Ficha Espartaco

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Críticas de Espartaco (8)




asrock3000

  • 18 Jun 2022

9



Espartaco es una película histórica que se estrenó en el año 1960. Está dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, John Gavin y Tony Curtis.
Espartaco era un esclavo tracio que fue vendido como gladiador a Léntulo Batiato. En Italia promovió y dirigió la rebelión de los esclavos (73-71 a.C.) contra la República romana. A medida que recorrían el país, innumerables esclavos se iban sumando a la rebelión. Espartaco intentará llegar con su ejército al sur de Italia para poner rumbo a sus hogares.

¨Espartaco¨ es de esas películas que todo aquel al que le guste o que le apasione el buen cine no debe pasar por alto ni en broma, Stanley Kubrick fue y será uno de los directores mas grandes de la historia del cine ya que dirigió películas míticas que hoy en día son consideradas obras maestras como por ejemplo ¨La Naranja Mecánica¨, ¨La Chaqueta Metálica¨, ¨El Resplandor¨ o ¨2001: Odisea Del Espacio¨, todas ellas grandes películas pero una de sus obras más memorables fue sin lugar a dudas ¨Espartaco¨ que si bien puede que no sea la película mas personal de Stanley Kubrick pero de una cosa si estoy seguro y es que ¨Espartaco¨ es un peliculón tremendo, fue una película que tenía todas las de perder debido a ciertas diferencias entre los actores y el director o también porque era una película demasiado violenta para aquel entonces pero en fin, esto para mí como también para muchos es lo que se llama cine de verdad, sin lugar a dudas es una obra maestra y también una de las mejores películas históricas de todos los tiempos porque ya han pasado más de sesenta años desde su estrenó y aún así sigue siendo una película extraordinaria.

¨Espartaco¨ es una película colosal, nos cuenta la historia de un esclavo tracio que dirigió la rebelión de los esclavos contra la República Romana, es una historia que esta cargada de aventura, acción, drama y romance que pese a durar más de tres horas se hace muy llevadera y entretenida simplemente porque su historia logra cautivar y tocar el alma del espectador, puede que su argumento poco tenga que ver con la historia real pero no se puede negar que la película es emotiva, esta llena de momentos realmente memorables y escenas míticas, un ritmo trepidante y muy dinámico ya que durante sus tres horazas de metraje no llega a aburrir en ningún momento, también cuenta con diálogos correctos y otros detalles que la hacen elevar aún más serían la banda sonora la cual estuvo excepcional y ni se hable del gran elenco de actores que participan en ella liderados por un Kirk Douglas en todo su esplendor en el que probablemente sea el mejor papel que haya interpretado en toda su carrera.

La película cuenta con un gran elenco de actores encabezado por Kirk Douglas interpretando el papel de Espartaco, Kirk fue un actor legendario cuya época de gloria fue durante los años 40, 50 y 60 ya que durante esas tres décadas participo en gran cantidad de películas míticas y entre ellas se encuentra ¨Espartaco¨, la que probablemente sea la mejor película de su filmografía a falta de ver otras como ¨Los Vikingos¨, ¨Lucha de Gigantes¨ al lado de John Wayne, ¨Duelo de Titanes¨ con Burt Lancaster y ¨20.000 Leguas de Viaje Submarino¨ la cual será mi próxima aventura a disfrutar y pues bueno, lo cierto es que Kirk Douglas la borda en el papel de Espartaco, el personaje esta muy bien caracterizado y la actuación de Kirk Douglas me pareció magnífica así que que cero problemas con el personaje principal porque realmente estuvo fenomenal y ejerce con autoridad el rol principal.

Claro esta que Kirk Douglas no es el único que sobresale en todo el film porque los secundarios también estuvieron de lujo, algunos sobresalen más que otros pero por lo general todos hicieron un gran trabajo como en el caso del legendario actor Laurence Olivier interpretando al cruel e inescrupuloso Craso, otro que me gusto fue Peter Ustinov a quien anteriormente habíamos visto como Nerón en ¨Quo Vadis¨ y que aqui hace el papel de Batiato y otros actores que también sobresalen serían Charles Laughton como Graco o también la bellísima Jean Simmons como Varinia quien fuera el gran amor de Espartaco y por último también tenemos a Tony Curtis un actor que personalmente no es que me guste mucho pero aquí realiza un trabajo bastante aceptable interpretando a Antonino además este junto a Espartaco protagonizan el que es uno de los momentos más fuertes, emotivos y tristes de la película que es cuando ambos se ven obligados a luchar a muerte para ver quién será colgado en la cruz ya que sin lugar a dudas fue un momento acojonante que incluso puede que llegue a tocar a la persona más insensible y fría de corazón

Una cosa que siempre resalto en este tipo de películas es que a nivel técnico y visual son una completa maravilla, sobretodo por los escenarios, los vestuarios y la gran cantidad de extras que hicieron parte de esta magnífica superproducción porque este tipo de películas en aquel entonces eran superproducciones de verdad ya que se requería buena pasta para cubrir los gastos de todo eso. Por otra parte también cabe resaltar las magnificas secuencias de acción ya que las luchas estuvieron muy bien filmadas y fueron espectaculares en especial la Batalla del río Silaro ya que aquella lucha fue realmente impactante pero sobretodo muy violenta convirtiéndose así en uno de los mejores momentos de la película aunque claro que también hay otros momentos que también me parecieron épicos cómo por ejemplo cuando cada uno de los esclavos se levantan diciendo ¡Yo soy Espartaco! o también la escena final cuando Varinia es puesta en libertad junto a su hijo recién nacido y estos al partir se dirigen a la cruz dónde Espartaco se encuentra crucificado dando por hecho así el éxito de la revolución ya que tanto su mujer como su hijo ahora son libres siendo así un final épico y emotivo para una gran película como lo es ¨Espartaco¨.

En definitiva Espartaco es una obra maestra en toda regla, es una película que sin duda alguna merece estar entre las mejores películas de aventuras de toda la historia. Magnífica dirección, magnífica interpretación de Kirk Douglas y el resultado final es una película que quedará para la historia y en si creo que está de más recomendarla porque en estos tiempos me es imposible pensar que una persona a la que verdaderamente le apasione el cine aún no haya visto esta gran joya cinematográfica la cual también es un claro ejemplo de lo que son películas y cine de verdad.



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Miguel Arkangel

  • 28 Sep 2019

10


“¡Yo soy Espartaco!”

“Espartaco” quizás sea la película menos personal del genial Stanley Kubrick, pero sin duda es una de sus obras maestras, y está en la cima del cine épico de todos los tiempos. Es probablemente la más grande película con un mensaje político de la historia del cine. Su conmovedora historia nos cuenta, en esencia, el eterno enfrentamiento entre el hombre rebelde y las injusticias de la poderosa tiranía.

El mérito de haber doblegado a la censura, y haber defendido el film, contra viento y marea, es de Kirk Douglas, quien debió soportar las enormes presiones de productores, medios de comunicación y hasta del gobierno de EEUU, para que despida al guionista Dalton Trumbo, quien estaba en “la lista negra” de Hollywood por su militancia de izquierda. Nada detuvo a Douglas, se mantuvo firme en sus convicciones, a pesar del enorme riesgo para su carrera, y mantuvo el guión de Trumbo.

El resultado fue un film emocionante y épico, con un reparto majestuoso (Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Peter Ustinov, Charles Laughton, Tony Curtis), y escenas que han quedado grabadas en la memoria cinéfila, destacando la escena en que los esclavos prefieren morir crucificados antes que denunciar a Espartaco. A todos se nos hace un nudo en la garganta cuando escuchamos a los esclavos vencidos, levantarse con dignidad, uno por uno, y decir: “¡Yo soy Espartaco!”



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mahotsukai

  • 7 May 2018

10



Legendaria superproducción dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas.

Espartaco (113-71 A.C) fue un esclavo tracio, nacido en el actual territorio de Bulgaria, en ese entonces provincia romana, que encabezó una destacable rebelión, conocida como “Tercera Guerra Servil” o “Guerra de los Esclavos” (73-71 A.C.) y que los mismos historiadores romanos catalogaron como la más compleja en territorio itálico. Espartaco había sido enrolado en las tropas auxiliares de Roma, pero al desertar fue convertido en esclavo y enviado a realizar trabajos forzados en una cantera de yeso, en donde destacaría por su fuerza física. Ciertamente, esta cualidad le permitiría ser comprado por un mercader, Léntulo Batiato, para su escuela de gladiadores, de donde terminaría por escapar junto a un grupo de fieles seguidores.

Conforme recorrían la zona, lograron hacerse con un convoy de armas de gladiadores que saquearon y vencer a una pequeña brigada de romanos enviada a hacerles frente, lo que junto a la gran victoria que obtendría ante el arrogante Cayo Claudio Glabro en la Batalla de Vesubio, consolidarían el poder de la rebelión de Espartaco. Después de ello, Espartaco avanzaría hacia el norte de Italia con el firme propósito de enfrentar rápidamenta a los romanos, derrotarlos y poder salir de la península itálica, ya que estaba consciente de que no tendría éxito desarrollando una larga guerra con la rica y poderosa Roma, y que sólo fuera de los territorios romanos, por ejemplo, Germania, podrían dejar de ser esclavos. En tanto, en Roma eran conscientes que, si no podían derrotar esta rebelión, probablemente el resto de las regiones sometidas podrían eventualmente también rebelarse.

Finalmente, Espartaco, que tuvo serios problemas con su indisciplinado ejército, debió someterse a la decisión de quedarse en la península y la separación de sus fuerzas, siendo derrotado en la Batalla del Río Silario tras la traición de los piratas de Cilicia, con quienes había pactado la utilización de su flota para escapar por el mar Adriático. Tras su triunfo, los romanos decidieron darles una cruel y contundente lección a los esclavos supervivientes de Espartaco, cuyo cuerpo por cierto nunca fue encontrado: cruficificaron a los más de 6 mil prisioneros a lo largo de la Vía Apia, entre Capua y Roma. Así culminaría la rebelión, pero se iniciaba la leyenda de Espartaco.

Por su parte, hacia fines de los 50s, el péplum o “películas épicas antiguas” había alcanzado su cúspide con “Quo Vadis?” (1952) de Marvin Leroy, “Los Diez Mandamientos” (1956) de Cecil B. DeMille y “Ben-Hur” (1959) de William Wyler, y un decepcionado Kirk Douglas, ya consolidado como actor y productor, buscaba la forma de encabezar una superproducción de aquellas, tras haber perdido el papel protagónico de “Ben-Hur” (1959) ante Charlton Heston. De esta forma, Douglas, junto al vicepresidente de su productora Bryna Productions, Edward Lewis, resolverían adaptar la novela “Spartacus” (1951) de Howard Fast, en donde el protagonista desafíaba también el poder de Roma.

Sin embargo, Douglas no conseguiría el respaldo presupuestario de Universal Pictures sino hasta que lograra reunir un reparto de lujo, encabezado por Lawrence Olivier, Charles Laughton y Peter Ustinov, y la confirmación de su productor Edward Lewis y el director Anthony Mann (“El Cid”, 1961; “La Caída del Imperio Romano”, 1964), con quien Douglas no logró nunca congeniar, para reemplazarlo por el joven cineasta Stanley Kubrick, futuro genio realizador de “2001, Odisea en el Espacio” (1968) y “La Naranja Mecánica” (1971), entre otros títulos, y a quien Douglas conoció en el clásico “Senderos de Gloria” (1957). Más aún, Douglas encargaría al guionista Dalton Trumbo, perseguido por el MacCarthismo sobre supuestas participaciones en conspiraciones comunistas, la redacción del guión de “Spartacus” (1960) sobre la base de la novela de Fast, quien lograría capturar la esencia épica y mítica del legendario esclavo y gladiador, que encabecería la lucha por la libertad de los suyos ante la tiranía de Roma, pagando cara su derrota de enfrentarse al más poderoso imperio de su tiempo.

En gran medida, el guión de “Spartacus” (1960) es un canto a la libertad y a la rebeldía de los oprimidos, el derecho a ser libre y decidir su propio futuro, en donde un hombre se ve obligado a combatir para ganarse la dignidad de optar a su libertad. Se trata de una época en donde la esclavitud es parte consolidada y natural de la forma en que el imperio sustenta su estabilidad y poderío, en especial en las provincias conquistadas y en donde la esclavitud deja caer su cruel y despiadada herencia en familias completas, a través de generaciones. Ante esta realidad, no es de extrañar que muchos prefieran la muerte que la sumisión o la eterna condición esclavista.

La lucha de Espartaco, entonces, además de ser fuertemente idealista, no podrá escapar de la tragedia. Obligado a enfrentarse al ejército más disciplinado y poderoso de su tiempo, Espartaco comprenderá que es la lucha misma la que lo hace un hombre libre pero que esa libertad tendrá un alto precio, su vida. Así, como emularía fuerte y posteriormente el William Wallace de Mel Gibson en “Braveheart” (1995), nuestro héroe se convertirá en un líder innato y admirado, por el cual sus hombres estarán dispuestos a dar su vida, porque éste asumirá el liderazgo a partir del respeto por la dignidad de los suyos. No es de extrañar que, a la hora de la derrota, todos estén dispuestos a aceptar la condena compartida.

Ahora bien, como toda película épica, “Spartacus” (1960) debe sortear una serie de elementos cinematográficos complejos y lo hace de la mejor forma para convertirse en un clásico, comenzando con su extenso metraje, pasando por la habilidad del director para controlar los tiempos narrativos y una ostentosa y correcta concreción técnica, hasta el desarrollo de actuaciones sólidas y emblemáticas. Respecto a la extensión del film, hay que señalar que no es más larga que muchas de las grandes películas épicas de su época y que en gran medida el éxito de su filmación se basará en la habilidad de Trumbo de adaptar la novela de Fast, para construir una historia dinámica, concisa e inspiradora. Tan inspiradora que, dicho sea de paso, el propio protagonista de “Spartacus” (1960) mostraría coraje al defender a su guionista al exigir el reconocimiento del crédito por su trabajo narrativo y su lucha por sacarlo de la lista negra de Hollywood, en la que Trumbo se encontraba.

“Spartacus” (1960) inicia en los campos de yeso de Libia, en donde un grupo de esclavos realizan trabajos forzados para los romanos, y en donde inmediatamente un esclavo fornido que intenta ayudar a otro anciano que sucumbe ante el cansancio, terminará golpeando a uno de los capataces. Engrillado y con un futuro incierto, Espartaco será comprado por un mercader de esclavos, quien lo llevará a su escuela de gladiadores. Para el tracio, en principio, no habrá mayor diferencia entre picar yeso bajo el látigo romano que morir en la arena entreteniendo a los inmorales habitantes de la capital del imperio, pero luego descubrirá que el sólo hecho de luchar lo hará libre.

Claramente, hay que señalar que el guión es bastante transparente y honesto, casi descarado, a la hora de presentar a los dos bandos extremos para representar la justicia e igualdad de derechos: Espartaco y los suyos, por un lado, y Craso y la Roma Imperial, por el otro. La trama muestra, sin mayores preámbulos, entonces, la injusticia y la inmoralidad de la esclavitud, con los esclavos tratados como reses (marcados con hierro caliente), alimentados convenientemente (cereales y carnes en cantidades medidas) y utilizados para intereses sexuales particulares. La escena en que las dos mujeres arpías escogen a los gladiadores más musculosos y exijan que estén vestidos de la forma más liviana posible, así como aquella en la que Craso intenta seducir a su esclavo Antonino en el baño, son reflejos de esa tensión sexual en la Antigua Roma que ni Kubrick, ni Douglas, ni Trumbo están dispuestos a omitir y que forma parte de una realidad histórica esencial en la antigüedad. Por supuesto, la censura de la época haría todo cuánto fuese necesario para hostigar al film, pero ciertamente el espectador podrá disfrutar de la versión del director en nuestros días, sin censura y sin cortes.

Pero además del personaje de Espartaco, interpretado en forma sólida e icónica por Kirk Douglas (“El loco del pelo rojo”, 1956; “Senderos de Gloria”, 1957), el guión presentará personajes estructural e interesantamente vinculados con el protagonista, la gran mayoría antagonistas a la causa y a la misma figura del líder de los esclavos. Comenzando por el también legendario Lawrence Olivier (“Henry V”, 1944; “Hamlet”, 1949; “Los niños de Brasil”, 1978; “Dracula”, 1979; “Furia de Titanes”, 1981), quien interpreta al cruel, ambicioso e inescrupuloso, Marco Licinio Craso, general romano que busca destruir a Espartaco en todos los frentes. De esta forma, no sólo busca derrotar la rebelión encabezada por Espartaco, sino que al enterarse de que el líder esclavo se casó y tiene un hijo con la también esclava Varinia, objeto de deseo del recién nombrado Primer Cónsul Romano, planeará quedarse con la mujer, adoptar al niño y borrar todo vestigio de su existencia y causa. Olivier logra interpretar de gran manera a un personaje que representa el peso del poder y el ejercicio del destino, pero que no logra imponerse a la libertad, en especial cuando se conoce el destino de Varinia y el hijo de Espartaco.

Otro personaje interesante será Batiato, interpretado por el reconocido ganador del Oscar, Peter Ustinov (“Quo Vadis?”, 1951; “Topkapi”, 1964; “Jesús de Nazareth”, 1977), quien se quedó con la estatuilla al mejor actor de reparto con este film. Siempre versátil, Ustinov encarnará a un Batiato que no sólo intervendrá en la vida de Espartaco al sacarlo de las canteras de yeso en Libia para enrolarlo en su escuela de gladiadores, sino que también le permitirá al líder rebelde asegurar la vida de su familia y su descendencia, en una jugada maestra del influyente senador Graco, el principal antagonista a las ansias dictatoriales de Craso, interpretado por otra leyenda del cine mundial, Charles Laughton (“La vida privada de Enrique VIII”, 1933; “Rebelión a bordo”, 1936; “La posada de Jamaica”, 1939). Laughton personifica un personaje inteligente, soberbio y digno como pocos, que sabe dar el golpe maestro aún en la más complicada de las situaciones. Ambos personajes, que en el papel surgen también como antagonistas de Espartaco, terminan por ayudarlo indirectamente, en contra del despótico Craso.

También en los personajes secundarios podemos encontrar antagonistas menores, como el instructor de gladiadores y ex esclavo, Marcelo, encarnado por Charles McGraw (“El crepúsculo de los dioses”, 1958; “Los pájaros”, 1963), que representa esa dicotomía de la justicia e injusticia, en la figura de un cruel, desalmado y agitador capataz, que gusta de provocar a los esclavos y hacerles sentir de lo peor, y que por lo mismo no es raro que termine muerto. Draba, interpretado por Woody Strode (“Los diez mandamientos”, 1956; “Hasta que llegó su hora”, 1968) por su parte, que muestra tener una mejor asimilación de su presente como gladiador, surgirá como un oponente temible en su duelo con Espartaco en el caprichoso combate ordenado por Craso, Glabro y sus parejas, pero con su decisión final le enseñará una clara lección a Espartaco sobre la libertad.

El único personaje femenino de peso será Varinia, la bella esclava británica que enloquece a Craso y enamora a Espartaco, interpretada por Jean Simmons (“Hamlet”, 1949; “Horizontes de Grandeza”, 1958). Varinia, destinada a ser utilizada para satisfacción sexual de los romanos, encontrará en el ex esclavo tracio a un hombre noble y digno a pesar de pasado, con el cual terminará proyectándose hasta la tragedia y más allá.

“Spartacus” (1960) constituye uno de los momentos más memorables de la ostentación épica de Hollywood de los 50s y 60s, no sólo por su inversión de USD 12 millones, un dineral por esos años, sino por la cantidad de secuencias fílmicas majestuosas que terminaron por catapultarlo como uno de los 10 mejores films épicos de la historia del cine estadounidense. Bien vale la pena señalar un par de escenas memorables, como la secuencia de enfrentamiento entre Espartaco y Draba, a instancias de los inmorales romanos, en que el esclavo lejos de matar a su oponente luego de reducirlo, ataca a sus verdaderos enemigos, los patricios romanos, pero termina siendo asesinado por la espalda y con alevosía por éstos, en especial, el cobarde general Craso, que esta muy seguro de la inferioridad del esclavo que no le importa.

Otra será la increíble secuencia de la batalla del Río Silario (71 A.C.) en la que se reunieron más de 10 mil 500 extras para su recreación. Kubrick, en una toma que demuestra su genialidad, filma con cámara estática el ordenamiento de las tropas romanas en su clásica formación horizontal, en donde se aprecia la magnitud y poderío de las cohortes romanas, que demuestra el concepto mismo del orden y la eficiencia. Mostrando a dos bandas, con Espartaco pidiendo un último esfuerzo a sus hombres, que luchaban sin un orden establecido sino más bien por intuiciín y Craso apelando a la grandeza imperial que descansa sobre los hombros de las legiones romanas, Kubrick muestra el choque del orden contra la pasión, en la que el primero terminará por imponerse por su eficacia y frialdad.

Para terminar, dos secuencias notablemente dramáticas, la primera en que el fotógrafo Russell Metty (“Sed de mal”, 1958), ganador del Oscar en su categoría por este trabajo, da cuenta de la implacabilidad de la muerte en el campo de batalla, en donde yacen los cuerpos destrozados de miles de esclavos que mueren luchando ante Roma, dignos de hipotecar su existencia ante el imperio más poderoso de su tiempo. En una postal desgarradora y desoladora, Kubrick muestra hombres, mujeres y niños muertos, y una secuencia más depresiva con los prisioneros, en donde Espartaco comprenderá el valor de la lealtad de sus hombres, cuando cierren filas y acepten su brutal destino antes de entregar al hombre que les permitió vivir en libertad por unos meses.

Más conmovedor aún será la secuencia final en que Craso, insaciable en su odio y carácter destructivo hacia Espartaco, lo obliga a batirse en duelo a muerte con su fiel compañero Antonino, ordenando que el vencedor sea crucificado. No contento con arrebatarle a su esposa y a su hijo, Craso obligará a Espartaco a asesinar a su gran amigo, porque entiende que la crucificación será peor que morir de una estocada. La suerte final de Espartaco, ajusticiado por Craso junto a casi 6 mil de sus hombres en una larga fila de cruces en la Vía Apia, sin embargo, no se concretará en el triunfo de Craso, como el espectador se percatará más adelante.

La música de “Spartacus” (1960) estuvo a cargo del compositor Alex North, eterno nominado a los Oscar en la categoría de mejor banda sonora, quien increíblemente nunca se llevó la estatuilla a pesar de haber regalado obras maestras como la música de “Un tranvía llamado deseo” (1951), “Melodía Desencadenada” (1955) y Cleopatra” (1963), entre las 14 nominaciones que tuvo en su carrera. Ya sea con la majestuosa solemnidad de sus notas marciales en la secuencia de la Batalla del Río Silario como en la fragilidad e intimidad de los encuentros de Espartaco y Varinia, North demuestra tener la habilidad necesaria que un péplum monumental como éste demanda de un buen compositor.

“Spartacus” (1960) ganó 4 premios Oscar, al mejor actor secundario (Peter Ustinov), mejor fotografía, mejor vestuario y mejor dirección artística, y nominada a la mejor banda sonora y mejor montaje. También se alzó con el Globo de Oro a la mejor película dramática, y fue nominada al mejor director, mejor actor dramático, mejor actor de reparto y mejor banda sonora. Fue nominada también a la mejor película en los BAFTA, y se quedó con el premio Laurel de Oro al mejor actor protagónico (Douglas) y mejor actor secundario (Ustinov).

En resumen, uno de los grandes clásicos épicos del cine estadounidense y mundial, que tiene todos los aciertos elementales para ser considerada una película de culto, una historia interesante y magistralmente narrada por Kubrick, una factura técnica de proporciones legendarias y un reparto memorable uniendo a cuatro de las grandes leyendas de Hollywood, Kirk Douglas, Lawrence Oliviar, Charles Laughton y Peter Ustinov. Una película absolutamente imprescindible para cualquier cinéfilo.



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[email protected]

  • 13 May 2016

9


Excelente película de mi director favorito de la historia: Stanley Kubrick (con esta cinta ya me vi toda su filmografía). Realmente la película me encantó, es excelente por dónde la mires, una superproducción de las buenas. Por empezar el argumento (que por cierto es basada en hechos reales) me pareció muy original ya que nunca se había tratado la historia de Espartaco en el cine anteriormente o por lo menos nunca se había hecho tan conocida otra película sobre este hombre. Las actuaciones excelentes, sobre todo la de Kirk Douglas. A mi, personalmente, me pasa que a este actor siempre lo veo igual en todas las cintas pero en este film se destaca y esta increíble. La música muy buena, sobre todo la música romántica y melancólica de cuando están Kirk y Varinia juntos. La fotografía me gustó, no se destaca la fotografía como en la mayoría de las cintas de Kubrick pero tengo que reconocer que la fotografía pese a no ser excelente es muy buena, sobre todo en las escenas en interiores. El final el cuál no spoilearé, me encantó, muy emotivo. La película deja varios mensajes lo cuál eso le suma mas puntos todavía ya que las superproducciones de este tipo solían ser solo para entretener. En fin, peliculón. Clásico excelente. Muy recomendable.



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bigladiesman

  • 9 Nov 2014

10


Cada persona importante del cine tiene un ¨proyecto de su vida¨, que puede ser un éxito total o un fracaso rotundo y que destriza carreras. Este fue el proyecto acariciado por Kirk Douglas: un proyecto faraónico dirigido (única vez que hizo una ¨película por encargo¨) por un director en trayectoria ascendente como Stanley Kubrick (fue empezada por Anthony Mann), con un reparto coral cuajado de estrellas, un equipo técnico casi imbatible, y, madre de todos los atrevimientos: novela original y guion de comunistas - Howard Fast, novela; Dalton Trumbo, guion adaptado - represaliados por MacCarthy. El final bien lo sabemos: la película que acabó con el Macarthysmo en Hollywood, el primer proyecto faraónico de Kubrick (dicen los que saben que su impronta se encuentra sobretodo en la fotografía y en la sexualización de los personajes - se deja caer que Espartaco, Antonino y, sobretodo, Craso son bisexuales -) que le dio aún más alas para continuar adelante y un éxito monumental de taquilla. Dicho sea de paso, una buena parte de los personajes principales existieron realmente.


Kirk Douglas es un Espartaco algo mayor pero muy adecuado tanto físicamente como psíquicamente: pone en su interpretación toda la pasión que le inspira esta historia, y le da mil vueltas, por ejemplo, al Ben-Hur de Charlton Heston. Pero este Espartaco tiene un problema: es un héroe demasiado puro y perfecto, a diferencia del de la novela. Ya me extenderé en este tema en cuando comente el guion. Tony Curtis es Antonino, esclavo poeta y mejor amigo (y quizá algo más) de Espartaco. Curtis brilló en este papel. Jean Simmons es la bretona novia de Espartaco, Varinia. Luce bastante bien, y es fiel al personaje de la novela, abnegada y llena de coraje, aunque no la vemos en la batalla final (está saliendo de cuentas, al igual que en la novela).
Laurence Olivier es un histérico, caprichoso y sádico Craso. En ese momento, el mítico actor británico se encontraba un una situación difícil, pero siempre da gusto verlo.
Otro mito, Charles Laughton, en su último papel, es Braco, un cínico y mujeriego político romano que llega a caer bien y todo. Casi todo el mundo coincide en alabar la oscarizada - primera de dos - interpretación del siempre genial Peter Ustinov como Baciato. En la novela, el lanista Baciato era un personaje inmoral y repugnante. Ustinov lo interpreta de manera igual de inmoral y repugnante, pero lo lleva a su terreno, la comedia, haciendo de él, además de lo dicho, un patético cobarde con muchas salidas divertidas que aligera la acción. Es como si el humor malaleche de Kubrick estuviera pegado a él.
Otros intérpretes de relumbrón son John Ireland como el valoroso y despiadado guerrero galo Crixo, John Gavin como un Julio César pre-Guerra de las Galias, Herbert Lom como un rico pirata y mercenario egipcio a sueldo de los esclavos y Woody Strode como gladiador mártir.


Las aportaciones del impresionante guion de Dalton Trumbo respecto a la novela son considerables: el humor y la ironía presentes en varios diálogos, ya nombrados, otra es cierta inclinación hacia apoyar el cristianismo, y se da un mayor protagonismo a las mujeres, que están siempre en primera línea de batalla junto a los hombres, cuando en la novela cuidaban la retaguardia. Y la más importante, hace los personajes menos complejos y los reparte: así, por poner un ejemplo, el heroico y culto pero a veces demasiado vengativo Espartaco de la novela se reparte entre los personajes de Espartaco (héroe), Crixo (despiadado) y Antonino (que no sale en la novela y es el hombre culto). A su vez, el judío David (Harold G. Stone), que era la voz de la conciencia esclava, queda integrado en el mismo Espartaco. Eso se da en varios personajes, y aporta variedad a la película pero perjudica al personaje de Espartaco privándolo de matices, cosa que a cambio adquiere Baciato al ser combinado por el tribuno arruinado Flavio - que no aparece en la peli -1 pero no digo más por no spoilear. Sin embargo es un problema menor en un guion que no se premió como merecía.

La película ganó varios premios técnicos: la fotografía, parece ser que del propio Stanley Kubrick, ganó un Oscar que se llevó un ¨hombre de paja¨, Russell Metty, excelente cámara del que se rumorea que de hecho solo trabajó como fotógrafo principal durante la breve etapa de Anthony Mann, pasando a un puesto secundario al llegar Kubrick (hay quien dice que de hecho lo tuvo sin hacer nada, se sintió marginado y ni el Oscar pudo calmar el rencor que Metty sentía por el cineasta neoyorquino). El diseño de producción se llevo otro Oscar: Los sets son elegantísimos y coloristas, sin los excesos de otras superproducciones. El ruso Alexander Goritzen, ganador de cuatro Oscars, y su equipo, todos nombres importantes de la Universal, se lucen de verdad, especialmente en el elegante diseño de las villas. El vestuario del modisto inglés Arlington Valles y Bill Thomas, no muy variado pero abundante, históricamente acertado y siempre adecuado se llevó otra estatuilla. Los créditos de Saul Bass son muy inquietantes, y la música de Alex North es extrañamente pegadiza.

Son 195 minutos gloriosos: es el mejor peplum que he visto. Con una dirección, reparto y actuaciones espectaculares, un guion brillante, una gran ambición, sentido de la épica, buen mensaje político, poca acción pero excelentes diálogos. Aunque Kubrick no la consideró nunca parte de su cánon cinematográfico, su influencia se nota y muchos de sus fans no dudamos en
contradecirlo. Gracias Mr. Douglas, Mr. Lewis, Mr. Kubrick y Mr. Trumbo, por realizar un producto tan épico y al mismo tiempo tan dotado de mensaje.

¡YO TAMBIÉN SOY ESPARTACO!



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billy_lum

  • 29 Mar 2014

9


Aunque sea la película más impersonal de Kubrick, es una obra maestra del cine de aventuras. Para mí es el pemplum por excelencia. Historia de amor, acción, sensualidad, sensibilidad, todo me interesa y resulta imperecedero. Muestra una bella historia interpretada por el gran Kirk Douglas y según tengo entendido, casi dirigida por él. Aunque se notan las pinceladas del director de Senderos de gloria. La escena de la lucha con Woody Strode previa a escaparse, es maravillosa, fantástica, inolvidable. Esas miradas hacia Jean Simmons son enternecedoras.Ya me estoy emocionando sólo de recordar el épico final. Y se rodó en 1960, por ello merecería un 20. Imprescindible, por supuesto.



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AbomiNahuel

  • 16 Oct 2012

8


Una pelicula bastante larga y algo densa,pero enganchandote con la historia,las casi 2 horas y media no se notan tanto.
Estas deben ser llamadas las verdaderas ¨superproducciones¨ del cine,por todo lo que conlleva:vestuarios,escenarios,extras,etc. y como ya han dicho,propio de un perfeccionista como dicen que era Kubrick.
Correctas actuaciones,tirando a buenas.Plasma bastante bien la crueldad que se vivia en aquellos tiempos,y porqué no un poco de critca social implicita dentro del argumento.
Un film recomendable para curiosos y simpatizantes de las civilizaciones antiguas.
Es un 8



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Xul marcial

  • 21 Oct 2010

10


Stanley Kubrick, Kirk Douglas y semejante reparto en una pelicula de culto total. Una puesta en escena monumental. Es de esas peliculas que te sorprendes de absolutamente todo y con una cantidad de extras que hoy el ordenador lo impide.



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Críticas: 8


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