Orson Welles como Le Chiffre fue una petición expresa de Peter Sellers, lo que hace que la enemistad entre ambos durante el rodaje sepa aún peor.

La idea original de Charles K. Feldman era hacer una película seria a partir del guion que Ben Hecht había hecho a mediados de lo 50 cuando los derechos cinematográficos de Casino Royale estaban en manos de Gregory Ratoff. Para ello quiso contar con la presencia de Sean Connery como protagonista, pero el caché de 1.000.000 $ del actor y el hecho de que tuviera que negociar con EON le hizo tirar atrás.
Tiempo después Feldman le comentaría a Connery que le hubiera salido más a cuenta traérselo, y, aunque no consta que se arrepintiera de su “invento�, se dice que el estrés acumulado causado por el rodaje afectó físicamente al productor, que tenía el corazón débil y falleció de un paro cardíaco en 1969.

Se dice que solo dos personas vieron el guion completo antes del rodaje: Charles K. Feldman, que lo tenía guardado en una caja fuerte, y David Niven, al que Feldman dejó leer el guion para convencerlo de unirse al proyecto.

Muchas de las estrellas que aparecen en la película aparecen por casualidad: William Holden había llegado a Londres en una escala de un viaje a Nairobi, visitó el set y le gustó tanto el ambientazo que decidió alargar la estancia.
Deborah Kerr entro a visitar el set y salió con un contrato de seis semanas.
Peter OToole había ido a visitar a John Huston al hotel, y cuando éste le contó que saldrían gaiteros, se apuntó a la juerga a cambio de unas cajas de whisky y champán.
Hugh Hefner no salió en la película, pero estuvo unos días merodeando por el set. Logró contratar como playmates a un buen número de las chicas que salen de extras en la película.
Sophia Loren estaba rodando cerca y se dejó caer varias veces por el set. Le propusieron un cameo pero no se concretó.

En ese rodaje tan duro, el principal entretenimiento del reparto y el equipo era el póker. Se dice que, especialmente, cuando coincidieron en un estudio con el equipo que estaba rodando Doce del patíbulo, aquello parecía Las Vegas.

Woody Allen tenía que trabajar 10 semanas en la película y acabó estando casi un año en Londres: se pasó casi todo el tiempo escribiendo nuevos proyectos, jugando al póker y comprando arte.
Allen acabó tan disgustado con la película que se volvió a EE.UU. antes de hora en un tremendo arrebato, yendo directamente del estudio al avión totalmente caracterizado como Dr. Noah.

Igual a Charles K. Feldman le supo mal el trago que le hizo pasar a Woody: le produjo uno de los proyectos que había escrito en Londres: “Toma el dinero y corre�.

Terence Cooper fue uno de los primeros actores que se contrató para el rodaje: era una apuesta personal de Feldman. Cooper se pasó dos años cobrando sin hacer nada, viajando y siendo pendenciero, y cuando se tuvo que incorporar al rodaje costó encontrarlo (estaba en el Caribe). Las cosas como sean, en cuando recibió un telegrama reclamándole, Cooper se subió al primer avión y trabajó a destajo durante todo su tiempo en el rodaje.

Al final, viendo cómo divagaba Peter Sellers, que llegó a agredir a su amigo, el director novel Joseph McGrath (con los años el director fetiche de Sellers junto a Blake Edwards), Val Guest pidió su despido durante el rodaje de la tortura de Le Chiffre.
A eso viene que repentinamente Vesper se cargue a Tramble sin motivo aparente en una escena, la de los gaiteros, montada con material que iba para otra secuencia, fotos fijas y un torpe montaje. Parece un Youtube Poop.
Probablemente no se sepa jamás que hubiera sido de Evelyn Tramble si Sellers hubiera llegado al final del rodaje.

[Sigue de la anterior curiosidad]
No es tanto una locura de Sellers como un accidente, en la primera toma con Jacqueline Bisset, éste tenía que disparar y fallar, pero el tiro fue certeramente a la cara de Bisset. Era una salva, claro, pero el disparo a corta distancia con éstas es muy peligroso.
Restos de explosivo impactaron en la cara de Bisset, provocándole pequeñas pero sangrantes heridas en el rostro además de las esperables quemaduras. Emcima, le cayó la botella de champán que llevaba en los pies. En resumen: ¡Auch!.
Desde entonces, la aún poco experimentada Bisset le pilló bastante miedo a Sellers.

Peter Sellers se encontraba en el punto más bajo de una gravísima depresión, y su mente divagó durante todo el rodaje. Eso sí, cuando se gritaba “Acción� se metía a fondo en su papel.

Los dos posts que siguen contienen una selección de sus idas de olla durante el largo rodaje, con datos sacados del libro “The James Bond Dossiers�, de Paul Duncan (Ed. Taschen) y fuentes on-line.

Sellers empezó la película tomándose su papel en serio: quería ser Bond, un Bond como el de las novelas. Durante dos meses estuvo en este plan. Después decidió que no era para él, volvió a la parodia y se perdieron esos dos meses de rodaje.
¿Esa delirante escena salida de ninguna parte donde se disfraza de diversos personajes? Idea suya: siendo judío, se disfraza de Hitler para provocar y se parece tanto que hace que el fotógrafo oficial del rodaje, veterano de la 2ª G.M. ponga pies en polvorosa (Sellers se enfadó mucho: quería fotos promocionales); se viste de Tolouse-Lautrec porque era uno de sus sueños como actor y hace de Napoleón Bonaparte para llamar la atención de John Huston, que paralelamente a esta película está pre-produciendo una sobre la batalla de Waterloo (no se rodaría).
A parte de ser él el que insiste en poner a su ídolo deportivo Stirling Moss en la peli, se dedica a pasear por Londres con el Rolls nuevecito que le ha comprado el productor Feldman como parte del sueldo de esta película más “Qué tal, Pussycat�. Le coge obsesión por la seguridad vial y empieza a hacer de justiciero urbano por Londres, llamando desde el teléfono del Rolls a Scotland Yard para denunciar supuestos infractores, a los que incluso arresta
personalmente. Se presenta a todos los juicios como denunciante, perdiéndose varios días de rodaje.

Orson Welles era reacio a aparecer en la película, y solo la hizo por la vieja amistad y eterna gratitud (le co-produjo su desastrosa versión de MacBeth) que tenía con Charles K. Feldman. Welles se descolgó con exigencias tales como un Rolls Royce con cocinilla incorporada (fue muy bien porque el cada vez más orondo Welles requería coches grandes) o que le sirvieran champán Dom Perignon del 47 en sus escenas como Le Chiffre (le enfureció que para la primera toma le pusieran limonada en la copa).
Por otro lado, a Welles le gustó mucho que Feldman le pidiera hacer algunos de sus trucos de magia, su gran hobby, y los que hace en la película no son FX: son auténticos trucos de su repertorio (bueno, creo que eso de que la pantalla vaya cambiado de color no es suyo, pero a saber).

Selección - incompleta - de actores conocidos en papeles menores no acreditados o secundarios:
- Peter OToole (él mismo: “lo mejor que ha habido en el mundo�)
- Jacqueline Bisset (Miss Goodthighs)
- Geraldine Chaplin (homenajeando a la etapa de su padre en la Keystone: es uno de los Keystone Kops que aparecen al final)
- Angelica Huston (doble de Deborah Kerr)
- David Prowse (su primera aparición como Monstruo de Frankenstein, antes de la Hammer).
- Milton Reid (el antiguo y futuro enemigo oficial de Bond y clásico de la Hammer hace de hindú).
- Jack Gwillim (el importante secundario inglés es uno de los militares de la subasta).
- Stirling Moss (la estrella de la F1 hace de chófer idiota)
- Ian Hendry (el co-protagonista de “Repulsión� y “Asesino implacable� hace de extra)
- Burt Kwouk (el entrañable Kato de las secuelas de La Pantera Rosa es otro de los militares en la subasta. Se da la circunstancia de que también sale en “Solo se vive dos veces�).

Las futuras chicas Bond oficiales Angela Scoular (Buttercup) y Caroline Munro (extra en el Casino) también aparecen en la película.

Peter Sellers y Orson Welles solo rodaron un día juntos antes de tener un tremendo choque de egos que hizo que los tuvieran que separar. Parece que se debió a que la princesa Margarita de Inglaterra. Sellers y Margarita se conocían de hacía tiempo y el actor, para llamar la atención se fue hacia ella todo pavoneándose. La hermana de la reina Isabel o bien no se dio cuenta o bien le vio las intenciones, porque se fue derecha a Welles y empezó a hablarle maravillas sin mirar siquiera a Sellers. Le dio tal ataque de envidia que se largó del set y rehusó trabajar con Welles.
Supongo que debió ser más tarde ese mismo día, Ursula Andress debía entrar en escena montada en un elefante (no preguntéis por qué: ni ellos lo sabían), y Sellers, por algún motivo, se quedó a gusto gritando “¡No!¡Con un elefante ya he tenido bastante!�. Welles no se tomó nada bien el insulto, por supuesto, y aunque parece que no dijo nada, a su vez decidió que no quería ver nunca más a Sellers. Fue tal el enfado que cambió todas las líneas que le había escrito el propio Sellers en el guion.
Mientras tanto, Andress lloraba, histérica. El equipo pensó de buenas a primeras que le hacía ilusión entrar en elefante, pero lo que realmente quería era lucir el vestido tipo hindú de tramoya que llevaba puesto. Charles K. Feldman, su padre artístico, le tuvo que prometer que lo llevaría otra escena. Y así es: aparece con ese vestido junto a David Niven en una escena. Incluso pusieron un par de líneas de diálogo sobre lo poco oportuno de dicha vestimenta.
¿Y el elefante? Pues lo tuvieron que devolver, que Sellers mandaba mucho.

El cameo de Jean-Paul Belmondo fue más casual que otra cosa: por aquel tiempo tenía un lío con Ursula Andress, con la que pasaba tórridos fines de semana. Al presentarse en Londres pera uno de éstos durante el rodaje, le ofrecieron aparecer en la película (cobrando, supongo) y él aceptó.

Cuando ya se sabía que Sean Connery iba a abandonar el papel de Bond, uno de los muy favoritos para sucederle era Terence Cooper, uno de los siete Bonds de esta película. Aunque la amistad entre Charles K. Feldman y su antiguo empleado Albert R. Broccoli evitó que “Casino Royale� y “Solo se vive dos veces� se pisaran mutuamente, los productores del Bond oficial no le perdonaron a Cooper que se fuera a la competencia y se fueron a buscar su nuevo Bond a otra parte.

Completando una información que tenemos más abajo, Columbia estaba dispuesta a poner la para la época mareante cantidad de 25.000.000 $ en la película, pero Charles K. Feldman recortó los gastos a menos de la mitad. Parte del ahorro lo logró el astuto Feldman haciendo que la mayoría de estrellas de la película aparecieran en papeles muy cortos, por no decir cameos.

La película fue una gran influencia para los directores de la nouvelle vague.
Entre sus detractores encontramos al hombre que heredó de Gance la idea de hacer una superproducción sobre Napoleón, Stanley Kubrick, que la consideraba una película muy conseguida visualmente pero tosca en todo el resto.

No sé si será un récord, pero la película ha contado hasta el momento con 30 versiones distintas, la mayoría a cargo del ya nombrado Kevin Bronlow.

La película se estrenó a lo grande en la Ópera de París. Lo que tenía que ser solo la premiere se prorrogó a 10 pases dado el enorme éxito que obtuvo.

Muchos de los extras de las escenas de interiores se reclutaron entre trabajadores en huelga de una planta de Renault que estaba justo al lado de Estudios Billancourt.

Abel Gance tuvo que ceder el control creativo de la película (y a la larga, de su carrera) tras varios meses de parón en el rodaje: los capitalistas que financiaban la película o se largaron o se arruinaron, y el director, por tal de acabar su proyecto, tuvo que darlo al 100 % a los nuevos productores.

El autor de la biografía de Napoleón de la que la peli saca gran parte del guion, Élie Fauré, se carteó con Abel Gance durante el rodaje. En una de las misivas le suplicaba que no hiciera “saltar a Bonaparte sobre el caballo al estilo de Douglas Fairbanks�.

Ved la película y mirad si le hizo caso o no, aunque ya os podéis imaginar...

Durante el rodaje de exteriores en las calles de Ajaccio, que atrajeron a auténticas multitudes de curiosos que se agolpaban junto a los extras, se hizo acompañar a Albert Dieudonné de un escolta muy frikazo que al grito de “Vive Bonaparte!� señalaba la presencia del actor, supongo que para hacer sitio y que los curiosos vestidos a la moda de 1926 se alejaran de la zona de las cámaras.

Es probable que a mucha gente no le hiciera gracia: Napoleón I no es profeta en su Córcega natal, precisamente.

Hubo que lamentar algunos heridos durante el rodaje: el crío que hace de joven Napoleón, Vladimir Roudenko, sufrió una rotura de nariz cuando un gamberro (o quién sabe si seguía el guion LITERALMENTE) le tiró una bola de nieve con una piedra dentro (el resto de bolas eran de algodón).
Posteriormente hubo una explosión accidental que hiró levemente, entre otros, al mismo Abel Gance.

Abel Gance probó a varios actores antes de decidirse por su antiguo colaborador Albert Dieudonné. Existen incluso imágenes del cásting.
Se consideró en primer lugar al cineasta alemán Lupu Pick, que fue rechazado por no parecerse a lo que buscaba Gance. Así y todo, como se dice más abajo, Gance y Pick establecieron una relación profesional que dio sus frutos.
Otros candidatos fueron Edmond Van Daële (obtuvo el papel de Robespierre), el dramaturgo René Fauchois o la estrella rusa Ivan Mosjoukine.

Dieudonné lograría el papel montando una performance tremenda: totalmente caracterizado, se presentó en el mismísimo castillo de Fontainebleau, donde Gance estaba alojado para empaparse de ambiente, en plena noche y le solicitó al anciano guarda que lo anunciara. El guarda, muy intimidado por la situación, le dijo a Gance que el fantasma de Napoleón se estaba paseando por los salones. Gance fue a ver y quedó convencido con lo que vio.