Ficha Johnny Palillo

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Críticas de Johnny Palillo (3)




Mad Warrior

  • 16 Dec 2023

8



Dante, el hombrecillo que mejor representa la inocencia y buena intención pero que es conducido a un sendero de peligros, siendo la bonita Palermo el mejor símil que a uno se le ocurre del Infierno.
Lo peor de todo es la tentación del pecado, en esa amarilla y fálica representación que es el plátano, la fruta prohibida.

En su encarnación la visita ese Roberto Benigni que a principios de los “90 es más que una polémica celebridad nacional, ya ha salido a probar el pastel norteamericano y dado el paso para instaurar, en solitario, su propio estilo detrás de la cámara, definiéndolo en su filmografía esa especie de Trilogía de la Sátira iniciada con “Soy el Pequeño Diablo“, que lejos de su irregularidad sirve para sellar la colaboración con el guionista Vincenzo Cerami y demostrar la fuerza que su visión del humor tiene sobre el público, pues sería un gran éxito de taquilla.
Para la inaugurada Melampo Cinematografica junto a su esposa, Nicoletta Braschi, volverá a ponerse en la piel de ese personaje que todo el mundo ha asumido, es un refinamiento de lo visto a expensas de una producción mucho mayor, aunque las apariencias la disfracen de humilde y pícara comedia italiana del montón, como bien se pretende en un inicio confuso, con el protagonista, Dante, ya siendo presa de los futuros ardides que le esperan sin él siquiera percatarse: en una fiesta una amiga suya escenifica una ruptura y él toma el papel del hombre que la abandonó. Lo que no vemos es a ella pidiendo que represente a dicho personaje...

Así que nada más empezar la historia Dante ya ha sido engañado por una mujer. Mal presagio para un tipejo tan fuera de su entorno como el diablo exorcizado al que el nativo de Arezzo diera vida en su obra previa; la trama, que aún ni ha empezado, pega su primer giro con la aparición de Maria, la misma Braschi, un personaje extraño, excéntrico, que trastoca toda su realidad y con las mismas desaparece. Tendremos tiempo de saber que no se trata de la Maria celestial. A pesar de suceder el primer gran encuentro del argumento (de los muchos que habrán) nos quedamos un rato al lado del protagonista para profundizar en su mundo.
Y lo que sucede es curioso, porque Benigni lo pone en la balanza en un equilibrio perfecto, entre un bonachón inocente y un pícaro sinvergüenza: un conductor de autobús de jóvenes discapacitados que se entretiene estafando al Estado y robando al frutero. Una línea entre el Bien y el Mal bien marcada. Pero cuando vuelve a aparecer Maria es su inocencia lo que le lleva a dejarse embaucar por ella, incluyendo un cambio de “look“ sospechoso. Las maniobras de esta rica señorita serán todo un misterio en el guión hasta ese instante en que desvela su condición “virgiliana“ y le arrastra en un viaje al mismísimo Infierno, llamado Palermo.

Es a partir de aquí, con el metraje no muy avanzado, que la intriga se revela, en un giro amargo, trágico: Maria, “femme fatale“, ha hundido al viajero inocente en una trama negra sirviéndose de su idéntica similitud con su marido Johnny, mafioso despreciado y buscado por todos. Y siempre al servicio del “gag“ socarrón y la ironía existencial, se trata un tema tan actual entonces como el arrepentimiento de los capos usando la clásica idea del pobre desgraciado idéntico a un individuo malvado que usará esa semejanza para sus fines (el mismo complot vivía el vagabundo de “Totò en París“, cambiando ahora a la gitana por la esposa del malvado...).
Este rol de idiota descarado pero de corazón puro no podría ser más “chaplinesco“, en lo primero que se apoya Benigni para Dante, por eso el camino que emprende desde su llegada es un equívoco continuo provocado por su ingenuidad. Verdadera maestría la suya y la de Cerami en la elaboración de este guión donde, a partir de la aparición del repelente Johnny, la historia tomará un nuevo rumbo con cada situación inesperada que viva el protagonista, quien se desenvuelve en ella como un niño: sin comprender nada de lo que sucede a su alrededor.

El mundo de Palermo que se levanta contra él está sumergido en la corrupción desde cualquier punto, la mentira, el vicio, la muerte o la venganza campan a sus anchas; son los pecados del Infierno, pero él desconoce a quien enfrenta, a diferencia de su análogo de la “Divina Comedia“, y no precisa purificarse durante el viaje porque jamás se ve corrompido por el Mal exterior, aunque sí embaucado. Primero será el robo del plátano, mucho más tarde el descubrimiento de su fraude por el dr. Randazzo, luego la cocaína tomada por medicina...
Tampoco Clouseau era consciente de las intrigas que le rodeaban en su saga de “La Pantera Rosa“, y la confusión y el caos que creaba no parecían entorpecer el desarrollo de éstas; aquí, en una maniobra semejante, la trama quiere seguir su propio camino, pero la inocencia de Dante la bloquea y todo se conduce entonces desde su punto de vista. A su vuelta a Cesena creerá que el mayor mal de Palermo es el tráfico, que a la gente la tirotean por robar plátanos, que la policía es una chismosa, que la cocaína es una medicina para la diabetes y que el ministro también estafa al seguro desde hace décadas; todo ha seguido para él un proceso lógico tergiversando toda la historia a su paso.

Tergiversación por medio de la crítica afilada, el “gag“ ingenioso y gamberro, la locura en ambientes de lujo como en las grandes comedias italianas de antaño. Una pura farsa que acaba como un sueño, con el pobre devuelto a su mundo como si nada; ni tan siquiera la tentación del sexo ha logrado romper su pureza (no porque no quisiera, claro).
Benigni, por su parte, vuelve del viaje con el mayor éxito de público de su carrera y de la Historia del cine italiano...nada extraño. Los años no le han sentado bien, farfullan algunos; igual que comprender las situaciones en el film depende de la subjetividad de Dante, en este caso se aplica a comprender el humor de Benigni, y es algo que no todos pueden hacer aún...



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Black Metal

  • 23 May 2013

8



Lo que pude reirme viendo la película no está escrito.
Realmente me lo pasé fenomenal cuando no apostaba demasiado por ella al comienzo, y eso que Roberto Benigni me parece un actor brillante para las comedias. Aún así continué y no me arrepiento, pues una vez Dante llega a Palermo es un descojone de proporciones bíblicas.
Entre el tío esnifando cocaína, después la situación de los platanos, el ministro con su seguro y la experiencia que vive sin darse cuenta de que es el cabeza de turco de un mafioso similar a él en aspecto físico, hace que toda la historia entrelace situaciones tan cómicas y disparatadas que no puedes evitar pasartelo bien.
Muy divertida en todos los aspectos. Recordaba de pequeño que el cine de esté señor, siempre era divertido y con el paso del tiempo le perdí la pista, pero sin duda es buen momento para retomarla, pues el séntido del humor de esté cine es mucho más divertido que los clichés usados hoy en día.



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Bachman

  • 16 Jan 2011

7


Divertida comedia de Roberto Benigni, que se puede ver, aunque no es una obra maestra. Benigni hace una buena labor como director y como protagonista.



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Críticas: 3


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