Ficha La Sirena De Las Aguas Verdes


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Críticas de La Sirena De Las Aguas Verdes (1)




Mad Warrior

  • 14 Jun 2022

4



Las verdes y cristalinas aguas del Caribe, aguas llenas de peligros, de animales letales, de malhechores, también de tesoros de incalculable valor y aventuras sin parangón...no será esta parada en esas aguas la que nos vaya a ofrecer todo eso.
Quiere y lo intenta, pero no lo consigue.

Fácil es relacionar ¨Underwater¨ con esa época de RKO donde se encontraba bajo dominio de Howard Hughes, si bien ya poco tiempo de vida le quedaba al reinado del chiflado magnate antes de pasar a manos de la polifacética firma General Tire & Rubber; un reinado de fracasos, ciertos éxitos, decisiones incongruentes y pérdidas enormes de dinero. La película que nos ocupa adolece de pertenecer a este pésimo momento para la compañía, una de las que la explosiva Jane Russell debía hacer bajo contrato, aunque Hughes quería de protagonista a la rubia Lori Nelson.
Sturges entra como de rebote, tras haber iniciado sus pasos en el ¨western¨ y probar su valía como cineasta artesano y eficiente, sobre todo en materia de aventuras y acción; tendrá que lidiar, al igual que el resto de su equipo, con una producción de lo más accidentada al ser llevada a localizaciones reales de México, Hawaii y más tarde Florida, además de con un guión que no le satisface (trayendo consigo varias reescrituras) y la mala actitud de la actriz estrella, que hacía perder tiempo y dinero a los rodajes. Sin embargo las mejores secuencias del film tienen lugar en el interior de tanques de agua de coste millonario construidos en estudio.

Y el film, haciendo honor a su título, empieza bajo el agua, de cuya secuencia de apertura tuvo que tomar buena nota Steven Spielberg; Dominic y John, dos arquetipos del cine de aventuras, el primero un galante socarrón y el segundo un tipo duro impertérrito, van a dar en plenas aguas caribeñas con un barco hundido siglos atrás y supuestamente guardando un jugoso tesoro en su interior. Evidencia de que aquí se contaba con un reparto de peso y carrera a sus espaldas, el mexicano Luis Antonio de Alonso (Gilbert Roland para todos) y Richard Egan encarnan a estos buscavidas de agallas y descaro locos por hacerse ricos.
El segundo de hecho, que a la vista de su pésima forma de interpretar al personaje uno se pregunta cómo logró hacer carrera en el cine y ser galardonado varias veces, provee a la historia de una narración en primera persona tremendamente incómoda e innecesaria, uno de los mayores hándicaps de este guión de mil y una escrituras. El maltés Joseph Calleja, villano misterioso de Hollywood, aparece de repente como contraparte de los dos ¨héroes¨ en su rol de cazador de tiburones, de aspecto desaliñado y carácter sospechoso e impredecible, una incorporación que destaca por encima del resto, más bien anclados en lo ingenuamente arquetípico.

Russell deslumbra como Theresa no solo por ese físico que a todo hombre hipnotiza, sino por ser la esposa dura y con los pies en la tierra que desafía la ambición ciega que embarga a su marido (¿que le habría visto para casarse con él?), pues este es un relato de codicia y riesgo por encima de todo. Serán las interacciones entre los acartonados personajes, el poco entusiasmo de los actores o la maldita narración omnisciente, que llega cuando uno menos lo espera, pero el caso es que, fuera de las aguas, el ritmo decrece, se ralentiza y se estanca hasta el punto de provocar el bostezo.
Curioso cuando menos pues Sturges siempre tuvo mano hábil en este aspecto y sabía mantener al espectador entretenido; no es el caso a lo largo del periplo organizado por el grupo más inopinado que podríamos esperar en materia de aventuras: los aguerridos y apolíneos héroes, una mujer de armas tomar, una rubia tonta que no pinta nada por ningún sitio y un cura, ¡y échese usted a la mar con semejante tropa! Por otro lado la bellísima y evocadora fotografía de tonos pictóricos de Harry Wild magnifica el aspecto visual de la película, así como el formato SuperScope, estrenándose con ella RKO; éste será uno de los pocos elementos a disfrutar...

En realidad ¨Underwater¨ sí tiene puntos fuertes, pero los flojos sobresalen con más intensidad; entre los primeros, además del estilo formal, no podemos olvidar las tomas filmadas bajo el agua, cargadas de suspense y tensión, como tampoco a Russell en su sensual traje de baño rojo y que bien sería usado como reclamo publicitario en la época, aunque lo mejor, de lejos, es Calleja y su modo sibilino de intervenir en la historia sin ser invitado, irrumpiendo, más bien, en la tranquilidad del resto de personajes y quebrando esa evocadora atmósfera gracias a la violencia y cinismo de su Rico Herrera.
Sturges, ciertamente, no se esfuerza todo lo que podría; incluso esas escenas de búsqueda submarina padecen de un claro desinterés y apatía, las cuales nos hacen pensar que bajo el control de otros se habrían resuelto de mejor manera (en manos de un Raoul Walsh, un Howard Hawks o un Terence Young, por ejemplo, no sólo los instantes mencionados, sino el conjunto, tal vez gozaría de más interés narrativo, una mayor atención en el ritmo y un mejor trato de personajes). Es de lo que más adolece esta obra que sería anunciada a bombo y platillo y terminó siendo un fracaso a todos los niveles...

Una increíble proyección de preestreno en Florida sería realizada bajo las aguas de un lago con periodistas y celebridades varias, cada uno con su escafandra individual, poniendo de manifiesto una vez más la clase de locuras tan inimitables, tan únicas, que se llevaban a cabo en el Hollywood clásico.
Sobre todo si estaban perpetradas por el bueno de Hughes.



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