Ficha La Marrana

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Críticas de La Marrana (2)




Mad Warrior

  • 3 Apr 2022

5



Qué momento de esplendor para el reinado español. A los moros se les echa por fin de Granada, la unidad religiosa es lo primordial en una península unificada bajo el mando de Fernando y su prima Isabel, ¨la puta más piadosa¨ que existía, según Pío IX.
Pero no es la óptica de los nobles la que vamos a adoptar...

En 1.992 se celebraban cinco siglos, nada menos, desde que Cristoforo Colombo se equivocó de ruta marítima y acabó con sus huesos en la playa de una tierra que no era la que él creía...ya ven, menudo acontecimiento haber dado con eso que ahora llamamos América. Pues parece que muchos se ponen de acuerdo desde las artes cinematográficas para celebrar el quinto centenario, siendo Ridley Scott y John Glen los más recordados; pero un laureado albaceteño que hacía poco estrenó la no muy recordada ¨Viuda del Capitán Estrada¨, cree que la situación también podía ser tratada desde otra perspectiva.
Así es, José Luis Cuerda va a homenajear la España no de la Reconquista o del Siglo de Oro, sino la España de la Leyenda Negra, una distinción que hace eco en las afiladas palabras de Bartolomé: ¨...son como el oro y el plomo, [...] una libra de uno pesa lo mismo que la del otro, pero a la primera se le tiene más aprecio¨. Lo que hace es atajar por un camino donde no va a haber sitio para héroes, ni grandes batallas, ni pomposas descripciones, pero sí se agencia a uno de los mayores tesoros de nuestro cine, el sr. Alfredo Landa, y lo coloca al lado de un entonces joven y cada vez más respetado Antonio Resines.

El prólogo con que se nos introduce en esta historia es la muestra del humor tan socarrón que siempre caracterizó al director, una descripción a lo NODO de esa patria reunificada por los reyes, de toma de Granada y de expulsión de millones de judíos por la vía sangrienta, sin mencionar las acciones de la Santa Inquisición y la extrema pobreza y represión a la que se resignaba el pueblo llano (¿había tiempo aquí para celebraciones?, yo diría que no). La cámara entonces sigue desde atrás a un tipejo cualquiera que representa lo que es España en ese momento, y que mira de reojo, desconfiado.
¿Se trata de un poeta o un erudito? No, de un fugado de Túnez (o eso es lo que dirá); este Bartolomé es un pordiosero que arrastra su hambre y mala suerte quejándose de ello a Dios, a quien profesa una falsa devoción. Todo será falsedad, engaño y chufa, lo que le lleva a unirse a otro pobre desgraciado, más honesto pero igual de mísero, desertor del ejército (o eso es lo que dirá); y a partir de aquí seguiremos el peregrinaje de estos simpáticos desheredados acompañados de una portentosa cerda que da título al film y es un oasis de esperanza para calmar el mayor terror de un pobre: el hambre. Pero una esperanza inalcanzable, solo soñada.

Cuerda se permite soñar en una tierra que es de auténtica pesadilla, y perfila un dúo de ¨sancho panzas¨ sin ningún Don Quijote a su vera, porque aquí no hacen falta caballeros, que se dejan los pies a través de los bosques, las ciénagas, los pueblos, que están llenos de truhanes, bandidos, ciegos, mujeriegos, brujas, clérigos corruptos y rameras explotadas, una sinfonía de lo ruin y delirante como si el director evocara a Valle-Inclán y su desfiguración esperpéntica de la realidad para hacer brotar su auténtica esencia: la de un mundo viciado con la violencia, el sexo, la corrupción y la desidia.
En su andar, Bartolomé y Ruy se convierten en un padre e hijo postizos, ofreciendo el primero su charlatanería con ínfulas de intelectual y el segundo muestras de algo que el anterior quizás jamás conoció: inocencia y bondad. Cuerda les mira y se ríe de ellos y con ellos sin apoyarse en otra cosa salvo la accidentada trama episódica, llenando cada interacción y encuentro de grosería, sexo, blasfemia y humor escatológico (pero no con una intención tan maliciosa como al principio pudiésemos creer, más bien paródica y absurda, marca de la casa de su cine) a la vez que toda la sociedad es objeto de burda y cruda desmitificación, desde los altos escalafones hasta las bajas letrinas.

¨La Marrana¨, sin embargo, adolece de esa carencia argumental, de esa falta de una auténtica historia, y de ir presentándonos secundarios tan extravagantes e interesantes que no gozarán ni de un buen desarrollo ni de la atención que se merecen, como la bruja que va a ser quemada en la hoguera, el fugitivo Bartolomé, el trovador ciego de Agustín González, el hipócrita sermoneador fray Juan de Fernando Rey y sobre todo la soñadora ramera de Cayetana Guillén-Cuervo, de lejos el mejor de estos personajes (una lástima que, más allá del destape, se le prive de una evolución).
Landa y Resines sí forman un dúo ejemplar y donde ambos pueden hacer gala de su ¨vis¨ cómica y entrañable, si bien lo más destacado es el cuidado diseño de producción de Rafael Palmero, que recrea esa España rural sucia, embarrada y pestilente, cuyos hedores y colores son captados por Hans Burman en una labor magnífica de fotografía. En el momento de su estreno y tras presentarse en Valladolid dejó al público y la crítica divididos, a pesar de llevarse después un Goya (para Landa), siendo objeto de malas opiniones por su visión tan cochambrosa y grosera de la Historia y la España del Siglo de Oro.

Nada grandilocuente ni espectacular. Una oda a la picaresca, a la comedia burlesca, a la poesía desarraigada, a las hazañas sin héroes, a la aventura absurda y sobre todo a los desgraciados que viven de sueños.
Así deja Cuerda a sus héroes, soñando al calor de una fogata mientras degustan una rata como cena, ejemplificando a la perfección la sabia enseñanza de Bartolomé: ¨...Lo que uno desea es mayor cuanto más lejos está¨.



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Parnaso

  • 24 Dec 2016

8


Excelente película de José Luis Cuerda que recrea la era medieval tan excelentemente como lo hacía Passolini.
La marrana transcurre en el año 1492,donde la corte católica española se disponía a tocar las narices a todo dios con sus leyes,bulas y determinaciones sin sobleces.Este hecho se narra al inicio para situarnos en la época,cosa que se agradece y emociona.
Después ya aparece el protagonista que es alcanzado al tuntún para que sea el protagonista de la historia sobre un desertor pobre que actúa con picardía desenvuelta para llevarse algo a la boca,en el camnino conoce a un zagal que apodera en su poder una hermosa marrana y ahí comienzan las pícaras,divertidas y no tan alagueñas aventuras de este par de mozos hambrientos de pan y mujeres.

A mi me ha gustado mucho,ver el primer fotograma que rezuma olor a mierda de vaca ya me ha congratulado muchísimo,la intro poniéndonos en situación describiendo la situación en España,Alfredo Landa que está genial(merecido Goya)no así su compaero Resines que da más bien vergüencilla,la música renacentista que tanto motiva...Las instrucciones y enseñanzas que dan Bartolome y el cura...Calité total.
Muy entretenida y sustanciosa.



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