de su procedencia) gracias a sus dotes para la actuación y el disfraz en esta poco conocida comedia de la Ealing basada en una obra de teatro.
La tele maldita empieza en manos del Sr. Pedelty, que se convierte en el rey del barrio con sus fiestas de tele, pero empiezan a llegarle facturas de todos lados y su hija tiene que vender la tele a los vecinos de arriba, los recién casados Smith, que solo son el segundo eslabón de la cadena, mientras Pedelty se convierte en todo un marginado (materialismo as usual) que tiene que ir a ver su antigua tele a casa de los Smith… Y el enredo sigue y sigue para solaz esparcimiento del respetable.
El resto del reparto, como toda producción Ealing, está formado por actores si no famosos, bastante reconocidos en las Islas, entre los que destaca Joseph Tomelty (Sr. Pedelty), que tenía 43 años entonces, pero que está impecablemente caracterizado haciendo del ancianito que recibe la tele poseída por primera vez. Su actuación es a nivel de gestos y voces implacablemente cómica. El resto de secundarios esencialmente desfilan por la pantalla flipados con la pantalla dentro de la pantalla (si es que me explico de un claro subido, ¿a que sí?). Hay un momento con ecos del Camarote de los Marx, que siempre divierte. También aparece el incombustible Ernest “Dr. Pretorius” Thesiger, que para los abandomovieros clásicos ya es como un amigo de toda la vida como el Sr. MacDonald, un farmacéutico demasiado ortodoxo con lo que respecta a su religión, con cómicas consecuencias (las caras que pone Thesiger son tan divertidas como siempre).Desgraciadamente, su personaje fallece pronto de viejo.
Tan descacharrante y satírica como The Twonky pero hecha con más medios, nos deja clarito el aún vigente mensaje de que “la tele es un invento del diablo” (y una pequeña sorpresa final). Y ahora, con vuestro permiso, tengo el irresistible impulso de verme enterito un informativo del Piqueras. Nos leemos!
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