Madre mía Sonny Chiba y su brillante saga, una de las sagas más raras de todos los tiempos porque en vez de empeorar y hacerse más y más repetitiva ¨The Street Fighters Last Revenge¨ mejora, mejora mucho y bajo mi punto de vista se convierte en la mejor de la trilogía ¡Qué gozada! ¿Por qué ¨The Street Fighters Last Revenge¨ se ha convertido en la mejor de la trilogía y una de las mejores películas de Artes Marciales jamás hecha? Porque mejora lo mejor de la primera y lo mejor de la segunda convirtiendo ¨The Street Fighters Last Revenge¨ en un clásico instantáneo para todos aquellos para amamos este loco género pasado totalmente de moda.
La primera era una gran película pero lo cierto es que a veces se tornaba un poco lenta, el argumento era un poco complejo de seguir y al final acababas perdiendo el interés por lo que le pasaba, la segunda si que era endiablada, pero al final no dejaba de ser un relleno, me explico, la historia era un rellene entre pelea y pelea de Sonny Chiba, aquí en ¨The Street Fighters Last Revenge¨ todo es perfecto, la historia es entretenida, vemos a Sonny Chiba recuperando una cosa, le roban, la recupera, se pincha a una tia, se la vuelve a pinchar se lo vuelven a robar...
Aunque el argumento de ¨The Street Fighters Last Revenge¨ es sencillo te engancha, además, las peleas están bien integradas y están al servicio de la trama, por ejemplo, Sonny Chiba disfrazado como policía para a unos malvados y les pega una paliza y les roba, ese hecho tendrá trascendencia (Mayor o menor) en el desarrollo de la película, en la anterior, los guionistas se limitaron a meter a Sonny Chiba en sitios (En una habitación o en una sauna) y a hacer que personajes variopintos fueran a matarle ¿Funcionó? Claro que sí ¨The Return of the Street Fighter¨ es un peliculón pero ¨The Street Fighters Last Revenge¨ es más redonda si cabe.
Además, otra cosa que a priori puede parecer algo banal, sin embargo para mi no lo es, en ¨The Street Fighters Last Revenge¨ encontraremos a la horma del zapato de Sonny Chiba, un karateka de Okinawa que repartirá estopa que da gusto ¡Además es fiscal público! Al más puro estilo Dos Caras/Harvey Dent de Batman este personaje reparte que da gusto a ambos bandos, todo por dinero, será el gran adversario de Sonny Chiba y el más fuerte desde que inició la trilogía, de hecho, me ha agradado más que el famoso malvado de la primera entrega y de la segunda (Sin cuerdas vocales por un enfrentamiento contra Chiba)
Si acaso pongo una pega a ¨The Street Fighters Last Revenge¨, se ha visto poco del maestro gordito de Chiba que es un crack, es el que le enseña el kárate de Okinawa que finalmente le ayuda a vencer en la batalla final.
Una pena que ¨The Street Fighters Last Revenge¨ sea el final de todo, me ha encantado la película y me ha encantado la saga, ocho bien merecido.
Críticas: 2
bigladiesman
8
¿Pero qué pasa con Tsurugi, tronco? Solo empezar vemos su apartamento, que ya vimos en la primera parte y no era gran cosa, convertido en una especie de batcueva donde nuestro mercenario, convertido aquí en todo un Rollin Hand, guarda su arsenal de trucos.
Y además, para cerrar su trilogía, lo vemos metido hasta el cuello en una trama de corrupción política. Sonny Chiba sigue básicamente imitando a Bruce Lee, pero aquí tenemos un Tsurugi más locuaz, chistoso e incluso – para lo que es él – galante.
Para darle la réplica tenemos a una estupenda Eiko Rike, actriz de destape (en Japón “pink films”) que hace arder la pantalla como su sexy, taimada y totalmente desalmada Ayā Owada, una femme fatale a la máxima potencia (la compararon con la musa de Russ Meyer Tura Satana. Yo creo que Owada es más bella y se destapa más, también pero menos imponente y carismática que la americana. De todas formas, excelente) que constituye a mi juicio el mejor personaje de toda la saga y la única fémina capaz de enamorar a otro desalmado como es Tsurugi.
La trama es simple y algo menos explícitamente violenta – en el sexo, en cambio sí que es la más explícita – que las otras entregas pero la extravagancia de todo lo que la rodea las deja en pura narrativa social: aquí hay mariachis superfuertes que tiran rayos láser, un fiscal (interpretado por el sempiterno secundario Koji Wada) – corrupto, claro - capaz de dejar a Tsurugi en un amateur con su dominio de las variedades okinawenses del karate, aspirantes a Cenicienta… Esto parece 100% un manga de Buronson e Ikegami (fijo que esta saga influyó en ellos).
A nivel técnico me ha parecido que las luchas se desarrollan de manera algo más fluída, y se le da un toque más explícitamente funky a la música. Poco más. Sigue siendo pura serie B Toei, sin especiales alardes.
Desde luego, el director Ozawa se guardó lo mejor para el final y se cierra así, admirablemente, una más que notable saga de pelis de artes marciales japonesas.
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