Alien: Romulus (2024) nos adentra en un terror renovado

Alien: Romulus (2024) regresa al universo creado por Ridley Scott y expandido por James Cameron, situándose entre los eventos de "Alien" (1979) y "Aliens" (1986). La historia sigue a seis jóvenes colonos que, en busca de equipo en una estación espacial abandonada, despiertan el legado sangriento de los Xenomorfos.

Resumen en 3 actos de Alien: Romulus

En el primer acto, Rain (Cailee Spaeny) y su hermano androide Andy (David Jonsson) aceptan participar en el saqueo de la estación Renaissance. La misión parece sencilla: entrar, recoger y salir. Sin embargo, el hallazgo de un nido de Xenomorfos rompe cualquier plan inicial.

En el segundo acto, la tensión se intensifica. El grupo descubre que los alienígenas llegaron cuando la tripulación original recuperó al mítico "Big Chap". Aunque estaba debilitado, sobrevivió el tiempo suficiente para exterminarlos y dejar huevos. Navarro (Aileen Wu) es la primera víctima de un facehugger, iniciando una cadena de muertes que incluye sacrificios heroicos como el de Bjorn (Spike Fearn) y Tyler (Archie Renaux).

El tercer acto introduce a Rook, un androide inquietantemente similar a Ash, que confirma que la corporación Weyland-Yutani sigue obsesionada con el uso de los Xenomorfos como arma biológica. Su traición complica aún más la huida del grupo.

Final explicado de Alien: Romulus

En el clímax, Kay (Isabela Merced) sobrevive a un ataque letal gracias a un suero experimental llamado "Prometheus 5". Pero este aparente salvavidas se convierte en condena cuando da a luz a un híbrido humano-Xenomorfo, el temible "Offspring Creature". La criatura mata a Kay y destruye parcialmente a Andy, dejando a Rain como la última esperanza.

La confrontación final recuerda a la estrategia de Ripley en "Alien": Rain utiliza la presión del vacío espacial para expulsar al híbrido desde el carguero. La película concluye con ella colocando a Andy en estasis antes de partir hacia Yvaga, dejando abierta la puerta a nuevas amenazas.

Simbolismos y ecos de la saga

El personaje de Rook refuerza el motivo recurrente en la franquicia: la traición tecnológica. Weyland-Yutani se convierte aquí en una figura casi mitológica, encarnando la codicia corporativa frente a la fragilidad humana. El híbrido representa la frontera difusa entre creador y criatura, un eco directo de "Prometheus" (2012) y su exploración del origen de la vida.

Es imposible no pensar en cómo Alien: Romulus recupera la claustrofobia de la primera entrega pero añade un toque de horror biotecnológico más visceral, casi como si "La mosca" se cruzara con la épica espacial.

Un cierre oscuro y con futuro

La película concluye dejando claro que Rain ha ganado una batalla, no la guerra. La conexión con la cinta original de 1979 es sólida, pero el universo sigue siendo un lugar hostil donde el peligro no muere… solo muta.

Como si se tratara de una tragedia griega en el espacio, el destino de la protagonista queda sellado por su contacto con lo que nunca debió existir. Y en el silencio del cosmos, sabemos que el ciclo del terror está lejos de romperse.

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