Hay películas que, a pesar de no romper el molde, consiguen capturar el interés del público, y “El Cuco” es una de esas propuestas que se enmarcan en el género del terror psicológico pero que no acaba de asustar del todo. Dirigida por Mar Targarona, quien ya exploró el terror en su película anterior "Dos", la cinta se presenta como un inquietante thriller que busca innovar dentro del cine español de género, pero termina perdiendo su rumbo en ciertos momentos.
La historia sigue a Anna y Marc, interpretados magistralmente por Belén Cuesta y Jorge Suquet, quienes se embarcan en un intercambio de casas que, como era de esperar, no sale como lo planearon. Es innegable que Targarona ha sabido utilizar elementos comunes del cine de terror, fusionando el folklore tradicional con modernas aplicaciones de intercambio de pisos, y presentándonos un film que, aunque familiar, tiene un toque fresco.
Sin embargo, hay elementos que detienen a "El Cuco" de alcanzar las alturas del género. Si bien bebe de películas icónicas como "La Semilla del Diablo" y "Psicosis", se siente, en ocasiones, que la película está demasiado atada a sus referencias, limitando su capacidad para sorprender al espectador. Además, algunos puntos del guión carecen de originalidad, algo que se nota especialmente en la resolución de la trama.
No obstante, lo que realmente salva a la película es la interpretación de Belén Cuesta, quien, en una desviación de sus papeles anteriores, brilla en cada escena y se convierte en el faro en medio de una trama que a veces se siente dispersa. Jorge Suquet, por su parte, ofrece un desempeño sólido que complementa a la perfección a Cuesta.
En cuanto a la banda sonora, hay momentos en que su pomposidad tiende a deslucir el ambiente creado. Una pena, ya que con una música más medida, la atmósfera podría haber sido aún más envolvente.
“El Cuco” es un viaje oscuro y en ocasiones perturbador que, aunque no redefinirá el género del terror, sí nos ofrece una visión interesante de lo que el cine español puede hacer en este ámbito. Es fresco, es moderno, pero le falta un poco de ese toque único que la haría destacar del montón. Sin duda, una película que invita a la reflexión y que nos mantiene en vilo, pero que podría haber dado mucho más de sí.
DE NIRO
#1
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