No es nada fiel al libro original, y tiene un curioso paralelismo con la versión de Tim Burton de Alicia en el País de las Maravillas: aquí Dorothy es ya toda una mujer, y viene a reclamar el trono de Oz, usurpado a su familia años ha (ya lo sé, la de Tim Burton no es exactamente así, pero un poco sí se le parece, creo). Además, no hay bruja por ningún lado, sino un dictador bastante simplón llamado Kruel y su aviesa cómplice Lady Vishuss y el Embajador Wikkd (originalillos los nombres...). Por tanto, tenemos a Oz dividido en dos facciones, monárquicos, liderados por el bien intencuiado pero bastante corto de luces príncipe Kynd y leales a la dulce Dorothy, y, digamos, fachas, que apoyan al inepto dictador.

Pero ello no quiere decir que sea una mala película. No pretende tomarse a si misma en serio, y la historia es una excusa para montones de números de slapstick (algunos muy graciosos, como un tío tirándose de un silo de 50 metros y levanándose tan tranquilo) , protagonizados por actores y actrices especialistas en el género, con experiencia en la productora de Mack Sennett o en la Keystone (entre ellos un jovencísmo y casi irreconocible Oliver Hardy, que es el que se tira del silo, precisamente). Los buenos FX completan lo que es todo un dibujo animado de imagen real. Sinceramente, me he partido de risa con esta peli y su humor ingénuo pero efectivo.

Desgraciadamente, esta película, de considerable presupuesto, fue un fracaso en taquilla, y la productora y la distribuidora tuvieron que declararse en bancarrota

Me gusta (0) Reportar