Retales

Por Javier Bocadulce

Cuando hará dos años me enfrenté por primera vez a la lectura de uno de los relatos de este joven, presentados al certamen auspiciado por el Fanter Film Festival, me llevé una impresión muy grata por sus posibilidades como escritor, refrendadas por las siguientes lecturas que del mismo autor realicé con posterioridad. Su calidad le llevó a ganar el certamen de 2012. Todo ello me inducía a pensar que la reseña que haría de esta recopilación de relatos suyos, realizada por la editorial Seleer, sería, por lógica, muy favorable a sus intereses. La realidad ha desbordado mis expectativas. Nos encontramos ante un talento innato para la construcción de historias con empaque, bien estructuradas, con un ritmo casi musical, como para entonarlas tarareándolas, con unos personajes - siempre poquitos, en general - muy bien perfilados psicológicamente a pesar de la escasa extensión de las páginas; algo que hace pensar que su proyección en el mundo literario va a ser inmediata, si se lo propone.

Vayamos, relato a relato, desgranando esa enorme calidad:

Un ritmo endiablado preside "Dollar to Hell", presente desde el mismo título, que hace referencia a una de las canciones más conocidas de AC/DC, un guiño en toda regla a los gustos musicales heavys de Stephen King, idolatrado por Santos. La trastocada realidad sume a Freddy, el protagonista -Santos empieza a prepararnos con sus referencias al mundillo del terror, en este caso una mención intrínseca al Krugger de un mundo de pesadillas - en un delirio aberrante en el que la acción y el suspense se dan la mano para crear una atmósfera terrorífica que, con suaves pinceladas, el autor dibuja con la inclusión de una máquina mortífera: una cabeza de camión amenazadora, muy al estilo de la protagonista de "El diablo sobre ruedas". Santos se vale de un insultante dominio de la concreción para introducirnos en una historia surrealista, en la que todos los elementos de transformación de la realidad se nos antojan típicos del mundo onírico...¿o no? Los déjà vu, los agobios de las pesadillas hechos realidad, se agolpan en una genialidad, en breves líneas ,que ahonda en la practicidad que ofrece el concepto de ofuscación acreditado en los sueños por su pretendida oscuridad y falsedad, algo tan difícil de interpretar así como de deslindar de sus hipotéticos visos de realidad, que ni la moderna complejidad de los avances tecnológicos se aproximan a desentrañar.

"Longville" es una incursión en el mundo zombi. Ed es el vendedor perfecto, al que nada detiene en su afán por convencer a un cliente, un personaje con claroscuros, una especie de "casi" ateo vendedor de biblias, muy bien perfilado para hacerse en pocas líneas, muy a lo King; en la historia que relata la narración, un nuevo ingrediente nos recuerda a tito Stephen: la niebla como personaje, que ya hizo acto de presencia en Dollar to hell. Es el introductor perfecto como símbolo de lo borroso, en ese anhelo por perfilar un relato entre las brumas de lo imposible por más presente que a nuestros ojos se muestre. Hay que insistir en los guiños de Santos a sus monstruos del cine favoritos: un humano asediado por zombies se presenta como Englund. Sin prescindir de lo gore, éste aparece a cuentagotas, pero siempre en el sitio justo y sin crear empacho. Simplemente, lo utiliza nunca más allá de su funcionalidad más estricta.

"Novela rosa", apenas tres páginas para hacernos contemplar el lado oscuro del mundo editorial, la infamia que se esconde bajo el velo de un clamoroso éxito; el sufrimiento de la auténtica motivación del creador, cuando contempla que su afán, sus gustos, han de verse sacrificados por el valor de los gustos del público. Pero encierra un auténtico canto de esperanza en el surgimiento de una mejor consideración hacia la literatura de terror, tan denostada históricamente: la mano izquierda de Corey Clarkson, su alter ego Black, deja de esconder su morboso estilo para reivindicarse ante el almibarado escritor de novelas rosas de infame éxito. Santos utiliza una simpleza, el mero hecho de que un escritor se encuentre angustiado por tener que ocultarse para escribir lo que en realidad desea, para crear una atmósfera sobrecogedora, un personaje con dos caras y dos mentes en una. Un auténtico psicópata. Una vez más, el homenaje a King está latente: "La mitad oscura". Con todo esto, hay que indicar que Santos no imita a King, simplemente su buen hacer - y sé que tal vez me esté tirando al barro - no se sitúa lejos del genio de Maine. Y, como el mismo Santos confiesa, es un fanático del gran autor americano. Desde que leí su primer relato, comprendí que este joven escritor tenía algo diferente; sólo tiene que creerlo él mismo y, estoy convencido, dará mucho que hablar en el género. Algo muy de agradecer en Santos es que no pueda evitar la inclusión de unos tonos suaves, humorísticos entre tantas secuencias macabras, turbias y bizarras. Realmente, muestra una madurez impropia en un autor que revela que, aunque el gusanillo de la escritura siempre le atenazó, no se decidió a lanzarse a la edición hasta hace apenas dos años.

"Fotos" es un elegante embrollo a modo de fábula clásica en la que el protagonismo no queda claro o, más bien se reparte entre un "sintecho" acosado por la recurrente visita de un trajeado espectro de boca repulsiva y abominable dentadura; éste mismo, reclamando unas fotos que surgen sin mediación humana, de un fotomatón; y este mismo objeto, que tanto nos recuerda por su funcionalidad en el texto a "La cabina" de Mercero, como un enviado de la muerte: una especie de trágica lotería que señala expeliendo en fotos los rostros de sus futuras víctimas. De fondo, el símbolo de la ambición y el egoísmo, integrados en una moneda que el mendigo recoge del suelo y de la que no es capaz de desprenderse, un elemento de vínculo sobrenatural con el espectro y el fotomatón. Un relato magistral.

"Segunda oportunidad", un relato sustancialmente más largo que los demás, muy equilibrado, con unos personajes principales - Laura y su "dual" marido - que, tras su identidad española encarnan, no obstante, dos arquetipos muy comunes de la parafernalia americana: esa pareja que acude a una cabaña junto a un lago - curioso, ¿no? - si bien la mente perversa de Santos le dará un giro realmente sorprendente a lo que parece una historia de malos tratos, para lograr un final impactante a una narración sobre los dimes y diretes de una aparentemente idílica historia de amor que se frustró en los primeros momentos, arrasada por los desvaríos mentales del posesivo y enfermizo marido; una historia que bien podría estar siendo contada por la mano izquierda del escritor de novelas rosas exitosas del mencionado relato "Novela rosa", pues incluso Laura confiesa para sí misma que en los primeros momentos de su matrimonio se sentía viviendo una historia como las que reflejaba su idolatrado Corey Clarkson. Un efectista guiño metaliterario de Santos, con lo que reafirma el efecto de verosimilitud y de bloque en sus relatos. El final, sorprendente, dejará con la boca abierta a más de uno.

"La vecina". José y Angela forman una joven y agradable pareja que vive en un bloque común y corriente - pues el relato no se centra en describir pormenores del mismo, sino en mostrar las características psicológicas de los personajes - , en el que destaca la presencia de una atosigante, peculiar y chismosa vecina de mediana edad, que parece estar encaprichada del joven. La situación resulta extravagante y ligeramente molesta para Angela, pues a la vieja le da igual que ella esté delante cuando tira los tejos al joven. Visto así, esto parecería una comedia de enredo, pero el tunante Santos administra muy bien los elementos de sorpresa, regándolos como sin querer por el texto, dando una eficaz vuelta de tuerca a la extraña actitud de la vieja, quien no es tan cándida como nos hacía ver el autor. Diciendo que es una extraña mezcla entre el personaje femenino de Misery, y el que encarna Luis Tosar en "Mientras duermes", podemos hacernos una pequeña idea. El texto es brillante y contagia la angustia y la desesperación del protagonista, con la culminación en un final apabullante y aprisionador como una tela de araña.

"Secretos" nos narra la miserable ocupación de Víctor Jennings, trabajador en un vertedero, cómo ha enchufado a Jim, su fiel aunque "cortito" amigo en la empresa, pues se trata de un tipo que sabe guardar secretos, algunos más inconfesables que otros. Un ritmo trepidante para una historia con personajes muy de King: el bobo, el médico borrachuzo, pero también con sus guiños a la desmesura del absurdo metafórico de Kafka, con ribetes lovecraftianos, a través de la inclusión de la desagradable presencia de las ratas y sus implicaciones en un final magníficamente rematado, hizo a este relato merecedor del primer premio del certamen de relatos del Fanter de 2012.

Estamos, a mi entender, ante el surgimiento de un futuro autor de éxito de nuestras letras, no sólo del género...


Comentarios (2)



      2359

alex-soad-mdt-9
#1

Suena de PTM...


      2359

crorkz
#2

GyItHW A round of applause for your article post.Really thank you! Fantastic.


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