Llevamos ya unos cuantos años en los que ninguna película de terror parece destinada a quedarse grabada en la memoria colectiva, y, por desgracia, 2025 no parece que vaya a romper esa racha. Eso no significa que haya sido un mal año para el género, ni mucho menos. Hay títulos notables, películas que merece la pena ver sí o sí, aunque ninguna de ellas tenga pinta de convertirse en un clásico dentro de unos años.

Dicho esto, aquí van siete películas de 2025 que deberías ver, y las razones por las que creemos que lo merecen.

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Weapons

Porque, muy probablemente, es la mejor película de terror del año. Parte de una idea con cierta originalidad (solo cierta, tampoco nos engañemos), pero sabe desarrollarla con una narrativa que mantiene el interés durante todo el metraje.

El reparto está a gran nivel, con mención especial para la maléfica tía Gladys, un personaje memorable al que Amy Madigan le saca todo el jugo posible (no sería raro verla recoger algún premio). Julia Garner, por su parte, está fantástica, transmitiendo a la perfección el terror y la vulnerabilidad de su personaje, y de paso sirve como redención tras la fallida Hombre Lobo.

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Los Pecadores

Porque aunque su arranque puede hacerse algo cuesta arriba, esos primeros minutos compensan por su potente sello de producción, que ya deja claro que estamos ante una película con ambiciones serias. No sería descabellado verla colarse en alguna conversación de premios, incluidos los Oscar.

Y, sobre todo, porque su tramo final —absolutamente desatado y muy en la línea de Abierto hasta el amanecer— hace que toda la espera merezca la pena. Insistimos: su mayor virtud es la calidad de producción y cómo sabe jugar sus cartas.

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Devuélvemela

Porque, aun siendo claramente inferior a Háblame, la anterior película de sus responsables, sigue siendo un título de terror muy sólido. La historia resulta interesante y, en varios momentos, genuinamente inquietante.

Tiene escenas muy bien construidas a nivel de tensión y atmósfera, capaces de provocar auténticos escalofríos. Ese parece ser ya el sello de identidad de sus directores: terror directo, incómodo y eficaz.

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La acompañante

Porque es muy divertida y, sinceramente, eso ya es motivo suficiente para no perdérsela. Es la típica película que vista con público —especialmente en un festival— se convierte en todo un acontecimiento.

Su historia conecta mucho con temas actuales como la inteligencia artificial, las relaciones personales y la dependencia emocional. Drew Hancock debuta aquí con muy buen pie y deja claro que habrá que seguirle la pista en el futuro.

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Together

Por su originalidad, sin duda. Y por cómo aborda el desgaste del amor y las relaciones de pareja desde el terror corporal, algo que no se ve todos los días.

Se la ha comparado con La sustancia, y aunque está lejos de ella en casi todos los aspectos, eso no le impide tener personalidad propia. Su tramo final es poco previsible y, muy probablemente, te dejará con una sonrisa torcida al acabar.

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Dangerous Animals

Porque engloba a la perfección todo un tipo de películas dentro del género sin ningún tipo de pretensión. Si eres fan de los asesinos en serie desatados, en la línea de Mick Taylor en Wolf Creek, este título no te lo puedes perder.

Aquí, además, se suman los tiburones a la ecuación, creando un cóctel que sabe a algo que ya hemos probado antes y que reconocemos al primer trago… pero, joder, cómo se disfruta igualmente. Es cine de terror directo, salvaje y sin complejos, de ese que entra solo y se goza de principio a fin.

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Destino Final: Lazos de Sangre

Porque sí, vuelve a ser más de lo mismo, pero seamos honestos: teníamos muchísimas ganas de volver a ver exactamente eso. A veces dejar reposar una franquicia funciona (mirad Alien: Romulus), y aquí pasa algo parecido. Destino Final regresa sabiendo perfectamente qué es y qué espera su público.

Además, la película llega con una despedida tan triste como directa: el adiós de Tony Todd, que se despide del público sin rodeos. Solo por ese momento, cualquier amante del género debería pasar por taquilla.