Hoy rescatamos del baúl de los 80 una secuela que lleva el terror y la comedia a partes iguales al siguiente nivel. Estamos hablando de “Ghoulies II” (1988), una película que, aunque a menudo eclipsada por otras franquicias de pequeños monstruos, merece su lugar en el panteón de los clásicos del terror ochentero. Dirigida por Albert Band, esta secuela ofrece un buen cóctel de terror ligero, monstruos ridículos y momentos de comedia involuntaria que la convierten en una joya del cine B.
¿De qué va “Ghoulies II”?
Esta vez, los diminutos demonios conocidos como Ghoulies encuentran su camino a un parque de atracciones itinerante y terminan causando estragos en una casa del terror. ¿La premisa? Bastante sencilla, pero eso es parte del encanto. Los Ghoulies aprovechan el ambiente oscuro y caótico del parque para desatar su violencia absurda y aterradora sobre empleados y visitantes desprevenidos.
El caos comienza cuando el sobrino del dueño del parque, Larry (Damon Martin), y su amigo Sir Nigel (Phil Fondacaro), un actor de baja estatura que trabaja en la atracción de la casa del terror, descubren que las pequeñas criaturas han hecho de la atracción su hogar. Lo que sigue es una batalla entre el grupo de humanos y estos pequeños monstruos, en un enfrentamiento que es tan absurdo como divertido.
Actuaciones memorables… en su propio estilo
No te equivoques, no estamos hablando de actuaciones dignas de premios, pero es justamente esa falta de pretensiones lo que hace que “Ghoulies II” funcione tan bien. Damon Martin como Larry encarna perfectamente al héroe juvenil despreocupado, mientras que Phil Fondacaro, como Sir Nigel, le aporta un toque genuino de carisma y simpatía a la película. Y, por supuesto, los verdaderos protagonistas son los Ghoulies, cada uno con su propia personalidad traviesa y descontrolada.
Efectos especiales prácticos y magia de los 80
Una de las mayores fortalezas de “Ghoulies II” radica en sus efectos especiales prácticos. En lugar de depender de CGI (que, por suerte, aún no dominaba la industria), la película utiliza títeres y efectos de stop-motion para dar vida a los Ghoulies. Estos pequeños monstruos, aunque claramente falsos, tienen un encanto innegable. Sus movimientos torpes y expresiones exageradas solo añaden a la diversión de ver cómo se desatan en el parque de atracciones.
Humor y terror en perfecta mezcla
“Ghoulies II” no se toma demasiado en serio, y eso es lo que la hace especial. A diferencia de otros títulos del género, aquí el humor es intencional y fluye de la absurda naturaleza de los Ghoulies, su diseño extravagante y las situaciones ridículas en las que se encuentran. Esta mezcla de horror ligero y comedia crea una película que es ideal para una noche divertida con amigos, con más risas que sustos genuinos.
¿Por qué deberías verla?
Si eres fan de los monstruos, el humor absurdo y las películas de terror ligeras de los 80, “Ghoulies II” es un imprescindible. No pretende ser una obra maestra, y ahí radica su magia: es una película que sabe lo que es y disfruta al máximo de su propia naturaleza extravagante. Es perfecta para los que buscan algo divertido, un tanto ridículo y muy, muy ochentero.
Conclusión: Un tesoro del Cine B
“Ghoulies II” es un recordatorio de por qué amamos el cine de terror de los 80: porque se atreve a ser extravagante, creativo y completamente loco. Si buscas una película que te haga reír, pero que también tenga su dosis de monstruos, esta joya olvidada es justo lo que necesitas. Dale una oportunidad y prepárate para una noche de risas y sustos ligeros.
Este enfoque asegura que “Ghoulies II” sea vista como lo que es: una divertida película de culto que, a pesar de sus limitaciones, sigue siendo una de las mejores representantes del cine B de los años 80.
Llevo tiempo pensando, ya que lo paso muy bien en general con el cine de franquicias y en particular si son ochenteras o de explotaciòn, que me gustarìa una oleada de remakes o incluso secuelas de films màs “menores“ de la serie B, como esta saga de Ghoulies, e incluso peores ! Se habla en otra noticia de Spookies por ejemplo.
Siempre buscando el tono y para un pùblico còmplice e interesado en ese tipo de cine, si lo hay.
viciou
#1
La tengo pendiente, la veré
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