Ficha Mind Game

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Críticas de Mind Game (3)




Mad Warrior

  • 28 Dec 2023

9



Nishi preguntándose por la vida. Pero la vida es inesperada, da vueltas, confunde, va por caminos insospechados, da sorpresas, provoca la parálisis del tiempo, la inversión de las cosas. ¿Hay un dios que nos lleva a la muerte o todo es una concatenación fortuita de eventos provocados por nuestros actos?
El impulso lo decide todo, Nishi.

El momento en que haces una elección lo marca todo, incluso si lo más increíble sucede inmediatamente después de tu planeada decisión. ¿No hay vuelta atrás? Pero existe el hecho del esfuerzo, se puede disfrutar ese instante, ¿no es así?, el movimiento hacia un fin. ¡Todo tal vez se pueda cambiar! El sr. Hitoshi Fujisaki (conocido como Robin Nishi) insiste en ello, de forma constante, en la obra maestra de su carrera, un cómic de corta vida (no más de un año duró su publicación) pero mucha sustancia, “MindGame“, que vio la luz en 1.995 y pasó desapercibido para casi todo el mundo.
Era de esperar que esta historia de carácter autobiográfico, trazo grotesco, trama alucinógena, sexo y violencia extrema, críptica simbología y dibujos más cercanos a garabatos y mal encuadrados en las viñetas, atrajera a tan poco público, sin embargo el que fuera asistente de Kazuo Umezu se vio sorprendido (como él predica, la vida siempre sorprende) cuando su trabajo iba a convertirse en un largometraje, años después de haber desaparecido de la mente colectiva. No de la de todos. Desde el seno de 4ºC, el estudio de anime más vanguardista de todo Japón, los fundadores Eiko Tanaka y Koji Morimoto buscan a alguien capaz de plasmar ese universo sin parangón de las páginas a la gran pantalla.

Asumiendo el gran riesgo que suponía eso de cara a la taquilla. Parecía cosa del destino que fuese a parar a las manos de Masaki Yuasa, un tipo de lo más creativo que se desempeña como dibujante, diseñador artístico y guionista de series y películas, en especial de “Shin-chan“. Tanaka le convence así para acometer su primer trabajo de director, sin tener idea de que acababa de abrir una peligrosa caja de pandora: su mente, y ahí dentro todo era posible; éste dijo sentirse emocionado con la visión extrema del mangaka, así que la máxima del film era “capturar la esencia del impulso de cada situación“.
El inicio lo ejemplifica, por ahora incomprensible sucesión de escenas sin orden ni concierto, pedazos de recuerdos o sueños en pedazos, proyecciones de las vidas de individuos que desconocemos, un prólogo ausente en el cómic original que enlazará con éste al aparecer Myon corriendo desesperada para alcanzar el tren y encontrarse con su amigo de la infancia Nishi...un mal disimulado álter-ego del propio autor, perdedor nato, solitario, aspirante a dibujante. Mientras, el título del primer capítulo del manga, “Tu vida es el resultado de tus decisiones“, se repite en los rincones de esa deprimente Osaka de los “90 devorada por la crisis económica y ahogada por la lluvia.

Yuasa, fiel a la narrativa y al mal gusto de Fujisaki, “embellece“ un poco su horrible estilo de dibujo gracias a invenciones formales como los intensos colores que inundan la pantalla, los aberrantes ángulos y movimientos de cámara, la combinación fascinante del 2-D y el 3-D y la inclusión de imágenes reales superpuesta en los rostros de los personajes (estos actores, populares cómicos de Osaka, también les pondrán sus voces). Ya me imagino a Satoshi Kon o Hideaki Anno ante semejante espectáculo con un brillo especial en los ojos...
Y sobre todo el ritmo, endiablado, porque hay que decir que el director no nos da tregua durante los primeros 40 minutos de metraje, marcando el desvío la secuencia de violencia incómoda al más puro estilo Miike desatada dentro del restaurante de la hermana de Myon por una pareja de aviesos yakuzas. Se deben tener la cabeza y el estómago preparados para el festival de locura que se nos abalanza cuando el alma de Nishi, asesinado de un modo cruel y ridículo, salga disparado al Cielo y desafíe las órdenes de un dios dicharachero, amorfo y con mucha mal uva, para regresar a su cuerpo y revertir el curso de las cosas.

De eso trata este “juego mental“, de cambiar el rumbo del destino, de recuperar un instante olvidado a base de correr contra el reloj del tiempo, detenerlo como hace Astro-boy al principio, destruirlo, crear una nueva realidad y sentirla a flor de piel. Sentir de nuevo la vida. Catarsis, no se podría definir de otro modo. Catarsis en estado puro cuando el mangaka resucitado se transforma en estrella de acción de una fantasía delirante y se dirige en el coche de los yakuzas junto a las dos hermanas hacia un “viaje súper-express al Infierno“...¡pero no es el Infierno sino una ballena!
Nuevo giro de la anti-trama que lleva toda la historia a lugares menos excitantes pero no por ellos menos fascinantes. Y es que, tras tanta violencia gratuita y frenesí, es el momento de pensar bien las cosas, sin dejar que la lógica se apodere de la situación...porque, al fin y al cabo, los protagonistas han sido devorados por una ballena, y más tarde encontrados por un hombre que lleva durante décadas en su interior y sobreviviendo de las cosas que ésta se traga. Fujisaki imagina así, en su mente retorcida, una especie de sociedad aparte en la que Nishi, Myon y Yang tendrán que sobrevivir y convivir hasta el día en que puedan salir al exterior.

Una vez conocemos la subtrama del anónimo anciano residente en las tripas del animal esto podría figurarse una recreación del castigo bíblico de Jonás, quien al igual que los anteriores fue devorado por una ballena debido a que evitó la misión de Yahvé de profetizar en Nínive. Como vemos este incidente no sólo se produce por engañar Nishi a Dios y evitar su fatal destino, sino que todos y cada uno de los personajes de “MindGame“ han evitado seguir el camino que para ellos parecía marcado por sus erróneas decisiones, ocupando así ese espacio incluso peor que el Infierno: el purgatorio, y no obstante en un cómodo “impasse“ del que nunca se preocupan de salir.
La narrativa es totalmente lineal, pero Yuasa inserta “flashbacks“, alucinaciones y rupturas con tal imaginación que costará distinguir si todo se trata de un sueño o de la auténtica realidad, y en dichos “flashbacks“, también gracias a las muchas confesiones que llenan el guión, descubrimos que Myon, por ejemplo, deseaba ser campeona de natación pero se detuvo cuando le aumentaron los pechos, que Yang no pudo dedicarse al arte por culpa de los problemas económicos, que el anciano no pudo cerrar un importante trato de tráfico de drogas por la intervención de la policía (su castigo por haber abandonado a su mujer y su hijo...).

Incluso el yakuza que busca al padre de Myon se lamenta de no haberse quedado junto a una mujer que le espera en la estación. Y por supuesto el pobre desgraciado de Nishi, quien jamás tuvo el valor de declarar su amor a la anterior ni de dar un verdadero impulso a su vida. Todos ellos han estado esperando un cambio que les podía haber llevado de cabeza al Cielo o al Infierno, pero el miedo y la cobardía les han dejado en ese “impasse“ existencial; la tripa de la ballena, opuesto a la sociedad a la que el cuarteto protagonista se había acostumbrado, un lugar hostil donde a la fuerza deben esforzarse por sobrevivir, será también el lugar donde experimenten lo fatal de sus cobardes decisiones.
Al enfrentar esto el entusiasmo por encarar una segunda oportunidad nace a cada uno de las mismísimas entrañas, aunque el fin sea decepcionante el proceso de superación valdrá la pena. Ni Fujisaki ni Yuasa celebran la vida como tal, sino la fuerza individual y la voluntad para alcanzar una expectativa. Esto se traduce en pantalla en un estallido de felicidad espontáneo y explosivo; Nishi consigue dibujar, consigue hacer el amor con Myon, ambos convertidos en insectos multicolor, Yang libera la locura artística de su interior mutando en un ser diametralmente opuesto a la aburrida mujer que era antes, y el viejo se une a los ánimos de ellos tres por salir de una vez del bicho.

¿Termina bien?, ¿termina mal? “La historia nunca termina“, reza la película. Es lógico, tanto el Nishi real que escribió el manga y el espectador que está viendo su adaptación animada siguen vivos y escribiendo la historia de su vida día tras día; en un anillo de Moebius, los inexplicables pasajes iniciales toman sentido. Las alternativas de las decisiones vitales de los personajes quedan en un supuesto “¿Y si...?“ a ritmo de vértigo. Aquí puede haber 30 mil millones de finales, salvo un final convencional; Yuasa nos da esa alternativa para que la imaginemos como un objetivo vital a cumplir.
Quedo maravillado por esta libertad de decisiones, emociones y sensaciones, igual que los afortunados que en el momento de su estreno disfrutaron esta obra y que, si bien no captó la gran atención del público a nivel nacional en un 2.004 donde se apiñaban animes más jugosos (“Steamboy“, “El Castillo Ambulante“, la secuela de “Ghost in the Shell“ o la nueva versión de “Appleseed“), sí lo hizo en festivales internacionales, hasta quedar inmortalizada como la joya de culto que es hoy.



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Neasu

  • 1 Feb 2017

8


Una de las películas más flasheras que haya visto en la vida: ¨Mind Game¨ (2004) de Masaki Yuasa, una obra muy experimental que rejunta casi toda técnica de animación conocida.

Viéndola, una comprende qué su simple y entretenida trama parece ser una pequeña parte de un todo. Masaki concibe una estructura críptica y abstracta, llena de capas de sentido y destinada a la libre interpretación. La historia de Robin y compañía, al servicio de algo mucho más grande. Un intrincado rompecabezas en el que nada está dejado al azar. Compuesto además por un gran uso de la metáfora y toda una serie de planteamientos e introspecciones al respecto de los hombres y los dioses, la vida y la muerte, el crimen y el castigo; entre otras tantísimas abstraciones.

Hay toda una serie de secuencias muy imaginativas y flasheras repletas de colores y psicodelia y la banda sonora que las acompaña es tan ecléctica y variopinta como la animación en si misma. Compuesta por Seichi Yamamoto, la música de ¨Mind Game¨, va desde el rock al pop, pasando por electrónica, bossa nova, retazos de música clásica y quien sabe que otros géneros.

Una película que exige el máximo de concentración a su espectador. Cuya trama es dinámica y divertida pero no es sino uno de los tantos engranajes de una maquinaria intelectual gigante. ¨Mind Game¨ es cine lírico y surrealista, a la cual le podrían encontrar toda clase de interpretaciones a lo largo de la vida y que independientemente de si gusta o no, verlo es una experiencia sugestiva.

Puntuación: 8/10 (Muy buena).



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Melchian

  • 20 Sep 2011

10


Lo reconozco, tengo un problema con el anime. La aversión que le proceso proviene seguramente de la gran cantidad de estereotipos que mezclan en casi todas sus historias, siempre las mismas caras, los mismos trazos, las mismas voces… y así sucesivamente hasta formar una lista enorme de señas repetitivas. Esto se une al claro machismo que desprenden la mayoría de series y películas (más en las primeras), una velocidad de la trama pasmosa y una innovación casi nula. En definitiva, no se me hace nada atractivo perder varios días de mi vida en ver una de sus interminables series.

Esto, como todo, tiene sus excepciones. Existen dibujantes de anime que suelen sacar una o dos obras independientes, con carácter personal y que se alejan de las características tan marcadas de sus semejantes. Un ejemplo notable es el “Estudio Ghibli” que me ha enamorado con la mayor parte de las películas que Hayao Miyazaki ha dibujado y dirigido, sumando en últimas instancias a Hiromasa Yonebayashi, encargado de la última película de la empresa. El resto de trabajos que cuentan con mi devoción no vienen al caso pero si el que cierra la lista.

“Mind game” es un largometraje de algo más de hora y media con un argumento difícil de explicar. No es por qué no exista o sea rebuscado o incluso se deje ver más bien poco a lo largo de todo el metraje, simplemente es porque la película te ofrece millones de cosas más en las que fijarte que la insignificante y muy bien llevada trama.

La película empieza con una serie de imágenes desordenadas a las que encuentras un sentido parcial, estas son seguidas por el título y podríamos decir que a partir de aquí empieza la película en sí. Nos presentan a un chico, frustrado dibujante de mangas, que se encuentra con su amor del instituto. Hasta aquí todo normal. Esta le invita a tomar algo a su propio restaurante y es allí donde la cosa se sale de madre. Triadas, muertes, sangre, dioses, ballenas y muchos disparates.

La película es una conjunción de numerosas técnicas de animación, el dibujo clásico, el stop motion, modificación de imágenes reales, grabados, blanco y negro… un enorme alarde de expresionismo plástico. Todo esto es acompañado por varios toques visuales que se repiten a lo largo del metraje: tenemos zonas muy oscuras, con grises, verdes y azules, escenas con tintes muy cálidos donde predominan los anaranjados, rojos y amarillos, otras muy coloristas donde tonos básicos y simples pero todos muy intensos se mezclan formando una escena surrealista e impresionante.

Los estereotipos mencionados anteriormente lejos de suprimirse se ensalzan intensamente transformando lo típico en algo raro y, en cierta manera, innovador. Las expresiones “made in Japon” se tornan esperpénticas dotando a sus personajes de un contorno que se escapa al usualmente utilizado en el resto de trabajos del país nipón.

Todo esto hace que la película te atraiga y produzca un ensimismamiento tal que te abstrae de la realidad. Esto no decae hacia el final del metraje, su desenlace sobrepasa por completo las expectativas de cualquier espectador dejando el listón demasiado alto para que otra película del género mejore el resultado.

En conjunto nos queda un largometraje raro, divertido, con mucha impronta visual, con una historia surrealista de toque muy metafórico de la cual se desprenden conclusiones y moralejas para todos los gustos.

Resumen:

Película surrealista y experimental que mezcla la comedia con medias tintas de tragedia todo con una base de animación que se antoja increíble y aderezado con un humor sutil pero muy expresivo.



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Críticas: 3


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