Infumable parodia de clase Z del clásico sobre apocalipsis vampírico de Richard Matheson, considerada una de las peores abominaciones del año de su estreno.

Un mortal virus pandémico que convierte a la población en vampiros libidinosos, ha contagiado a prácticamente todo el pueblo de Portland, siendo Robby el único superviviente al holocausto. Intentando mantenerse a salvo, deberá lidiar con la tentación de lujuriosas y voluptuosas vampiras que sólo quieren morderlo y tener sexo desenfrenadamente con él.

La casposa productora y distribuidora Chezzy Flicks Entertaintment, tratando de sacar partido del inesperado éxito de “Zombieland” (2009) trajo a inicios de la década esta bazofia cinematográfica, que pretende ser una parodia del clásico literario apocalíptico “I am legend” (1954) de Richard Matheson, llevado al cine exitosamente en “L’ultimo uomo della Terra” (1964) dirigida por Ubaldo Ragona y protagonizada por Vincent Price y “The Omega Man” (1971) de Boris Sagal y protagonizada por Charlton Heston, además de la reciente y taquillera “I am legend” (2007) de Francis Lawrence y con Will Smith en el protagónico.

Siempre es celebrable que de vez en cuando, y generalmente desde el cine independiente y de bajo presupuesto, algún locuaz realizador se atreva a transgredir la escena cinematográfica con propuestas demenciales y satíricas, como la parodia, sin embargo, también siempre se espera que éste tenga siquiera la suficiente inteligencia creativa como para hacer que su producto, afecto a calidad técnica, no carezca de habilidad narrativa, un guión inteligente y bien estructurado y una personalidad propia. Lamentablemente, “I am virgin” (2010) de Sean Skelding no es ni siquiera el caso más cercano a ello.

Así es, porque desde el punto de vista narrativo, uno de los pecados más graves que el guionista puede cometer a la hora de crear una parodia es olvidar que la inteligencia ideológica (entiéndase, la forma en que se exponen las ideas) es una de las características fundamentales e irrenuncibiables de este tipo de texto/historia, reemplazando la proliferación de ideas sarcásticas y ácidas, irreverentes y transgresoras por una larga colección de escenas sexuales, en este caso de soft-porno, en donde abusa de forma desequilibrada de la exposición de los atributos de voluptuosas y esculturas féminas en pantalla, entiéndase tetas y culos a granel.

No cabe duda que el cine explotation e independiente siempre ha recurrido al sexo como perno de anclaje para sus historias, y ésta no debería ser la excepción, sin embargo, cuando la trama es tan paupérrima que ni siquiera equilibra lo visual, entiéndase la gran cantidad de parejas teniendo sexo, ni tampoco permite remontarse al producto al que parodia ni ofrecer una crítica social o contextual, el espectador terminará con una sensación de haber perdido su tiempo irremediabe e irritantemente.

Uno de los graves errores del guión es la construcción narrativa del protagonista, el único personaje importante de la historia, a la postre. Robby, interpretado por un poco carismático Adam Elliott Davis, es un joven, con cierto aire a adolescente aún, que fue criado de forma ultraconservadora por sus padres, que a la postre veremos que son muy hipócritas respecto al sexo y que reprimieron brutalmente en él su curiosidad por la sexualidad. Sin embargo, el guión nunca ofrece una explicación lógica de semejante aberración, y más aún, cuando trata de explicar su insistencia en mantenerse virgen. De la misma forma, el guión tampoco hace siquiera simpática está premisa y más bien expone las razones como una mera estupidez idealista, que ni siquiera viene al caso cuando no queda nadie como para que Robby busque el amor verdadero.

El film, debido a su bajo presupuesto asumo, tiene pocas escenas con efectos especiales a pesar de ser una película de bajo presupuesto. Las escenas de mordedura brillan por su ausencia, habiendo más escenas de cuerpos desnudos teniendo sexo que otra cosa. Por momentos, la película parece pornográfica sin embargo nunca llega a mostrar órganos sexuales en primer plano (salvo una o dos escenas en las que el camarógrafo enfoca la vulva de las chicas) o penetración explícita.

La otrora leyenda del cine pornográfico, Ron Jeremy, tiene un pequeño papel como un viejo y gordo hombre convertido en vampiro por su lujuria y quien aconseja a Robby que deje el miedo al sexo y la culpa por desear a las vampiras, consejo que Robby desde luego no seguirá ya que está muy ensimismado por su concepción pecaminosa del sexo. El resto del “reparto” está conformado por strippers y actrices porno de poco renombre, pero con grandes atributos y tatuajes, para los amantes de las chicas rudas que les gusta el buen sexo.

En resumen, una parodia aburrida, ilógica dentro de lo ilógico y estúpida como pocas, que podría definirse más bien como una mera colección de escenas de soft-porn sin la menor gracia.

Me gusta (0) Reportar

El libro clásico de ciencia ficción “I am Legend” escrito por Richard Matheson en 1954 ha sido llevado al cine en varias ocasiones. Dado el estado actual del cine norteamericano, que se hiciera una parodia, y en este caso con elementos eróticos, era solo cuestión de tiempo. Así tenemos finalmente esta “I am Virgin” dirigida por un desconocido Sean Skelding y cuyo gancho principal, aparte de la agradable presencia de una buena cantidad de sexys chicas, es la participación de un ícono de la industria del cine para adultos, el gran Ron Jeremy.

La trama se reduce a ver a Robby, el último virgen sobre la tierra, vagabundeando por una ciudad post apocalíptica en donde un extraño virus convirtió a todos en vampiros lujuriosos. Sinceramente la película no es mayor cosa. Abundantes escenas de sexo softcore, una ambientación de cine B tirando a Z y el personaje de Jeremy son todo lo reseñable.

Me gusta (0) Reportar