Jillian (Marlee Matlin) es una amante del ¨running¨ y entrenadora personal de, entre otros, Mickey OMalley (John C. McGinley), un periodista que siempre anda tras conspiraciones que no llegan a ninguna parte, tal y como sabe bien su amigo Ben Kendall (D.B. Sweeney). Aun así, esta vez todo es diferente y Mickey ha descubierto que el robo de una valiosa moneda implica a un policía de gran reputación llamado Brock (Martin Sheen). A partir de aquí, la situación se complica hasta el punto de suponer la muerte de OMalley y el hostigamiento de Brock hacia Jillian y Kendall para recuperar lo que considera suyo.
Estamos ante un ¨thriller¨ de esquema narrativo clásico, que raya a un gran nivel en casi todo su metraje, pero que estropea lo conseguido con un giro de guion (véase spoiler*) tramposo e innecesario a unos 10 minutos del final. Siempre es un placer ver en pantalla a la ganadora del Oscar Marlee Matlin, pero su buen hacer no sirve para aguantar un filme fallido que, además, muestra alguna escena excesivamente azucarada entre Matlin y Sweeney, como esa en la que los dos se ponen a tocar el piano. Una película para completistas que no hace méritos para ser recordada.
Como curiosidad, en un momento del filme suena la canción ¨On the Wings of the Night¨, del grupo de ¨heavy metal¨ Virgin Steele, acreditado como Virgin Steel.
*El giro de guion consiste en que OMalley es el que, finalmente, va detrás de la moneda después de que Brock haya sido detenido por el FBI, algo inverosímil si tenemos en cuenta que representa que el primero había muerto en la explosión del coche que conducía. Si bien es cierto que se dice que su cuerpo no ha sido encontrado en un primer momento, más adelante vemos su entierro y se sobreentiende que ya ha sido hallado, pues como espectador lo normal es pensar que ha habido una elipsis al respecto. Sin duda, los guionistas juegan con ese código no escrito de la narrativa cinematográfica para adecuarlo a su conveniencia, pero lo único que consiguen es una solución burda para alargar la película hasta los 97 minutos de duración.
krugerface
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Jillian (Marlee Matlin) es una amante del ¨running¨ y entrenadora personal de, entre otros, Mickey OMalley (John C. McGinley), un periodista que siempre anda tras conspiraciones que no llegan a ninguna parte, tal y como sabe bien su amigo Ben Kendall (D.B. Sweeney). Aun así, esta vez todo es diferente y Mickey ha descubierto que el robo de una valiosa moneda implica a un policía de gran reputación llamado Brock (Martin Sheen). A partir de aquí, la situación se complica hasta el punto de suponer la muerte de OMalley y el hostigamiento de Brock hacia Jillian y Kendall para recuperar lo que considera suyo.
Estamos ante un ¨thriller¨ de esquema narrativo clásico, que raya a un gran nivel en casi todo su metraje, pero que estropea lo conseguido con un giro de guion (véase spoiler*) tramposo e innecesario a unos 10 minutos del final. Siempre es un placer ver en pantalla a la ganadora del Oscar Marlee Matlin, pero su buen hacer no sirve para aguantar un filme fallido que, además, muestra alguna escena excesivamente azucarada entre Matlin y Sweeney, como esa en la que los dos se ponen a tocar el piano. Una película para completistas que no hace méritos para ser recordada.
Como curiosidad, en un momento del filme suena la canción ¨On the Wings of the Night¨, del grupo de ¨heavy metal¨ Virgin Steele, acreditado como Virgin Steel.
*El giro de guion consiste en que OMalley es el que, finalmente, va detrás de la moneda después de que Brock haya sido detenido por el FBI, algo inverosímil si tenemos en cuenta que representa que el primero había muerto en la explosión del coche que conducía. Si bien es cierto que se dice que su cuerpo no ha sido encontrado en un primer momento, más adelante vemos su entierro y se sobreentiende que ya ha sido hallado, pues como espectador lo normal es pensar que ha habido una elipsis al respecto. Sin duda, los guionistas juegan con ese código no escrito de la narrativa cinematográfica para adecuarlo a su conveniencia, pero lo único que consiguen es una solución burda para alargar la película hasta los 97 minutos de duración.
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