Esta historia va de Ramón. Tal vez, y no sé hasta qué punto, el otro "yo" del propio Román Pinazo. Aunque quien narra el "bizarro" evento no sea otro que el Altísimo, el mismo Dios. Quizás por ello, Román logra ,en poco más de ciento cincuenta páginas, elaborar dos vidas en una sola. Algo milagroso. Haciendo un chiste malo, este Román esPinazo del diablo...

Y estamos hablando de una primera novela. Nada menos. Ya con el título, nos hacemos una pequeña idea de la valentía del autor. Una obra de la que, si exceptuamos cuatro o cinco faltas ortográficas que podemos disculpar, no nos va a dejar aliento. Su rapidez es envolvente, tanto de ideas como de ejecución. Si algo intriga de este autor es que, bajo su supuesta inmadurez literaria, se esconde un pulmón de escritor a tener en cuenta. Lástima que la edición de este "bombazo" no esté a la altura. Demasiados fallos que permiten intuir que no le hayan dedicado especial atención a lo que tenían entre manos para publicar. Una novela que se merecía una presentación majestuosa.

Pero vayamos al meollo de la acción. Borrachuzo, consumidor de crack, mujeriego, Ramón toma conciencia repentina de su propia insignificancia cuando recapacita sobre su soledad. Ha perdido a su perro- ¡ahora se da cuenta!-, su único afecto real en este miserable mundo. Si no eres nada, mejor que te vayas de este pobre vertedero por la puerta de atrás. De nada te sirve que seas el Rey de la cama si tu corazón está vacío de sentimientos. Siempre que los necesites, claro...

A veces, las decisiones no tienen vuelta atrás. Incluso, en ocasiones, un accidente te lleva por el camino elegido y desechado en último término. ¿O no? Viajar en el tiempo, una segunda oportunidad milagrosa para cambiar aquello que no estuvo bien en tu vida; la resurrección, conociendo de antemano qué hiciste, permitiéndote la autocorrección...temas que no son nuevos ni en la literatura ni en el cine. De hecho, no sé si intencionadamente o no, Román Pinazo pergeña un auténtico homenaje al séptimo arte y a los mitos que los nostálgicos que tengamos más allá de treinta años, vamos-intuyo- a agradecer.

El hecho es que Ramón, a su muerte, conseguirá una entrevista personal con el propio Dios, ¡más magnánimo él...! Vamos, que le da otra oportunidad. Regresará a la Tierra y revivirá sus experiencias. Lo que él no sabe es que va a ser otra vez él mismo. Desde el principio. Un adulto en el cuerpo de un recién nacido. ¡Anda, como en "Mira quién habla"!.Eso para empezar. Reeditará su vida, revivirá episodios ya vividos, bajo distinta óptica. Se enfrentará a variopintos adversarios. A los mismos adultos que le sirvieron como familia, esos "engendros" a los que acabará conociendo, disculpando y, sí, también amando.

Muchos aspectos serán sencillos de rectificar. Se le abrirán los ojos sobre ciertos prejuicios que había adoptado. Tendrá la posibilidad de vengarse y modificar-¿?- su pasado y su futuro. Será su propia voluntad y su propio destino. Dios tan sólo es un narrador, muy enrollado, sí, pero que pasa de todo.

Tras la presunta bizarría de la historia que se nos relata, se esconden toneladas de sentimientos que no caen en la ñoñería y que, a través de pasadizos escabrosos, Pinazo se ha atrevido a mezclar con una soltura impropia de un primerizo.

Sexo, humor, aventuras, transformación del villano en héroe...más sexo, más sexo...bueno, ya está bien. La verdad es que, fuera de lo que pudiera parecer, el mérito de Pinazo es que nos cuenta algo que, pareciendo superficial, nos llega al corazoncito. Se permite incluso la moraleja, que no cae nunca en la moralina. Y remata bien la novela...que no quiero destripar.

Sinceramente, la recomiendo a todo aquél que desee pasar un buen rato con una lectura de calidad, dúctil y cercana. Un ejercicio de buen gusto, utilizando un argumento que podría parecer escandaloso.
Me quedaría corto aseverando que me sorprendió la novela de Pinazo. Es de lo más brillante que he leído en muchos meses. Junto a las maravillas de Juanjo Ramírez, para mí, de lo mejor del año, ciñéndonos al hecho de que son autores "noveles". Le voy a dar un 8 porque me reservo el 9 para lo próximo que escriba Román. Estoy convencido de ello.