¿No os cansan ya las mil y una maquinaciones del Dr. Mabuse para conquistar el mundo? A mí tampoco: vamos allá.
Peter Van Eyck vuelve a interpretar al mayor Bob Anders de Scotland Yard. En la película anterior se quedó algo a medias, pues es difícil perseguir un fantasma por mucho que lo hayas derrotado una vez.
Lo acompañan un conjunto de actores internacionales: El veterano O.E. Hasse (“Yo confieso”), Yvonne Furneaux, importante secundaria francesa que igual trabajaba con Fellini o Polanski que en la Hammer o en la serie B europea más zumbona, el canadiense Robert Beatty (“2001”, “El desafío de las águilas”, “Dentro del laberinto”...), el uruguayo Gustavo Rojo (“El valle de Gwangi”, la serie de TVE “Policías”). Hay dos apariciones especiales de dos cotizadísimos secundarios: el inglés Leo Genn (muy caracterizado) y la franco-japonesa Yoko Tani.
Este krimi introduce algunas variantes en la fórmula: la fotografía en blanco y negro, el sentido del humor a veces desmadrado, los alocados personajes, los actores que reconocemos de otros krimis, la música marchosa y la estética pop están ahí, pero hay un cambio en la ambientación. La acción trasncurre en Malta y está rodada allí, sin ciudades alemanas o danesas que hagan el papel (que realmente sería ridículo). El argentino Hugo Fregonese dirige – especial mención a su buen tino en las escenas de acción - y escribe Ladislas Fodor, superclásico del subgénero, que a grosso modo intenta hacer un híbrido entre krimi (incluídos esos descacharrantes giros de guion tan suyos, donde todo el mundo puede ser un héroe o un villano inesperadamente, es que hasta el apuntador) y eurospy. Y aquí viene el gran fallo: los films del Dr. Mabuse, siguiendo el espíritu de Fritz Lang en las dos primeras entregas pre-época krimi, siempre tenían ese aire de amenaza latente. Esto es una aventura con mamporros y chistes de tetas, más eurospy que krimi. No sé si es cosa de Fregonese, Fodor o los productores internacionales (estamos ante una coproducción), pero no encuentro que sea el enfoque adecuado.
Lo mejor (para algunos podría ser lo peor) a nivel técnico es algo ya nombrado: la música de otro argentino, Carlos Diernhammer. De acuerdo que quizá no sea la más adecuada, pero es la mar de pegadiza.
La película está bien y es muy, muy entretenida: tanto los eurospies como los krimis eran buenos entretenimientos de serie B en la época y esto pretende ser ambas cosas. Pero eso acaba jugando en contra de ella, pues decide ser más eurospy, y eso en la saga de Mabuse, caracterizada por el clima de tensión constante, desentona más que Manel Navarro y John Cobra haciendo un dúo. Bastante pasable, pero no merece más.
bigladiesman
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¿No os cansan ya las mil y una maquinaciones del Dr. Mabuse para conquistar el mundo? A mí tampoco: vamos allá.
Peter Van Eyck vuelve a interpretar al mayor Bob Anders de Scotland Yard. En la película anterior se quedó algo a medias, pues es difícil perseguir un fantasma por mucho que lo hayas derrotado una vez.
Lo acompañan un conjunto de actores internacionales: El veterano O.E. Hasse (“Yo confieso”), Yvonne Furneaux, importante secundaria francesa que igual trabajaba con Fellini o Polanski que en la Hammer o en la serie B europea más zumbona, el canadiense Robert Beatty (“2001”, “El desafío de las águilas”, “Dentro del laberinto”...), el uruguayo Gustavo Rojo (“El valle de Gwangi”, la serie de TVE “Policías”). Hay dos apariciones especiales de dos cotizadísimos secundarios: el inglés Leo Genn (muy caracterizado) y la franco-japonesa Yoko Tani.
Este krimi introduce algunas variantes en la fórmula: la fotografía en blanco y negro, el sentido del humor a veces desmadrado, los alocados personajes, los actores que reconocemos de otros krimis, la música marchosa y la estética pop están ahí, pero hay un cambio en la ambientación. La acción trasncurre en Malta y está rodada allí, sin ciudades alemanas o danesas que hagan el papel (que realmente sería ridículo). El argentino Hugo Fregonese dirige – especial mención a su buen tino en las escenas de acción - y escribe Ladislas Fodor, superclásico del subgénero, que a grosso modo intenta hacer un híbrido entre krimi (incluídos esos descacharrantes giros de guion tan suyos, donde todo el mundo puede ser un héroe o un villano inesperadamente, es que hasta el apuntador) y eurospy. Y aquí viene el gran fallo: los films del Dr. Mabuse, siguiendo el espíritu de Fritz Lang en las dos primeras entregas pre-época krimi, siempre tenían ese aire de amenaza latente. Esto es una aventura con mamporros y chistes de tetas, más eurospy que krimi. No sé si es cosa de Fregonese, Fodor o los productores internacionales (estamos ante una coproducción), pero no encuentro que sea el enfoque adecuado.
Lo mejor (para algunos podría ser lo peor) a nivel técnico es algo ya nombrado: la música de otro argentino, Carlos Diernhammer. De acuerdo que quizá no sea la más adecuada, pero es la mar de pegadiza.
La película está bien y es muy, muy entretenida: tanto los eurospies como los krimis eran buenos entretenimientos de serie B en la época y esto pretende ser ambas cosas. Pero eso acaba jugando en contra de ella, pues decide ser más eurospy, y eso en la saga de Mabuse, caracterizada por el clima de tensión constante, desentona más que Manel Navarro y John Cobra haciendo un dúo. Bastante pasable, pero no merece más.
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